SOFIA muestra evidencia de agua en la superficie soleada de la Luna Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
26 octubre, 2020
El agua en la superficie lunar no se limita a las regiones polares. Durante mucho tiempo se ha reconocido la presencia de agua en forma de hielo, ahora sabemos que se encuentra también en las zonas a las que llega la luz solar. Este descubrimiento se lo debemos al Observatorio Estratosférico Astronómico Infrarrojo (SOFIA, por sus siglas en inglés).
SOFIA observa el cielo a 13.7 kilómetros de altura y desde ahí obtuvo datos que confirman que hay agua en el cráter Clavius, a donde llega la luz solar.
¿Cómo reconocer agua en la Luna?
El cráter Clavius se ubica en el hemisferio sur de la Luna, es uno de los más grandes y visibles desde la Tierra. Las observaciones que permitieron reconocer los rastros de agua se hicieron en 2018. Se trataba de una prueba para confirmar si era capaz de observar un objeto cercano.
“Esa fue, de hecho, la primera vez que sofía vio hacia la Luna, y no estábamos todavía completamente seguros de que nos daría información confiable, pero las preguntas sobre el agua en la superficie lunar nos obligaron a probar”, explica Naseem Rangwala, quien participa en el proyecto SOFIA desde el Centro de Investigación Ames en Silicon Valley, California.
“Es increible que este descubrimiento viniera de algo que esencialmente era una prueba, y ahora que sabemos que lo podemos hacer, planearemos más vuelos para realizar más observaciones”, complementa.
Observaciones previas habían mostrado hidratación en la superficie Lunar. Por la calidad de los datos no se reconocía si ahí había hidroxilo (OH) o agua (H2O). La información anterior provenía de la banda de 3 micrómetros. Las observaciones de SOFIA alcanzaron la marca espectral de 6 micrómetros. De esta forma fue posible reconocer que se trataba de agua.
SOFIA es un observatorio astronómico que realiza sus observaciones desde el aire. Se trata de un Boeing 747SP jetliner modificado. Dentro lleva un telescopio de 106 pulgadas de diámetro, equivalentes a 2.7 metros. A los 13.7 kilómetros de altura que realiza las observaciones evita el 99% del vapor de agua en la atmósfera terrestre. De esta forma sus mediciones infrarrojas tienen una gran precisión.
¿Cómo llegó el agua ahí?
El agua está más allá de los helados polos lunares pero ahora surgen más dudas. Entre ellas está el cómo se formó, qué calidad tiene y cómo se conserva. El camino para estudiar el agua lunar aún es largo. Una vez que se comprenda podría ser de gran utilidad en la exploración del espacio; en caso de una misión larga hacia la luna sería mejor consumir recursos locales para evitar vehículos pesados llenos de consumibles.
Se manejan distintas posibilidades para que el agua haya llegado ahí. Una de ellas es que los meteoritos que impactan con la superficie lunar la hayan llevado ahí. Otra de ellas incluye un proceso químico más complicado en que el viento solar lleva hidrógeno a la superficie de la Luna y ahí ocurre una reacción química con el oxígeno de su suelo. Otra posibilidad es que la radiación de los meteoritos que impactan la superficie transforme el hidroxilo en agua.
“Sin una atmósfera gruesa, el agua en la superficie soleada de la luna tendría que perderse en el espacio”, de acuerdo a Casey Honniball del Instituto de Geofísica y Planetología de la Universidad de Hawai en Manoa. Casey es el primer firmante del artículo “Agua molecular detectada en la superficie soleada de la Luna por SOFIA”, publicado por la revista científica Nature Astronomy.
Antes de planear una visita a la Luna es importante comprender mejor lo que pasa con el agua en la superficie. La concentración de agua que encontró SOFIA es pequeña: entre 100 y 412 partes por millón. Si lo vemos en dimensiones cotidianas, sería el equivalente a una botella de 12 onzas (el vaso pequeño de café en el minisuper) por cada metro cúbico. También nos ayuda a imaginarlo como 100 veces menos el agua que guarda el desierto del Sahara.
“Si podemos usar los recursos de la Luna, entonces podríamos transportar menos agua y más equipo que permita hacer nuevos descubrimientos científicos”, explica Jacob Bleacher, jefe de científicos de exploración en la Dirección de Exploración y Misiones de Exploración Humana de la NASA. La misión Artemisa promete llevar a la primera mujer y al próximo hombre a la Luna a finales de esta década; los descubrimientos sobre el agua serán de gran utilidad para esta nueva visita a nuestro satélite natural.