La tormenta solar de mayo arrastró satélites en órbita baja Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
24 julio, 2024
A principios de mayo de 2024 hubo una fuerte actividad solar. Entre sus efectos hubo auroras visibles en latitudes bajas, lo que incluyó gran parte del territorio mexicano pero eso no fue todo.
Entre las advertencias que suelen lanzarse ante este tipo de eventos se mencionó posibles afectaciones a las telecomunicaciones. Algo que no se mencionó con tanta insistencia pero ocurrió es que los satélites en órbita baja de la Tierra podían moverse de su posición.
Una migración en órbita baja
Entre el 10 y el 12 de mayo de 2024 ocurrió la mayor tormenta geomagnética de las últimas dos décadas. En 2003 ocurrió una tormenta geomagnética de gran intensidad comparable a la de mayo pasado. Sin embargo, las condiciones tecnológicas eran muy distintas.
En las dos décadas que siguieron se aumentó la oferta de servicios espaciales. Además, actualmente se desarrollan grandes constelaciones de satélites de órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés).
Un par de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) analizó el arrastre que sufrieron estos satélites de órbita baja a causa de la tormenta geomagnética. Se encontraron con el desplazamiento de un gran número de satélites. Los resultados se encuentran publicados en el repositorio arXiv.org.
De acuerdo con el estudio, se tuvo predicciones muy pobres respecto al alcance de la tormenta, incluso cuando se le reconoció con un día de anticipación a su llegada. Lo que se encontró es que los satélites experimentaron un decaimiento sobre sus órbitas ante la tormenta solar.
Los investigadores del MIT se enfocaron en los objetos que se ubican en órbitas entre 1,200 y 2,000 kilómetros de altura, lo que se considera órbita terrestre baja. Consideraron tanto a satélites como objetos de desecho espacial que se ubican a esa altura.
De acuerdo con sus datos, estos objetos perdieron altura a una velocidad de 180 metros por día durante la tormenta solar. Esto no provocó una caída masiva de objetos en órbita baja como algunos podrían imaginar.
Miles de dispositivos espaciales activaron sus propulsores, lo que les permitió ascender. Esta maniobra pudo ser peligrosa debido a que los sistemas anticolisión no calcularon los cambios en la trayectoria de otros satélites.
Si se suma la falta de precisión en las predicciones sobre el clima espacial, se tiene como resultado que predecir las posibles colisiones de satélites era casi imposible. Con el volumen actual de satélites en órbita es más complicado predecir el comportamiento de todos los que se encuentran cerca entre sí. En 2003 la población de satélites era mucho menor.
Los antecedentes que se tienen sobre tormentas geomagnéticas de gran alcance con satélites en órbita son los eventos de 1989 y 2003. Sin embargo, la tormenta de 2024 ocurrió durante un nuevo paradigma satelital con la operación de las constelaciones LEO.
El estudio recuerda que el máximo solar del ciclo actual continuará hasta 2025. Esto quiere decir que podemos esperar que otros eventos similares ocurran en los próximos meses.
De acuerdo con el estudio, es importante que los operadores satelitales comprendan el arrastre que sufren sus dispositivos durante una tormenta geomagnética. Actualmente se depende mucho de los sistemas automatizados y estos podrían tener información insuficiente para reaccionar en el contexto actual.