Rosetta observa cambios sorprendentes en el cometa 67P Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
28 mayo, 2019
Hace casi seis meses que la nave espacial Rosetta terminó sus operaciones, tras haber aterrizado sobre la superficie del cometa 67P / Churyumov-Gerasimanko y perder la comunicación con la Tierra. Esta maniobra deliberada pudo haber marcado el final de la recopilación de datos desde el cometa, pero no el fin de las noticias sobre el famoso 67P.
El archivo de información recopilado durante la misión será una fuente rica de material durante muchos años. De hecho, la etapa de interpretación de datos de la misión apenas ha comenzado.
Lo más reciente son dos estudios que informan que Rosetta logró capturar tanto la fractura de su superficie como un deslizamiento de tierra que desencadenó una gran explosión de polvo en el cometa, un evento que reveló su interior prístino o puro.
Uno de los hallazgos más emocionantes e intrigantes de la misión fue la superficie que reveló del cometa 67P. Después de la fascinación por su forma de pato, y a medida que la nave se acercaba más al cometa, Rosetta pudo observar un paisaje de rocosos acantilados y valles, llanuras rocosas y profundas fisuras que fue una sorpresa para muchos científicos. ¿Dónde estaban los campos de hielo y las grietas que se podían esperar de un cuerpo que se suponía que estaba compuesto principalmente de hielo?
En la década de 1950, el astrónomo Fred Whipple describió a los cometas como “bolas de nieve sucias” pero poco a poco esa idea se fue sustituyendo por "bola de nieve helada", pero las imágenes de alta resolución de 67P tomadas por el sistema de imagen OSIRIS de Rosetta, revelaron muy poco hielo y mucha roca. Efectivamente el hielo estaba presente, y algunas de las imágenes más icónicas del cometa muestran el núcleo con un fondo de chorros y plumas de polvo que escapan de la superficie. Los científicos asumieron que el hielo se vaporizó desde la superficie a través de un proceso llamado sublimación, provocado por la exposición a la luz solar, que llevó al colapso de las fracturas y los estallidos de polvo y sustancias volátiles.
Uno de los dos nuevos estudios, publicado en la revista Science, llevó a cabo una visión detallada de partes del hemisferio norte hasta regiones ecuatoriales del cometa. La propagación de las fracturas es claramente una alteración importante del paisaje: una fractura en particular en la región "cuello" del cometa - inicialmente de 500 metros de largo - creció por lo menos 50 metros, posiblemente hasta 150 metros, durante un período de seis meses. Los autores sugieren que la fractura fue causada por la actividad en el núcleo 67P en respuesta al calor del sol, dando lugar al aumento de la velocidad de giro del cometa. Este cambio, a su vez, resultó en estrés que produjo la fractura.
La fractura expone el material fresco del interior del cometa a la luz del Sol, que genera actividad creciente a medida que el material se sublima. El mecanismo en última instancia debería dar lugar a la ruptura del cometa. Sin embargo, cuando el cometa se alejó del Sol, la actividad se calmó. Pero no parece haber ningún reporte del restablecimiento de las fracturas - por lo que 67P podría "autodestruirse" en uno de sus futuros viajes cerca del Sol. Orbita con relativa frecuencia: cada 6,45 años.
El segundo artículo, publicado en Nature Astronomy, se centra en los acantilados que se desmoronan. Imágenes tomadas por la NavCam después de una explosión particularmente grande de gas y polvo en julio de 2015, rastreó el origen de la columna eruptiva en la región de Asuán. Unos días más tarde, el sistema OSIRIS capturó imágenes detalladas de una pendiente pronunciada en la región que reflejaba más luz solar que las regiones circundantes. Los autores se refieren a esto como un "borde fresco, agudo y brillante" en el acantilado de Asuán, que claramente se había formado por un deslizamiento de tierra después del colapso de parte del acantilado.
El borde brillante se debía al hielo normalmente escondido en el interior del cometa que quedaba expuesto, lo que reflejaba más luz del sol. Otro conjunto de imágenes tomadas cinco meses después mostró que el brillo había vuelto al nivel normal del 67P, indicando que el hielo se había evaporado y el acantilado estaba cubierto de polvo. La observación es particularmente importante ya que es la primera asociación registrada de un estallido de actividad con una característica específica.
Los dos trabajos han conducido a una mejor comprensión de la variedad de mecanismos que están dando forma a la superficie del cometa hoy. Pero, aún hay mucho por descubrir, ¿cuáles fueron los procesos que produjeron las fracturas y los acantilados en primer lugar? ¿Se habrá tratado de colisiones, o de una mayor actividad resultante de un mayor contenido volátil? Nada de eso está claro, y no podemos esperar para que alguna Agencia espacial se decida visitar otro cometa para visitar otro cometa para descubrirlo.
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Fuente: Space.com