Ni amenaza ni profecía: ¿qué dice la ciencia sobre el cometa 3I/ATLAS? Copiar al portapapeles
POR: ChemaTierra
28 octubre, 2025
Durante las últimas semanas, el nombre 3I/ATLAS ha encendido titulares y teorías en redes sociales: que si viene directo a la Tierra, que si es una nave extraterrestre, o incluso que anuncia catástrofes globales. Nada de eso es cierto.
Este cometa, detectado en julio de 2025 por el sistema de observación ATLAS en Chile, no representa ningún riesgo para nuestro planeta. Lo que sí ofrece es una oportunidad científica extraordinaria: es apenas el tercer objeto interestelar confirmado que atraviesa nuestro Sistema Solar, un visitante fugaz proveniente de otra estrella que nos permite estudiar los materiales y procesos de mundos lejanos.
¿Qué sabemos de este cometa?
El cometa 3I/ATLAS, o C/2025 N1 (ATLAS), es un auténtico viajero interestelar: nació más allá de los confines del Sistema Solar y ahora cruza nuestro vecindario cósmico en una trayectoria hiperbólica que lo llevará a desaparecer de nuevo en la oscuridad del espacio. No está “atrapado” por el Sol, solo pasa de visita, dejándonos una breve oportunidad para observarlo antes de que se pierda para siempre.
Fue descubierto el 1 de julio de 2025 por el sistema de vigilancia ATLAS, en Chile, y desde entonces ha sorprendido a los astrónomos. Incluso a grandes distancias del Sol, el cometa ya mostraba una coma brillante y una cola de polvo y gas, señales de que sus hielos comenzaban a sublimarse mucho antes de lo esperado.
Las observaciones del telescopio Hubble estiman que su núcleo mide unos cinco kilómetros de diámetro —más o menos el tamaño de una ciudad pequeña—, aunque podría ser menor.
Pero lo que realmente lo hace especial es su composición química. En sus emisiones se detectó una proporción inusualmente alta de dióxido de carbono en comparación con el agua, una firma que sugiere que este cometa se formó en un entorno completamente distinto al nuestro, quizás alrededor de otra estrella con condiciones químicas y térmicas muy diferentes.
3I/ATLAS es solo el tercer objeto interestelar confirmado que visita nuestro sistema, después de ʻOumuamua en 2017 y Borisov en 2019. Un visitante exótico, fugaz y valioso, que mientras se calienta al pasar cerca del Sol nos permite asomarnos, por un instante, a los procesos de formación de mundos lejanos en otras partes de la galaxia.
¿Tiene alguna probabilidad de impactar contra la Tierra?
Aquí las buenas noticias: no.
Los datos orbitales confirman que 3I/ATLAS no se acercará lo suficiente como para que exista una probabilidad de impacto con nuestro planeta. Por ejemplo, la página de la European Space Agency (ESA) afirma que la mínima distancia proyectada respecto a la Tierra es aproximadamente ~1.8 unidades astronómicas (~270 millones de km).
Adicionalmente, el hecho de que su trayectoria sea hiperbólica —es decir, de salida del sistema solar— refuerza que no está en una órbita cerrada que pueda interceptar el planeta.
A pesar de titulares alarmistas (“activado sistema de defensa planetaria”, “nave extraterrestre maniobrando”), la comunidad científica es clara: no existe riesgo de impacto asociado a este objeto.
Por lo tanto sí, podemos decir con certeza que la probabilidad de impacto es prácticamente cero. No significa que no vayamos a observarlo o medirlo con gran detalle; significa que no hay preocupación de colisión.
¿Afectará nuestro planeta?
Aunque pasó una serie de titulares sugiriendo efectos como lluvias de meteoros, colas tóxicas que “golpearían” la Tierra o cambios climáticos drásticos, ninguna de esas afirmaciones está respaldada por la física o las observaciones.
Primero: la distancia mínima estimada (~1.8 UA) implica que la Tierra está muy lejos. A esa escala, cualquier emisión de polvo o gas del cometa se dispersa antes de acercarse a nosotros.
