Mitos y realidades sobre los eclipses Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
10 octubre, 2023
Los eclipses, a lo largo de la historia, han sido protagonistas de relatos y leyendas fantásticas; testigos de hechos históricos que han marcado un hito en pueblos y civilizaciones.
Actualmente gracias a la ciencia, los eclipses son admirados y contemplados por lo que son: un fascinante fenómeno astronómico que efectivamente trae consigo ciertos cambios en el medio, pero nada por qué temer. Pero ¿hasta dónde llegan los mitos y en qué punto comienzan los hechos?
En la antigüedad, para muchas culturas, los eclipses significaban la llegada de eventos desafortunados, que posiblemente desencadenaban muerte o destrucción. Para los pueblos prehispánicos eran un presagio de mala suerte; en muchas de sus lenguas este acontecimiento era conocido como “El Sol comido”, “mordida de sol” o “el sol muere”. Los mexicas, por ejemplo, ante tal terror, sacrificaban a gente albina y prisioneros para ofrecerlos al mismísimo Sol; al mismo tiempo, hacían mucho ruido y retumbaban tambores en todos sus templos con el fin de ahuyentar a los seres devoradores de dioses.
La palabra eclipse proviene del griego “ekleipsis” y significa abandono o desaparición. En las culturas antiguas este fenómeno generaba, en aquellos que lo presenciaban, un sentimiento de terror y de angustia al contemplar el desvanecimiento de sus astros más queridos. Hoy en día, sabemos que un eclipse no se trata de la desaparición de un astro, si no de la ocultación momentánea -ya sea total o parcial- de un astro por la interposición de otro.
Las civilizaciones del México antiguo tenían un estudio bastante avanzando de la astrología, reflejo de los calendarios celestes y el estudio de cuerpos tan exactos, no obstante un eclipse dentro de su cosmovisión tenia un significado mucho más influyente para sus vidas, pues bien los astros eran considerados dioses y los dioses marcaban el destino, por lo que este tipo de ocultaciones eran señales y presagios de aquellos.
En ciertos códices prehispánicos vienen ilustraciones de eclipses, pero no todos corresponden a eventos reales, ya que muchos de estos fueron utilizados por los sacerdotes para elevar la importancia de un hecho histórico.
Un ejemplo del estudio tan preciso y del conocimiento del cielo que tenían los pueblos mesoamericanos, lo encontramos en el Códice de Dresden, donde los mayas representaron un método capaz de predecir los eclipses, sin importar si éstos serían, o no, visibles en tierras mayas.
En otras culturas aún más antiguas, tanto orientales como occidentales, existía la creencia de que los eclipses eran causados por la existencia de demonios devoradores de astros, por lo que durante el fenómeno los habitantes de los pueblos hacían ruido con el objetivo de ahuyentar a las bestias.
En la era Mesopotámica, durante un evento de este tipo el rey era sustituido por una persona común con el fin de evadir los ataques de demonios; tras el paso del eclipse, el rey volvía a retomar su posición como monarca.
En algunas tribus nativas se profesaba que la luminosidad de los astros durante los eclipses se estaba extinguiendo, por lo que lanzaban flechas con fuego para que su luz regresara. Algunos otros pensaban que la pérdida de luz era porque el astro había caído en una grave enfermedad a lo que la gente cantaba y rezaba para mejorar su apariencia.
Aunque hoy en día la astronomía es capaz de explicarnos a ciencia cierta qué son y cómo se forman los eclipses, la humanidad sigue asociándolos con sucesos negativos, como el fin del mundo, o con supersticiones apócrifas. Evidentemente, ya casi nadie canta en círculos para salvar al Sol o a la Luna de una terrible enfermedad, y por supuesto, esperemos que nadie mate a inocentes para alejar los terrores que pudieran traer los eclipses.
Gracias a la ciencia y a la astronomía, dichas creencias se han vuelto obsoletas. No obstante todavía siguen existiendo ideas populares que se escuchan cuando está próximo un fenómeno astronómico de este tipo. Muchas personas siguen creyendo en estas fantasías, o por lo menos haciendo caso a los remedios caseros para salvarse de la “mala racha”.
Se dice que durante el eclipse total de sol no se puede comer nada de alimentos, pues la comida preparada durante estos eventos suele estar envenenada. Creencia que llega desde la India, donde sus habitantes suelen permanecer en ayuno con el fin de evitar posibles envenenamientos. Así que ya sabes, guarda tu tortita para después.
Por el contrario, en Italia se dice algo más alegre y menos nocivo para la salud. Los eclipses totales de sol son el momento ideal para plantar flores y plantas ya que en este día florecerán mucho mejor. No se te ocurra plantar a tu novia o novio, porque quién sabe qué pueda pasar.
Ten preparado un plan de evacuación en caso de un posible sismo, pues no es de extrañarse que ante cualquier eclipse salga un “vidente” que hable de “el peor terremoto en siglos”. Si bien sabemos que hasta la fecha es imposible predecir un sismo, aun así seguimos escuchando estas ideas apocalípticas, aún así muchos siguen creyéndolas. Ahora bien, si esta idea te sigue haciendo cosquillitas aquí te dejamos unos consejos para saber qué hacer en caso de sismo.
Otra creencia dicta que una mujer embarazada no puede presenciar un eclipse porque una desgracia le puede ocurrir a ella, o peor aún, los niños podrían nacer con una malformación o un “mal de ojo”. Algunos defienden esta idea debido a que los niveles de radiación y la fuerza de gravedad aumentan durante los eclipses, por lo que el neonato puede resultar malformado. Incluso existen los remedios para prevenirlo: colocarse un alfiler entre el calzón y la panza.
La realidad es que para ninguno de estos mitos se ha encontrado una justificación científica. No ha habido una sola vinculación entre un eclipse y alguna catástrofe, un evento desafortunado, malformaciones humanas o nada que se le parezca. Así que no teman el salir y disfrutar de este próximo asombroso espectáculo.