Las abejas que escaparon al incendio de Notre Dame Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
28 mayo, 2019
Por: Luis Moctezuma
El pasado 15 de abril las imágenes de la Catedral de Notre Dame en llamas dieron la vuelta al mundo. Uno de los íconos culturales de una de las naciones más poderosas e influyentes sucumbía ante el fuego. Además del acervo histórico y cultural que se convirtió en cenizas se temía por las abejas que habitan en su techo, al igual que en otros edificios en París.
Abejas, un viejo compañero del catolicismo
Sobre uno de los techos de la catedral de Notre Dame existen 3 colmenas que abastecen de miel a sus colaboradores. Al año se producen en promedio 25 kilos de miel para consumo interno. Aunque en este caso se trata de un proyecto que abarca todo París e incluye 250 colmenas en techos de la ciudad.
La miel no es la única razón para apreciar a las abejas en una catedral. La iglesia católica cuenta con un santo patrono de la apicultura: San Ambrosio de Milán, su celebración es el 7 de diciembre. Otros personajes como San Juan Crisóstomo veían en la abeja un modelo de cristiano ejemplar: “busca menos sus intereses que el de otros”. Durante mucho tiempo, además de la miel se tomaba la cera de las colmenas para fabricar velas.
El aprecio por las abejas incluye algunos detalles históricos como especies creadas por religiosos. Las abejas de Buckfast son el resultado de una hibridación realizada por Karl Kehrle, mejor conocido como el fray Adán. Este hombre cruzó varias especies de abejas en la abadía de Buckfast y obtuvo una especie resistente a enfermedades, exactamente la variedad que se aloja en Notre Dame.
De cómo escapar a un incendio sin huir de él
El incendio de la catedral de Notre Dame afectó al techo principal. Éste se ubica por encima de donde se encontraban las colmenas. Las primeras imágenes posteriores al incendio mostraban que las estructuras de madera donde habitan las abejas habían resistido, pero la incertidumbre sobre las abejas duró algunos días más.
Ante un incendio, la estructura principal de la colmena habría sucumbido, pues están construidas de madera y no habrían tardado en quemarse. Además, la cera se derretiría al llegar a los 63 grados. Con esto las abejas habrían quedado atrapadas sin ninguna posibilidad de escapar. A diferencia de otros seres vivos su instinto no las llevaría a huir.
Ante una emergencia, las abejas buscan proteger a la reina. Su reacción en este caso sería tomar mucha miel y permanecer en la colmena. A diferencia de los seres humanos no tienen pulmones, así que el dióxido de carbono no las asfixiaría, el efecto sería adormecerlas. De ser atrapadas por el incendio no volarían para salvar su vida, sino que permanecerían dormidas mientras las cera las cubre sin posibilidad de moverse. Afortunadamente, no pasó así.
Foto que circuló en redes sociales que muestra las abejas vivas tras el incendio.
Unos días después del incendio, el jueves 18, se confirmó que las abejas seguían ahí. La buena noticia vino de una fotografía en la que se apreciaba una gárgola poblada por abejas. Ante el incendio que se vivió en Notre Dame, las abejas recibieron dosis muy grandes de dióxido de carbono, lo que debió dormirlas por mucho tiempo; pero ya están de vuelta. Justo con sus compañeras de techos parisienses seguirán conservando una especie que ha demostrado resistir a mucho más que enfermedades.
Las abejas son una especie importante por su labor de polinización. Además de la miel y sus derivados realizan una tarea mucho más importante para el mundo. Sin ellas muchas plantas con flores no tendrían forma de reproducirse y su población en el mundo está en riesgo. La desaparición de una colmena en un edificio histórico habría sido dolorosa pero las abejas continúan su lucha contra la extinción y esa lucha es mucho más difícil que resistir a un incendio.