Segundo: nuestros instrumentos no han detectado ninguna señal de que 3I/ATLAS emita radiación o “productos tóxicos” que puedan llegar hasta la atmósfera terrestre. Por el contrario, los datos muestran comportamiento típico de cometas: sublimación de hielos, emisión de polvo, formación de coma y cola.
Tercero: los efectos locales que observamos en la Tierra (meteoritos o lluvias de polvo) requieren mucho mayor cercanía o que la Tierra esté atravesando la estela del cometa. Eso no está en los planes para este objeto.
En consecuencia, podemos afirmar sin riesgo de exagerar que no habrá impacto significativo en la Tierra: ni lluvia de escombros, ni “toxicidad”, ni evento climático relacionado directamente. Lo que sí ocurrirá es un excelente espectáculo científico (pero más con telescopios que a simple vista) y muchas observaciones remotas.
¿Cómo ayudará a protegernos de futuros asteroides?
Aunque 3I/ATLAS no es una amenaza, sí tiene un papel indirecto muy valioso para avanzar en la defensa planetaria y el conocimiento de cuerpos menores que podrían representar peligro en el futuro. Aquí algunos puntos clave:
- Estudiar un cometa interestelar nos da información nueva sobre materiales extra-sistema: cómo se formaron, cuál es su composición química, cómo reaccionan al Sol. Esa información enriquece los modelos que usamos para predecir el comportamiento de cometas o asteroides dentro del Sistema Solar.
- La campaña de observación impulsada por redes como la International Asteroid Warning Network (IAWN) que incluye este objeto mejora nuestra capacidad operativa: seguimiento, predicción de trayectorias, evaluación de actividad, participación global. Esa “práctica” cuenta cuando se trate de un objeto mucho más cercano o potencialmente peligroso.
- Se vislumbra la posibilidad de misiones rápidas de interceptación de cometas interestelares en el futuro; 3I/ATLAS abre el camino en términos de tecnología, diplomacia científica, colaboración internacional y protocolos de observación. Esta “ensayo” podría traducirse en una mejor preparación para asteroides que sí pudieran amenazar la Tierra.
¿Cuándo y cómo verlo?
El cometa 3I/ATLAS ya puede observarse desde México, aunque no será visible a simple vista. Su punto más cercano al Sol, conocido como perihelio, ocurrirá durante la noche del 28 y la madrugada del 29 de octubre de 2025 (hora local de México). A partir de entonces comenzará su viaje de regreso hacia el espacio interestelar.
De acuerdo con el sitio TheSkyLive y las efemérides de la NASA, el cometa se encuentra actualmente en la constelación de Leo, visible desde el hemisferio norte en dirección este-sureste, poco antes del amanecer.
En la Ciudad de México, su salida está prevista alrededor de las 09:00 h, alcanza su punto más alto cerca de las 14:45 h y se oculta hacia las 20:30 h, aunque los astrónomos recomiendan intentar observarlo entre las 5:00 y 6:30 de la mañana, cuando el cielo aún está oscuro y el cometa se eleva sobre el horizonte.
Por su brillo tenue —una magnitud de alrededor de +11—, se necesita telescopio de al menos 150 mm de apertura o una cámara astronómica para detectarlo. Desde lugares con poca contaminación lumínica, como los alrededores de Puebla, Oaxaca o Baja California, podría percibirse como una pequeña mancha difusa con una cola apenas visible.
Como señaló Milenio, este visitante “no será un espectáculo como el Halley o el Neowise, pero sí una oportunidad científica única”. Aplicaciones como Sky Guide o Stellarium pueden ayudarte a seguir su posición, que cambiará cada día conforme el cometa se aleje del Sol.
El visitante interestelar 3I/ATLAS es un puente entre nuestro Sistema Solar y mundos más allá: un cometa de otro sistema estelar, que nos brinda una ventana rara y preciosa para investigar. No representa ninguna amenaza para la Tierra —ni en términos de impacto ni de efectos secundarios— y sin embargo será científicamente muy beneficioso.
En lugar de alarmarnos, podemos observarlo con asombro, curiosidad y un enfoque de aprendizaje: éste es uno de esos encuentros cósmicos que ocurren quizá una vez cada varias décadas, y cuando ocurre, lo mejor es mirar, medir y entender.
