Misión al Sol Copiar al portapapeles
POR: Antonio Medina
28 mayo, 2019
Durante la historia de la exploración espacial, el ser humano ha logrado enviar naves a los lugares más recónditos del Sistema Solar, incluso más allá de la heliósfera -la región espacial bajo la influencia del Sol-, pero alguna vez te haz preguntado si ¿somos capaces de enviar alguna nave espacial directamente al Sol?
La primera respuesta que se viene a la cabeza es una rotunda negativa, por las extremas condiciones que tendría que soportar una nave para siquiera poder acercarse a nuestro astro, pero la realidad es que es muy probable que el hombre sea capaz de enviar alguna nave al Sol, y también es probable que esto ocurra mucho antes de lo que tenemos pensado.
La NASA ya se encuentra planeando el lanzamiento de la Eugene Solar Probe -anteriormente llamada Solar Probe Plus- una sonda para realizar la primera misión al Sol en el año 2018. La distancia que separa a nuestro planeta y el Sol es de 149 millones de kilómetros y se pretende que la sonda se acerque a una distancia de 6 millones de kilómetros. Eso es una décima de la distancia que hay entre el Sol y Mercurio; mucho más cerca de lo que cualquier nave espacial haya llegado jamás.
El principal reto al que se enfrenta esta misión son las altas temperaturas con las que se encontrará la sonda cuando se acerque a nuestra estrella. Para poder soportar las extremas condiciones climatológicas, la NASA se encuentra desarrollando un escudo de un compuesto de carbono de alrededor de 11.5 centímetros de espesor, el cual está diseñado para soportar temperaturas de alrededor de 1,370 grados Celsius.
Además del escudo, la sonda se encontrará equipada con unos tubos de calor especiales, conocidos como radiadores termales, que permitirán a la nave emitir el calor permeado por el escudo al espacio exterior, evitando que éste se transfiera a los instrumentos y partes mecánicas de la sonda. Así, todos los sistemas e instrumentos de la sonda se mantendrán a una temperatura razonable, que les permitirá trabajar de manera correcta.
Hasta el momento el plan es que la sonda solar no tenga tripulantes, pero el investigador del Centro de Vuelo Espacial de la NASA, Eric Christian, piensa que en caso de contar con el tiempo y la inversión suficiente, la NASA podría desarrollar una nave capaz de llevar a un astronauta a unos 6 millones de kilómetros del sol, sin que corriera riesgo alguno. Aunque por el momento, se apegaran al plan inicial de que la nave no se encuentre tripulada.
Esta será la primera misión que viaje al Sol y aunque sería virtualmente imposible llegar a la superficie solar, la sonda se acercará lo suficiente para que los científicos encargados de la misión respondan tres importantes preguntas:
La primera incógnita que planea resolver esta sonda es lo relacionado con la atmósfera solar. De acuerdo con estudios de la NASA, la superficie del Sol, conocida como la fotosfera, no tiene una temperatura tan elevada como la atmósfera del Sol, llamada “Corona”. Mientras la superficie se encuentra a 5,500 grados centígrados, la atmósfera tiene una abrasadora temperatura de 2 millones de grados. Se pensaría que entre más lejos se encuentre un punto de la fuente de calor, ésta tendría menor temperatura, pero la corona es mucho más caliente que la superficie, y este es un misterio que no se ha podido resolver.
La segunda interrogante tiene que ver con la velocidad de los vientos solares. Se sabe que el Sol emite una gran corriente de partículas cargadas en todas direcciones, que se conocen como vientos solares, y que principalmente consisten en electrones y protones con elevada energía. El hombre tiene conocimiento de este fenómeno desde hace algún tiempo, cuando los astrónomos se percataron de que las estelas de los cometas siempre apuntaban en dirección contraria al Sol, lo cual sugería que los vientos solares son expulsados del Sol a una velocidad mayor de aquella a la que viaja el cometa. Esta investigación podría ayudar a aclarar, de una vez por todas, por qué aceleran tan rápido, a millones de kilómetros por hora.
La tercera cuestión que se espera resolver involucra a las llamadas partículas energéticas solares, que son las partículas altamente cargadas de energía emitidas ocasionalmente por el Sol, y que representan un gran peligro para los astronautas y las naves espaciales sin protección. Los investigadores han estado tratando de descifrar este misterio durante años, pero el problema principal reside en que nos encontramos a 149 millones de kilómetros de distancia, por lo que los datos recolectados no suelen ser lo suficientemente precisos para realizar un estudio concluyente.
Hasta el día de hoy, los objetos creados por el ser humano que se han acercado más al Sol, son la nave Helios 1, que fue lanzada en diciembre de 1974 y que se acercó a unos 47 millones de kilómetros del Sol y su hermana la Helios 2, que estuvo 3 millones de kilómetros más cerca que su antecesora. Si todo sale según lo planeado, la misión Solar Probe Plus, se lanzará en el 2018 y superará estos dos récords por mucho, acercándonos un poco más a develar los misterios de nuestro Sol.