Los cuentos ganadores Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
19 junio, 2025
Después de recibir decenas de historias llenas de creatividad, reflexión y esperanza, en ChemaTierra estamos muy emocionados de presentarles los tres cuentos ganadores de la actividad “Cuentos sobre el agua y el cambio climático”.
Cada uno de estos cuentos nos conmovió por su mensaje poderoso, esperanzador y propositivo. Son relatos que nos invitan a cuidar el planeta, valorar el agua y actuar con responsabilidad.
Agradecemos a todas las niñas y niños que participaron con tanto entusiasmo, admiramos su capacidad para imaginar un mundo mejor.. ¡Fue difícil elegir solo tres! Pero estamos convencidos de que estas historias representan la voz de una generación que está lista para transformar el futuro con sus ideas.
Aquí los tienen... tres cuentos que brillan por su imaginación y compromiso con la Tierra.
La última gota
Por: Inna Rashel Robles Valencia.
Había una vez una gota de agua llamada Alaia, nacida en lo más alto de un hermoso glaciar antiguo. Era pura, cristalina, y soñaba con viajar por el ciclo del agua hasta encontrar un propósito.
Un día, el sol ardió más de lo normal. El glaciar lloró ríos enteros y Alaia fue arrastrada por la corriente. “¿A dónde vamos?”, preguntó, confundida. “Hacia el fin... o tal vez el cambio”, murmuró una gota vieja.
Bajaron por montañas y bosques, cruzaron manglares moribundos, y llegaron al mar. Allí, Alaia conoció a los arrecifes de coral.
“Antes, este era un paraíso” —dijo Coral— “pero el calor ha hecho que muchos como yo mueran…”
Alaia se sintió triste, pero continuó. Viajó por los océanos con olas furiosas, vio llover caer donde ya nadie la esperaba, y sequías devastadoras donde antes todo florecía. En una ciudad, conoció a Luma, una niña que caminaba kilómetros cada día para buscar agua potable.
“Tú eres vida”, le dijo Luma, mientras bebía con gratitud.
Un día, la tierra tembló. El nivel del mar subió sin aviso.
Hubo inundaciones. Casas flotaron como hojas.
Alaia se mezcló con lágrimas, gritos y promesas rotas.
Entonces, algo cambió.
La humanidad despertó.
Alaia vio a personas plantar árboles, cuidar ríos y proteger manglares. Vio a niños aprendiendo sobre el agua, y a adultos reparando lo que dañaron.
Vio esperanza.
Y en ese instante, Alaia supo cuál era su propósito:
ser la gota que cambiaría todo.

Aguacita en Acción
Por: Cristian Rubén Badilla Delgado
Un día lunes, el agua decidió renunciar.
"Estoy cansado" —exclamó el agua con enojo—
"Siempre nos desperdician, ¿para qué trabajo?"
Así que ese día, cada gota en la ciudad decidió hacer una huelga.
No había nada de agua. Los ríos se secaron, las fábricas cerraron temporalmente, las casas tampoco tenían agua.
¡Era un caos total!
Entonces, Aguacita apareció, una gota suprema, y muy ruda.
Se posó en la ciudad, formando una gran sombra.
Empezó a regañar a la gente.
Era un gran desperdicio de agua el que había.
“¿Cómo es posible que un humano dure 40 minutos bañándose?”
“Simplemente están cantando canciones de José José y parece que los están matando.”
“¡Ya no más!” —exclamó Aguacita—.
“El agua regresará, pero ahora habrá leyes” —dijo Aguacita.
Entonces, se creó el “Escuadrón Agua Limpia”, y cada que una persona no cumpliera con las leyes, sería multado.

El futuro de nuestro planeta en juego
Por: Maylin Merchant
Había una vez una niña de 10 años llamada María que al parque. Ella y su hermano de 7 años llamado David fueron como cualquier otro día al parque, con emoción y con su pelota, pero había algo que no era igual.
María miró a su alrededor y notó que ya no había flores, ni árboles, ni animales. María empezó a pensar "¿por qué no hay árboles?" se preguntó.
De regreso a casa, ella y David notaron que no solo el parque estaba seco, sino todo el pueblo.
María se empezó a preocupar.
En su casa, María le preguntó a su mamá que por qué todo el pueblo estaba seco. Su mamá con voz tranquila le dijo que era a causa del calentamiento global, y por eso el ciclo del agua estaba cambiando.
También le dijo que podemos evitarlo si reciclamos, evitamos tirar basura, cuidanos el agua y plantamos árboles.
Al día siguiente, María plantó árboles en todo el pueblo. ¡Seguro que van a crecer!

Mención especial
Dibujo de Santiago Quiroga
