Los océanos pierden oxígeno a una velocidad sin precedentes, advierte reporte de la IUCN Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
16 diciembre, 2019
Recientemente se realizó la Cumbre del Cambio Climático en Madrid. Entre los temas que ahí se trataron estuvo el Reporte “Desoxigenación del océano”, elaborado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés). En apenas medio siglo (entre 160 y 2010), se ha perdido el 2% del oxígeno en los océanos, lo que lleva a esta institución internacional a calificar a la desoxigenación como el efecto secundario más pernicioso del cambio climático inducido por la actividad humana.
Amenazas para la vida oceánica
Son varios los factores que propician la pérdida de oxígeno en los océanos. La IUCN menciona 3 principales: el calentamiento oceánico, la estratificación y la eutrofización cultural. El resultado es una sofocación oceánica.
El cambio climático aumenta las temperaturas. A temperaturas altas se reduce la cantidad de oxígeno soluble. De esta forma el agua retiene menos pero no es la única causa.
Los océanos funcionan a partir de columnas de agua. La estratificación consiste en que las columnas superior e inferior reducen su interacción. De esta forma circula menos oxígeno entre la atmósfera y el agua. Como resultado aumenta el estrés sobre las especies marinas.
Finalmente, la actividad humana altera las sustancias que llegan al mar. La eutrofización cultural consiste en el exceso de nutrientes provenientes de las costas que naturalmente no estarían ahí. Los residuos agrícolas, de combustibles y otros derivados de nuestras actividades llegan a los océanos y cambian su composición química. Esto también disminuye los niveles de oxígeno.
Al alterar el ciclo natural del oxígeno en los océanos aparecen alteraciones con consecuencias para todos. Los servicios en ecosistemas marinos, la distribución de especies y la habitabilidad de los hábitats se modifican. La aparición de zonas con bajos niveles de oxígeno no es un evento ajeno a nuestra especie, ya que muchas de las especies que consumimos se ven afectadas. Entre las más consumidas están algunas variedades de atún como aleta amarilla, patudo, aleta azul del pacífico y blanco, así como peces espada.
Las pérdidas son tanto biológicas como económicas. Si lo vemos desde nuestra posición como consumidores, perdemos recursos alimenticios. Menos recursos para una población humana cada vez más grande es un golpe fuerte para la economía pero no es la única pérdida. A nivel biológico se pierden hábitats, biomasa y biodiversidad.
Las zonas afectadas por la desoxigenación son cada vez más. En la década de los 60, que es el punto de partida del reporte, existían 45 regiones afectadas por pérdida de oxígeno. Medio siglo después, cuando termina el reporte, ya existían 700. En ese mismo periodo se cuadruplicó el número de áreas en que se considera agotado el oxígeno.
“El agotamiento del oxígeno oceánico está amenazando los ecosistemas marinos que ya están bajo estrés por el calentamiento y la acidificación. Para detener la preocupante expansión de las áreas pobres en oxígeno necesitamos frenar decisivamente las emisiones de efecto invernadero, así como la contaminación por nutrientes que provienen de la agricultura y otras fuentes”, afirmó Dan Laffoley, Tutor Senior de Ciencia Marina y conservación del Programa Global Marino y Polar de la IUCN, quien también es co-editor del reporte.
Ya sea que comamos atún con frecuencia o no, la desoxigenación de los océanos es un problema de todos. La disminución de biodiversidad en cualquier hábitat afecta a todo el planeta y esto se acentúa si ocurre en territorios de grandes dimensiones como los océanos. ¿Los líderes políticos que se reunieron en Madrid para la Cumbre del Cambio Climático tomarán las medidas necesarias para detener este fenómeno que hemos provocado como especie?