La NASA aprovechará el eclipse para estudiar la ionosfera Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
11 octubre, 2023
El 14 de octubre ocurrirá un eclipse solar anular que será visible a través de Estados Unidos. La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) de ese país aprovechará para estudiar los efectos del eclipse en la ionosfera.
En abril ocurrirá un eclipse solar total y la operación se repetirá. Esta es una oportunidad única ya que la próxima vez que Estados Unidos viva el paso de un eclipse sobre su territorio será en 2044.
Una misión para observar cuando el Sol no está
El objetivo de la misión es obtener datos que permitan saber cómo la disminución en la luz solar afecta la atmósfera superior. Para esto se realizará una misión que incluye tres cohetes sonda.
El 14 de octubre el brillo del Sol disminuirá al 10% para los observadores en la ruta del eclipse. Para quienes miren desde la franja de paso del eclipse habrá un anillo de fuego rodeando la sombra de la Luna.
El momento en que la Luna cubra al Sol será el indicado para realizar la misión de Perturbaciones Atmosféricas alrededor del Camino del Eclipse (APEP, por sus siglas en inglés). Este nombre coincide con el de una serpiente de la mitología egipcia que estaba enemistada con el dios del Sol: Ra.
En la mitología egipcia APEP persiguió a Ra y ocasionalmente lo consumía. Eso provocaba los eclipses en la cosmovisión del antiguo Egipto.
Tres observadores en la oscuridad
La misión APEP comenzará 35 minutos antes del máximo del eclipse. El primero de los cohetes saldrá en ese momento. El siguiente despegará a la hora en que el evento esté en su clímax. El último lo hará 35 minutos después.
El punto de partida es el Campo de Misiles de las Arenas Blancas en Nuevo México. Cada uno de los cohetes cuenta con instrumentos científicos para hacer mediciones.
Obtendrán datos sobre los cambios en el espectro electromagnético, densidad y temperatura. Cada uno de ellos medirá las condiciones atmosféricas a una altura diferente en la ionosfera.
La ionosfera es una parte de la atmósfera en la que el componente UV de los rayos solares es capaz de alejar electrones de los átomos. Así, se forma un mar de iones y electrones de vuelo alto.
La energía solar mantiene separadas a estas partículas mutuamente atraídas durante el día. Por la noche se recombinan en átomos neutrales para volver a separarse al día siguiente.
Durante un eclipse las condiciones cambian por unos minutos para volver a la normalidad. La temperatura y la densidad de la ionosfera disminuyen y vuelven a subir. Esto provoca un efecto similar al movimiento de las olas que puede afectar a las comunicaciones satelitales, incluido el GPS.
“Si usted piensa en la ionosfera como un estanque con algunas ondulaciones suaves en él, el eclipse es como una lancha que de repente rompe a través del agua”, explica Aroh Barjatya. Él es profesor de ingeniería física en la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle en Daytona Beach, Florida y dirige la misión APEP.
“Crea una estela inmediatamente debajo y detrás de ella, y luego el nivel del agua sube momentáneamente mientras se precipita de nuevo”, agrega Barjatya.
El profesor explica que las telecomunicaciones atraviesan la ionosfera. Nuestra dependencia actual de la comunicación con satélites vuelve indispensable comprender los cambios en la ionosfera y crear modelos de las perturbaciones que ocurren en ella.
Las mediciones de los cohetes que conforman la misión APEP no serán las únicas. Las universidades de Embry-Riddle y Colorado Boulder enviarán globos de gran altitud para que midan los cambios atmosféricos.
Que dos eclipses ocurran en momentos cercanos es una gran oportunidad para los científicos estadounidenses. Sus resultados ayudarán a comprender lo que ocurre con la ionosfera, por donde pasa buena parte de nuestra información actualmente, cuando ocurren cambios rápidos en ella.