¿Son los tardígrados los nuevos superhéroes cuánticos? Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
21 diciembre, 2021
El mundo de la ciencia ficción cuenta con algunos personajes que viajan a través del mundo cuántico. Fuera de las páginas de Ant Man o personajes similares, los seres vivos están muy lejos de probar las interacciones cuánticas, o eso parecía hasta ahora. Un grupo internacional de científicos ha hecho público un artículo que aún espera revisión. En él describen un experimento en que el ser vivo con la resiliencia más famosa es el protagonista: el tardígrado.
Muchas críticas sin un fallo definitivo
La revisión de pares es un paso indispensable para que un conocimiento sea aceptado en el mundo científico. Una vez que un grupo de investigadores concluye una investigación somete sus resultados a la revisión de especialistas de sus mismas áreas de conocimiento. Si el artículo que documenta el nuevo conocimiento es coherente y razonable para quienes lo revisan se publica en una revista científica. Que un artículo científico haya sido escrito no garantiza que será aceptado.
Por el momento, el artículo que tiene como primer firmante a K. S. Lee de la Escuela de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad Tecnológica de Nanyang, no ha sido aceptado para publicación. Se puede consultar en el repositorio de artículos aún no publicados arXiv. Antes de aparecer en alguna revista científica el artículo titulado “Entrelazamiento entre qubits superconductores y un tardígrado” ya tiene una larga lista de críticas.
Lo que propone este artículo es que un organismo vivo como el tardígrado puede formar parte de un proceso cuántico. Específicamente, se describe un entrelazamiento cuántico. En la física clásica, que estudia los cuerpos en dimensiones perceptibles por el ser humano, no existe un equivalente. El entrelazamiento consiste en que si dos partículas subatómicas interactúan en algún momento, formarán parte del mismo sistema y ese vínculo permanecerá después que se separen. Esto quiere decir que si dos electrones coinciden alguna vez, por ejemplo, en una colisión, quedarán relacionados y lo que pase a uno tendrá efecto en el otro aunque ya no estén juntos.
El experimento que realizó el equipo de Lee consistió en entrelazar dos qubits, que son comunes en la computación cuántica. Entre ellos se colocó un tardígrado que aparentemente funcionaría como enlace. De esta forma, los qubits y el tardígrado formarían parte de un mismo sistema. Al modificar uno de los qubits se alteraría el otro y, aparentemente, eso fue lo que pasó.
Durante el experimento el tardígrado estuvo expuesto a condiciones extremas. Estos seres vivos también son conocidos como “osos de agua”. Son famosos por sobrevivir en condiciones extremas como temperaturas muy bajas o presiones muy bajas, como las que se usaron en el experimento. Otros de sus logros han sido sobrevivir en el espacio exterior. Estos seres microscópicos son famosos por su gran resiliencia. Incluso son capaces de suspender sus funciones orgánicas y retomarlas cuando las condiciones son adecuadas nuevamente.
Para los experimentos de computación cuántica se requieren condiciones frías y controladas, muy distintas al calor y humedad que suelen requerir los seres vivos. Durante el experimento el tardígrado soportó una temperatura apenas por encima del cero absoluto: 10 mili grados kelvin. La presión fue de 0.000006 milibars, una medida de presión que no forma parte del Sistema Internacional pero es similar a una atmósfera. Estas condiciones permanecieron durante 420 horas.
Durante el experimento el tardígrado experimentó un estado conocido como criptobiosis. Esto quiere decir que detuvo sus actividades vitales. Al final del experimento, cuando se regresó a condiciones más amables, el tardígrado regresó a sus funciones. Esto es parte de lo que los investigadores consideran una prueba de que el experimento realmente funcionó.
Las críticas a este artículo aún sin publicación son varias. Entre ellas está que el tardígrado realmente no experimentó un estado cuántico, sino que participó en un efecto electromagnético que se conoce desde hace mucho por el hecho de estar cerca de los qubits, algo similar habría conseguido un grano de arena, de acuerdo con el físico y escritor científico Ben Brubaker. Para la Doctora Tara Roberson, quien es investigadora en el Consejo de Investigación Australiano del Centro de Excelencia para Ingeniería y Sistemas Cuánticos, el simple hecho de dar a conocer la investigación en diciembre hace notar lo poco serio del artículo.
Por ahora la participación de un ser vivo en un experimento cuántico es una especulación. En los próximos meses confirmaremos si logró pasar la prueba de la revisión de pares. Mientras tanto, podemos imaginar a un oso de agua, o tardígrado, vistiendo el uniforme de Ant Man mientras viaja entre un par de qubits. Si existe o no, fuera de nuestra imaginación, es algo que por ahora no sabemos, como en el famoso experimento de Shödinger.¿Son los tardígrados los nuevos superhéroes cuánticos?