No, el Amazonas no es el pulmón de la Tierra y mucho menos produce el 20% del oxígeno que respiramos Copiar al portapapeles
POR: Deyanira Almazán
6 septiembre, 2019
A medida que el fuego consume la selva tropical más grande del planeta, los ojos y el horror del mundo se han concentrado en esta parte de la Tierra. Medios importantes como CNN o ABC, senadores y presidentes como Emmanuel Macron y ambientalistas famosos como Leonardo Dicaprio han citado la estadística: La selva amazónica produce el 20% del oxígeno de nuestro planeta, y está en llamas.
Efectivamente, el Amazonas se está quemando, lo que significa una pérdida de especies abismal y una verdadera tragedia para el planeta en términos ecológicos, pero el título del pulmón del planeta es una gran sobreestimación. Como varios científicos han señalado en los últimos días, la contribución neta del Amazonas al oxígeno que respiramos probablemente ronda el cero.
Un porcentaje más acertado es cero
Para empezar, decir que el Amazonas contribuye con el 20% del oxígeno es practicamente imposible. El científico Michael Coe, investigador del Amazonas, lo explica de esta manera: por cada lote de moléculas de dióxido de carbono que los árboles extraen del aire, expulsan un número comparable de moléculas de oxígeno. Dado que la atmósfera contiene menos de 0.5 por ciento de dióxido de carbono, pero el 21 por ciento de oxígeno, el Amazonas no puede generar tanto oxígeno. Simplemente no hay suficiente dióxido de carbono en la atmósfera para que los árboles puedan fotosintetizar una quinta parte del oxígeno del planeta.
Varios científicos han llegado a estimaciones más precisas que van entre el 16 y el 6 por ciento. Pero esa no es toda la historia. Los árboles no solo exhalan oxígeno: también lo consumen en un proceso conocido como respiración celular, donde convierten los azúcares que acumulan durante el día en energía, y utilizan oxígeno para impulsar el proceso; posteriormente, durante la noche, cuando no hay sol para la fotosíntesis, son absorbentes netos de oxígeno. Este proceso ha llegado a científicos a estimar que la contribución de la Amazonia al oxígeno que respiramos es más o menos cero.
¿De dónde viene entonces el oxígeno que respiramos?
Contrariamente a casi todo lo que hemos escuchado, la Tierra mantiene un exceso inusual de oxígeno, no gracias a la vida y a los árboles, sino a la existencia subterránea de combustibles fósiles; plantas y otros organismos fotosintéticos que murieron hace mucho tiempo en circunstancias únicas (llegaron a las profundidades del mar, donde no hay oxígeno y nunca se descompusieron, el oxígeno que produjo este organismo mientras estaba vivo no se compensa, creando así una pequeña cantidad de oxígeno extra).
En un estudio llevado a cabo por Shanan Peters, geóloga de la Universidad de Wisconsin, analizó qué pasaría si todas las células vivas de la Tierra se quemaran, no solo los bosques y todos los árboles, plantas y flores del planeta, también los animales y hasta los seres humanos. La respuesta fue que la concentración de oxígeno en la atmósfera caería del 20.9 por ciento al 20.4 por ciento. Así que nos llevaría millones de años agotar significativamente el suministro de oxígeno del mundo.
Entonces ¿por qué sí debemos preocuparnos por el Amazonas?
Aunque el Amazonas no es responsable del oxígeno que respiran los humanos, hay muchas otras razones para alarmarnos por su situación actual y preocuparnos por su desaparición. Primero que nada la biodiversidad, pues es un archivo genético de 300 millones de años de evolución que desaparecería. En segundo lugar, la importancia en el clima húmedo local y por ende, el suministro de agua a las poblaciones del sur del continente.
En términos de cambio climático, preservar el Amazonas es increíblemente importante debido a la inmensa cantidad de carbono almacenado en el bosque. Si el Amazonas se quema, una gran cantidad de CO2 llegaría a la atmósfera. Científicos han estimado que si el Amazonas muere, se elevaría la concentración del gas en aproximadamente 100 partes por millón, un aumento de casi el 25% sobre los niveles actuales.
Además, incluso aparte del cambio climático, los científicos sospechan que la falta del Amazonas alteraría las condiciones en otras partes del mundo, cambiando la forma en que se propaga el calor y la vegetación.
Son estas razones, y no la del peligro de asfixia inminente, por las que debemos proteger el Amazonas. Si aún así, quieres seguirle llamando el pulmón del planeta, que sea un símbolo y una metáfora de un planeta más saludable.