OMS define nuevas directrices mundiales sobre la calidad del aire Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
28 septiembre, 2021
Se estima que la contaminación del aire es la causa de 7 millones de muertes prematuras al año, además provoca la pérdida de años de vida saludable.
En 2005 la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció sus directrices anteriores sobre calidad del aire. Desde entonces se ha acumulado nueva evidencia científica sobre sus efectos en la salud de las personas. Recientemente estableció nuevas directrices en la calidad del aire, haciéndolas más exigentes. Niveles que hasta hace poco eran aceptables, ya se consideran de riesgo.
¿Qué hay en el aire que respiramos?
Los efectos negativos de una mala calidad del aire en la salud son muchos. En niños provoca reducción del crecimiento y funciones pulmonares, además de infecciones respiratorias y agravamiento del asma. Para los adultos es causa de enfermedades como cardiopatía isquémica y accidentes cerebrovasculares, ambos motivos de muerte prematura. En los últimos años se ha recopilado evidencia sobre su influencia en otros padecimientos como diabetes y enfermedades neurodegenerativas.
Reducir los contaminantes en el aire trae diferentes beneficios. Los efectos negativos en la salud son equiparables a los de una mala alimentación o el tabaquismo. Además, es un mal que se relaciona con otro de los grandes problemas actuales: el cambio climático. La mejora en la calidad del aire reduce los efectos del cambio climático, además, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero mejora la calidad del aire. Mejorar la calidad del aire que respiramos es una lucha con beneficios en dos frentes.
Las nuevas directrices
Las nuevas directrices establecidas por la OMS consideran seis contaminantes ya conocidos sobre los que se ha acumulado datos nuevos en las últimas décadas. Partículas en suspensión (PM), ozono (O3), dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y monóxido de carbono (CO) son los integrantes de este grupo.En el caso de las PM, existen dos grupos de ellas que se consideran de riesgo, las PM2.5 y las PM10, de ahí que se hable de seis y no 5 contaminantes; la diferencia entre estas dos es su tamaño que puede ser inferior a 10 y 2.5 micras.
Las PM representan un riesgo considerable para la salud por su capacidad para ingresar al organismo humano. Las PM10 son capaces de penetrar profundamente a los pulmones. En el caso de las PM2.5, que son más pequeñas, llegan incluso al torrente sanguíneo. Estas últimas afectan principalmente al sistema cardiovascular y respiratorio, además de otros órganos. El orígen de estas partículas son los combustibles que se usan en transporte, industria, agricultura y energía eléctrica que consumen hogares. La contaminación del aire exterior y las partículas en suspensión fueron clasificadas en 2013 como causantes de cáncer por el Centro Internacional de Investigaciones Sobre el Cáncer (CIIC) de la OMS.
¿Quiénes son los más afectados?
La contaminación del aire tiene una distribución desigual. Los países de ingresos bajos y medios son los más afectados debido a la urbanización a gran escala y la dependencia de combustibles fósiles para sus actividades económicas. Las evaluaciones mundiales en la calidad del aire indican que la contaminación provoca la pérdida de cientos de millones de años de vida saludable. La mayor carga de estas consecuencias va a los países de ingresos bajos y medios. A mayor exposición a un aire de mala calidad el riesgo incrementa, esto afecta principalmente a personas con enfermedades crónicas como asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y cardiopatías, además de adultos mayores, niños y mujeres embarazadas.
Para 2019 más del 90% de la población mundial vivía en zonas donde se superaban los niveles de contaminación del aire establecidos en 2005. Bajo las nuevas directrices, más rigurosas, esta cifra se elevaría aún más. Los países que han tomado medidas para reducir la contaminación en el aire han mostrado mejoría en las últimas 3 décadas.
El 80% de las muertes relacionadas con PM podrían evitarse si se toma como referencia a las nuevas directrices de la OMS. El camino no será fácil, por lo que el organismo internacional propone metas intermedias. La mejora en la calidad del aire que respiramos no será rápida en muchos casos pero es indispensable para mejorar la salud de la población mundial.
Entre los retos que enfrentan estas nuevas directrices está lograr un espacio en la agenda de los gobiernos nacionales, ya que ninguna de ellas tiene efecto jurídico. La apuesta es que la información promueva la creación de nuevas políticas públicas alrededor del mundo.