La verdad sobre la “grieta” en Huejotzingo, Puebla: aquí las pruebas Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
28 mayo, 2019
Por: Deyanira Almazán
Después del poderoso sismo que estremeció el centro del país el pasado 19 de septiembre, muchas cosas han pasado. El número de fallecidos, desafortunadamente, ha ido en aumento, alcanzando esta mañana (23 de septiembre) 295 decesos en todo el país.
Pero otra cosa que ha ido en aumento ha sido la solidaridad de los mexicanos, quienes, junto con las autoridades y expertos nacionales y extranjeros han logrado un saldo muy positivo en las labores de rescate.
Pero no es todo. Este lamentable escenario también ha servido para que algunas personas difundan información falsa y alarmista, cuyo único propósito parece ser el de desinformar y alimentar la histeria colectiva que se vive actualmente en la capital y en los estados afectados del país.
Una de estas notas tuvo que ver con una fractura que supuestamente se abrió en Huejotzingo, Puebla. Varias personas en redes sociales aseguraban que la “tierra se había abierto” y lo relacionaban con un evento apocalíptico, un presagio e incluso la activación de un volcán. La mayoría de los medios ya lo han desmentido, asegurando que se trata de una barranca que ya existía y en donde el polvo se debió a un desgajamiento, que a su vez inquietó a la población.
Pero para explicarlo de manera más clara -y científica-, el equipo de ChemaTierra se trasladó al lugar para documentar y platicar con los pobladores. Esto es lo que investigamos.
La barranca de Huejotzingo, Puebla, denominada “Colo Mapalco” se encuentra dentro de la zona de barrancas del Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl. Si bien diversos medios se refirieron a este barranco como Colo Mapalco, en realidad se trata de una serie de barrancas que recaen en este mismo lugar.
La región está ubicada dentro del Eje Neovolcánico Transmexicano, una cadena montañosa que atraviesa de forma espectacular el centro del país y que se debe al constante desplazamiento de las tres grandes placas que soportan el territorio mexicano: la placa de Cocos, la Norteamericana y la del Caribe.
Durante millones de años, la región estuvo sujeta a movimientos tectónicos, un clima lluvioso y desarrollo de glaciares, que dieron origen a un proceso de erosión muy acentuado en las partes elevadas y gradualmente a depósitos aluviales, lacustres y fluviales en las partes bajas. Con estos cambios, el relieve se vio afectado gracias a la erosión causada por los escurrimientos superficiales y se cavaron profundos barrancos. Entre ellos Colo Mapalco y San José.
Durante el sismo del 19 de septiembre, estos barrancos sufrieron desprendimientos de roca que levantaron polvaredas y lograron ser captados en videos y fotografías que inundaron, en cuestión de minutos, las redes sociales. Para desmentir los rumores de que la Tierra se “había abierto”, el presidente municipal de Nepopualco, a donde pertenece la barranca de Colo Mapalco, declaró que el polvo se había generado tras el sismo, pero que no se trataba de una falla nueva, sino de un desgajamiento de tierra. Sin embargo, la foto que hasta la fecha circula en redes sociales, no se refiere a Colo Mapalco, sino a la barranca de San José.
Los habitantes de ambos poblados declararon para ChemaTierra que han tenido conocimiento de estas barrancas desde que tienen memoria, y que saben que su formación se debe a “procesos naturales de la Tierra”, por lo que los desprendimientos y el polvo generado tras el sismo no les generó ningún tipo de nerviosismo, aunque sí les representó problemas al llegar a perder algunos cultivos. Al menos tres familias tuvieron que desalojar sus hogares y los agricultores ahora tienen que recorrer un camino más largo para llegar hasta sus cosechas.
La Tierra es un planeta en constante cambio, y resulta fundamental reconocer su dinámica para no caer en provocaciones mediáticas que alarmen a la población en situaciones tan críticas como las que actualmente viven algunos estados del centro de México.
El siguiente video muestra el conjunto de barrancas que forman parte del hermoso relieve occidental de nuestro país. Esto más que atemorizarnos, debiera ser celebrado, y aunque hoy sobren razones, es una más para sentirnos orgullosos de ser mexicanos.