Los juegos olímpicos y el medio ambiente Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
10 febrero, 2022
El viernes 4 de febrero de 2022 comenzaron los juegos olímpicos de invierno en Pekín. Muchos temas resaltan en este encuentro internacional, completamente distinto a lo que estamos acostumbrados. El medio ambiente es uno de ellos. Por una parte, los organizadores buscaron una experiencia olímpica neutral en emisiones de carbón. Por otro lado, se ha cuestionado insistentemente el uso de nieve artificial para su realización. ¿Son amables con el medio ambiente o no estos juegos olímpicos? La respuesta no es sencilla.
Pekín y el cambio climático del mundo
El cambio climático es una realidad que afecta a todo el mundo. De acuerdo con el informe Slippery Slopes, que en español podría traducirse como Laderas resbaladizas, cada vez son menos los lugares en el mundo donde podrían realizarse los juegos olímpicos de invierno. Ante un calentamiento general del planeta, la nieve se convierte en un recurso cada vez más exótico. Tanto, que casi el total de la nieve utilizada en esta ocasión fue producida de manera artificial.
¿Cómo evitar que un encuentro así se convierta en una amenaza más para el clima mundial? Los organizadores idearon algunas alternativas con miras a tener un evento libre de carbón. Si bien, en el papel parece una iniciativa histórica y que marca un antes y después, en la práctica es difícil confirmar si realmente se ha conseguido la neutralidad en las emisiones de carbón.
Se estima que las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera de un evento como este equivalen a 1.3 millones de toneladas. Comparado con las 11 mil millones de toneladas que China emite cada año es una cifra pequeña, aunque no deja de ser significativo que se intente algo así. Una de las acciones directas consiste en usar energía renovable para las actividades relativas a los juegos olímpicos. Otra de las acciones es la reutilización de sedes que ya se habían usado antes en otros eventos. Además, se aplicaron certificaciones estrictas para la construcción de los edificios nuevos.
El momento en que ocurren estos juegos olímpicos también jugó un papel importante. Ante la pandemia provocada por Covid-19 la presencia de visitantes se reduce considerablemente. Los vuelos internacionales para asistir a los Juegos olímpicos se reducen a las delegaciones nacionales que participarán en el encuentro. Además, al cancelar la venta de boletos para el público local se evitan otros traslados que también provocan emisiones de efecto invernadero. De esta forma, se calcula que se evitó la emisión de 500 mil toneladas de dióxido de carbono.
Las sedes olímpicas funcionarán con energías renovables pero poco se habla de la forma en que fueron construidas. Esta es una de las críticas que se hace a la promesa de neutralidad en emisiones de carbono. Por mucho tiempo la energía eléctrica que alimentó Pekín se obtuvo a partir del carbón. Además, la infraestructura eléctrica a partir del viento y el sol también fue construída antes que estas energías funcionaran.
Otra de las acciones que se tomó para considerar a estos unos juegos olímpicos neutrales en emisiones de carbón fue la reforestación. Como una forma de aportar al medio ambiente China plantó 60 millones de árboles a propósito de los Juegos Olímpicos. Se espera que esto permita la captación de 1.1 millones de dióxido de carbono. Sin embargo, la reforestación no garantiza que los árboles vayan a permanecer ahí y cumplan su objetivo; no se considera la posibilidad de incendios forestales o tala posterior.
Finalmente, queda el tan criticado asunto de la nieve. Para producir la nieve necesaria para las pruebas deportivas se usarán 2.8 millones de metros cúbicos de agua, suficientes para llenar mil albercas de tamaño olímpico. Cerca del 10% proviene de las regiones de Yanqing y Zhangjiakou, que funcionan como sede olímpica. Para congelar el agua se utilizó dióxido de carbono natural como refrigerante en vez de hidrofluorocarbonos, con lo que se estima que se evitó la emisión de 26 mil toneladas de carbón.
Para fabricar la nieve artificial se consumieron tanto agua como electricidad en grandes cantidades. Esta es una de las críticas más fuertes debido a que Pekín es una ciudad que padece escasez de agua. Entre las diferencias que la nieve de estos juegos olímpicos tiene con la natural, está que tiene un derretimiento más lento. Debido a que el agua fue tratada con químicos, también se teme que afecte a la vegetación evitando que crezca adecuadamente. Finalmente, los atletas se encontrarán con nieve más rápida y dura, lo que aumenta los riesgos de lesión.