Los pronósticos para el glaciar Thwaites no son alentadores Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
24 septiembre, 2024
El glaciar Thwaites se ubica en la Antártida. Es motivo de investigación internacional con programas ambiciosos para la comprensión de su situación actual.
Un grupo de investigadores británicos y estadounidenses estudian de cerca el glaciar. Recientemente publicaron sus pronósticos sobre el futuro colapso de este cuerpo helado y se encuentra relativamente cerca.
El inminente colapso de un glaciar
Entre el 16 y el 20 de septiembre se realizó una reunión en Cambridge para discutir el estado del glaciar Thwaites. El organizador fue el Estudio Británico Antártico (BAS, por sus siglas en inglés). Participaron científicos estadounidenses y británicos.
Desde 2018 los investigadores han descubierto cambios complejos y rápidos en este cuerpo helado. El proyecto se llama Colaboración Internacional del Glaciar Thwaites (ITGC). Antes de él se conocía poco sobre los mecanismos detrás de la contracción de este glaciar que es uno de los más grandes del mundo, además de uno de los que están cambiando a mayor velocidad.
El Glaciar Thwaites tiene un tamaño comparable al de la isla de Gran Bretaña o el estado norteamericano de Florida. Si el glaciar colapsa, el nivel del mar se elevará 65 centímetros.
El volumen de hielo que escapa de este Thwaites y sus glaciares vecinos hacia el océano se ha duplicado desde el periodo entre 1990 a 2010. La región más amplia del glaciar tiene el nombre de Bahía del Mar de Amundsen y representa el 8% de aumento actual en el nivel del mar en todo el mundo, lo que equivale a 4.6 milímetros por año.
El ITGC tiene como objetivo comprender los procesos físicos críticos presentes en el glaciar. A partir de las condiciones actuales del glaciar, se busca comprender lo que pasará con él en los próximos siglos y el panorama no es alentador.
“Thwaites se ha estado retrayendo durante más de 80 años, acelerándose considerablemente en los últimos 30 años, y nuestros hallazgos indican que está destinado a retirarse aún más y más rápido”, explica en un comunicado del BAS el Doctor Rob Larter. Él pertenece a la Coordinación Científica del ITGC y es geofísico marino en el BAS.
Los efectos del aumento en el nivel del mar se perciben en diferentes partes del mundo. Lugares tan distantes entre sí como las costas de Bangladesh, Nueva York o Londres, reciben los efectos del aumento en el nivel del mar.
De acuerdo con el Doctor Larter, existe un consenso sobre el aceleramiento en el retraimiento del glaciar Thwaites para el próximo siglo. Sin embargo, existe preocupación por la falta de capacidad para hacer predicciones a largo plazo; incluso podría acelerarse la retracción del glaciar antes.
Los pronósticos indican que, cuando mucho, el glaciar Thwaites sobrevivirá hasta el siglo XXIII. Este glaciar es excepcionalmente vulnerable porque su hielo descansa sobre un lecho que está por debajo del nivel del mar que desciende hacia el centro de la Antártida occidental.
Para obtener modelos confiables sobre el comportamiento del glaciar, los científicos han recurrido a distintas técnicas para recopilar datos. Entre ellas se incluyen robots submarinos, técnicas novedosas de investigación y nuevos enfoques de modelado de fractura.
El glaciar Thwaites tiene un ancho aproximado de 120 kilómetros, es el más amplio del mundo. Este cuerpo helado es un elemento fundamental para la capa de hielo de la Antártida Oeste. Gran parte de este glaciar comienza por debajo del nivel del fondo marino. Su derretimiento total podría aportar hasta 3.3 metros al nivel del mar.
“Es preocupante que los últimos modelos informáticos predicen la continua pérdida de hielo que se acelerará a través del siglo 22 y podría conducir a un colapso generalizado de la capa de hielo de la Antártida Occidental en el XXIII”, alerta el Doctor Ted Scambos. Él es coordinador científico del ITGC y geólogo de la Universidad de Colorado.
“La intervención inmediata y sostenida en el clima tendrá un efecto positivo, pero tardío, particularmente al moderar la entrega de agua caliente de las profundidades oceánicas que es el principal motor del retroceso”, concluye Scambos.