Peces en el sur de México se defienden haciendo olas Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
2 enero, 2022
La “ola” es un acto colectivo que volvió famosos a los estadios mexicanos en 1986, esto sirve como analogía a un grupo de investigadores alemanes que, junto con colaboradores de la Universidad de Tabasco, estudió el comportamiento de unos peces. A diferencia de los aficionados al balompié, los peces que también son de origen mexicano, no se organizan para hacer olas por diversión sino como un método de supervivencia. Con ellas advierten a las aves interesadas en cazarlos que no les permitirán acercarse tan fácilmente. Como parte de la investigación se probó el efecto en las aves y demostró ser de gran utilidad.
“Sabemos que estás ahí”
“Sabemos que estás ahí, no pierdas tu tiempo atacándonos”, es la señal que los investigadores reconocieron en las olas creadas por peces. Estos seres acuáticos ya son especiales por la zona que habitan. Cerca de la ciudad de Teapa, en Tabasco, se encuentran los manantiales de Baños del Azufre. Su origen es volcánico, el agua contiene grandes cantidades de ácido sulfhídrico y poco oxígeno. Pocas son las especies que sobreviven ahí, como la molly de Teapa (Pocilia sulphuraria), que es una especie endémica.
Las condiciones en que viven los molly de Teapa son muy particulares. Los individuos de esta especie son de tamaño pequeño, miden apenas 2 centímetros. Para respirar deben permanecer cerca de la superficie, donde las aves predadoras los encuentran fácilmente. Viven en grupos de más de 100 mil individuos. Con todo esto es lógico que su método de defensa sea un acto colectivo.
El movimiento que llamó la atención de los investigadores consiste en que los peces agitan su cola en la superficie del agua. Esta acción, repetida por todos los miembros del grupo en periodos de 2 minutos provoca una serie de olas. Una duda que surgió en los investigadores es si este movimiento tiene influencia en el comportamiento de los predadores. Para confirmarlo realizaron un experimento.
Los investigadores reconocieron dos grupos de aves distintas que cazan a los molly de Teapa. El primer grupo lo componen los alcedínidos locales, un grupo de aves que introduce todo su cuerpo en el agua al pescar. Con ellos se notó que detenían su ataque mientras los peces hacían olas. Las aves esperan a que el movimiento se detenga e incluso se retiran sin haber cazado si se prolonga por mucho tiempo, así lo menciona Carolina Doran, del Departamento de Biología y Ecología de Peces del Instituto Leibniz de Ecología en Agua Dulce y Pesca en Aguas Interiores Müggelseedamm en Berlín, quien participó en el estudio.
Otras aves más cautelosas tienen mayor éxito al pescar a los Molly de Teapa. Es el caso de los pitangus locales. Estas aves introducen su pico dentro del agua alterando menos su movimiento natural. Ante este ataque los peces producen menos olas y esto aumenta las posibilidades de ataque de los predadores. Los investigadores probaron si estas aves también serían ahuyentadas ante la misma respuesta de los peces.
Al observar a pitangus en el momento de pescar, los investigadores recrearon el movimiento de los alcedínidos. Lanzaron objetos al agua para simular el cuerpo de las aves al sumergirse. La respuesta de los peces fue producir una gran cantidad de olas. Ante esta reacción los pitangus detuvieron su ataque. El movimiento repetido de los molly de Teapa para defenderse funcionó.
La inmersión de los peces ante un ataque es algo común; sin embargo, el movimiento organizado de los molly de Teapa es único. “Debido a que las ondas observadas eran conspicuas, repetidas y regulares, y los intervalos entre las ondas individuales eran siempre de longitud similar no importa cuán a menudo los peces repetían sus ondulaciones, asumimos que los movimientos de las ondas son más que una mera reacción de escape”, explica David Bierbach, del Departamento de Biología y Ecología de Peces del Instituto Leibniz de Ecología en Agua Dulce y Pesca en Aguas Interiores Müggelseedamm, quien también participó en la investigación.
La conclusión de los investigadores es que el movimiento de los molly de Teapa es una advertencia para las aves, más que una simple reacción de escape. Al atacar a los peces dentro de las olas las aves tienen un gasto energético mayor. Por esto, es preferible esperar o incluso marcharse en busca de otra presa más fácil de atrapar. Al parecer se trata de un método eficaz de comunicación con el que los peces se defienden y las aves evitan perder tiempo y energía.