Nueva tecnología permite tomar fotos extremadamente nítidas de Neptuno sin salir de la Tierra Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
28 mayo, 2019
Por: Luis Moctezuma
Observar el cielo es una tarea que se hace desde distintas posiciones. Levantar la vista es la forma más antigua y la hemos ido adaptando gracias a tecnologías cada vez más precisas que nos ayudan a ver imágenes más cercanas a la realidad. Desde hace décadas las misiones espaciales han enviado imágenes que nos permiten ver estrellas y planetas con una calidad superior a la que podemos obtener desde tierra, pero eso ha cambiado.
El Telescopio Muy Grande (VLT, por sus siglas en inglés), ubicado en el desierto de Atacama, en Chile, ha capturado imágenes hasta hace poco inimaginables; esto se logró gracias a la tomografía láser. Su nitidez es comparable con la del telescopio espacial Hubble e incluso puede considerarse de mejor calidad. El nuevo proyecto del Observatorio Austral Europeo (ESO, por sus siglas en inglés), realiza ajustes para corregir problemas técnicos que ocurren al capturar imágenes desde la Tierra.
La atmósfera, una barrera para las fotografías
La atmósfera terrestre nos protege de radiación y objetos provenientes del espacio. Al mismo tiempo, esta barrera protectora interfiere con los observadores de estrellas. Le ocurre a nuestros ojos y también a los telescopios. Las turbulencias presentes en la atmósfera alteran la percepción que tenemos de los objetos celestes. Ante los ojos humanos esto se ve como un centelleo y para los lentes de un telescopio forma manchas de luz al momento de tomar fotografías.
Para evitar las imágenes borrosas que percibimos del espacio, el ESO agregó un par de tecnologías al VLT. El telescopio sigue estando en tierra debajo de todas esas turbulencias atmosféricas, pero ahora cuenta con medios para ajustar sus lentes rápidamente y adaptarse a ellas. Con esto corrige los efectos de la turbulencia hasta 1 kilómetro por encima del telescopio. El avance técnico se le debe a MUSE y GALACSI.
La Unidad Múltiple de Exploración Espectroscópica (MUSE) cuenta con dos modos de observación, uno amplio y otro estrecho. La diferencia entre estos dos es el área que abarcan. Las fotografías de Neptuno que el VLT capturó como muestra de sus nuevas capacidades fueron tomadas con la modalidad estrecha. Bajo este sistema las turbulencias desaparecen casi por completo con la restricción de abarcar un área comparativamente pequeña.
Por su parte GALACSI es una unidad óptica adaptativa. Para su funcionamiento utiliza un sistema de guía láser. Su misión es medir la presencia de turbulencias y hacer las adaptaciones necesarias para que no interfieran en la imagen. Los láseres imitan estrellas controladas que permiten hacer los ajustes.
La luz de los láseres tiene un diámetro de 30 centímetros que les permite medir el impacto de turbulencias. Gracias a sus cálculos de gran velocidad: mil veces por segundo, el espejo secundario adapta constantemente su forma. Así corrige los errores en la captura de luz que podrían ocurrir por causa de las turbulencias. El resultado son imágenes de gran nitidez de Neptuno, cúmulos de estrellas y otros objetos, por ahora.
El futuro de los registros estelares
El VLT no es el único telescopio en el mundo con esta tecnología. La tecnología de óptica adaptativa ya es una realidad que apenas comienza a funcionar. El mismo ESO cuenta con otras tecnologías que ajustan los registros ópticos mediante otros procedimientos como el HAWK-I, el cual funciona a partir de la luz infrarroja. El siguiente paso con la tecnología de tomografía láser es apoyar al Extremadamente Gran Telescopio (ELT), también de la ESO, en su investigación espacial.
En el espacio siguen viajando telescopios que nos envían imágenes de lo que posiblemente jamás veremos de cerca. Los planes con este tipo de misiones continúan; sin embargo, ya no son la fuente de mejor calidad para obtener imágenes. Desde la Tierra ya existe la tecnología necesaria para mirar al cielo y observar otros objetos misteriosos como los satélites de nuestros planetas vecinos, agujeros negros supermasivos, supernovas, y otros objetos que hasta ahora imaginamos vagamente.