Los icebergs antárticos juegan un papel importante en las edades de hielo Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
24 febrero, 2021
Los descubrimientos científicos nos muestran cada vez con más detalle el nivel de conexión entre eventos que ocurren a lo largo del planeta.
Recientemente, un grupo internacional de investigadores estudió el papel de los icebergs provenientes de la Antártida en las glaciaciones. Para esto recurrieron a sedimentos oceánicos y han analizado las edades de hielo del último millón y medio de años. Los resultados muestran que los bloques de hielo son importantes para que estos procesos de enfriamiento ocurran.
Un largo y helado camino
Para el estudio se recurrió a fragmentos de icebergs provenientes de la Antártida que se fundieron en los océanos del norte. Los depósitos provienen de núcleos de sedimentos marinos que pertenecen al Programa Internacional de Descubrimiento de los Océanos (IODP, por sus siglas en inglés). Provienen de la expedición 361 frente a las costas de Sudáfrica.
Estos depósitos mostraron una estrecha relación con variaciones en la circulación oceánica profunda. A partir de un análisis químico en fósiles de aguas profundas conocidos como foraminíferos, se reconocieron variaciones químicas. Tomando esto como base se hicieron simulaciones climáticas.
Se sabe desde hace tiempo que los cambios en la órbita terrestre tienen un efecto directo en las glaciaciones. Cuando los niveles de radiación solar se modifican tiene un efecto directo en el clima del planeta. Sin embargo, algo que no se había explicado hasta ahora es cómo pequeñas variaciones en la radiación solar conseguían efectos de gran escala en la Tierra.
La explicación que propone el grupo de investigadores coordinado por Aidan Starr e Ian R. Hall, de la Escuela de la Tierra y Ciencias Ambientales de la Universidad de Cardiff, comienza con cambios en el comportamiento de los icebergs antárticos. Cuando la Tierra llega a una posición adecuada comienzan a desplazarse cada vez más al norte. Lejos de su lugar de origen desplazan grandes cantidades de agua dulce.
Este movimiento provoca dos reacciones inmediatas: la primera es que el Océano Antártico es cada vez más salado. La segunda es que los océanos Atlántico e Índico se vuelven más frescos. Esto modifica los patrones de circulación oceánicos. Tras este cambio se extrae dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera terrestre y se reduce el efecto invernadero. Una vez que ocurre esto ya está lista la siguiente edad de hielo.
Con el derretimiento de los icebergs, y los cambios que esto trae consigo, comienza un proceso de reorganización en el fondo oceánico. Este efecto alcanzó duraciones de entre mil y dos mil años en las glaciaciones del Pleistoceno, que es la primera era geológica del cuaternario. Estos movimientos forman parte de un ciclo que ocurre en periodos de aproximadamente 100 mil años.
Aidan Starr señaló que el equipo de investigación se sorprendió al haber descubierto una teleconexión que apareció en las edades de hielo del último millón y medio de años. “Esto indica que el Océano Antártico juega un papel importante en el clima global, algo que los científicos han percibido durante mucho tiempo, pero que ahora hemos demostrado claramente”, afirmó.