Terremoto de magnitud 7.7 sacude Myanmar: ¿por qué fue tan devastador? Copiar al portapapeles
POR: ChemaTierra
28 marzo, 2025
El 28 de marzo de 2025, un terremoto de magnitud 7.7 sacudió el noroeste de Myanmar, con epicentro cerca de la ciudad de Mandalay. El sismo ocurrió a las 12:50 hora local y tuvo una profundidad de 10 kilómetros, lo que contribuyó a su destructividad. Las consecuencias han sido devastadoras: al menos 150 personas han perdido la vida y cientos más resultaron heridas. En Mandalay, se reportaron daños significativos, incluyendo el colapso de edificios históricos como el Palacio de Mandalay y un puente en Sagaing. En la vecina Tailandia, el terremoto también se sintió con fuerza; en Bangkok, un edificio en construcción colapsó, resultando en varias personas atrapadas. Las autoridades tailandesas han advertido sobre posibles réplicas y han instado a la población a tomar precauciones.
Un país entre placas tectónicas
Myanmar se encuentra en una región de alta actividad sísmica debido a su ubicación en el límite entre las placas tectónicas de India y Eurasia. El movimiento relativo de estas placas genera tensiones que se liberan en forma de terremotos. El sismo del 28 de marzo se produjo en la falla de Sagaing, una falla de desgarre que atraviesa el país de norte a sur y es responsable de la mayoría de los terremotos en la región. La profundidad superficial del sismo (10 km) amplificó su impacto, ya que las ondas sísmicas pierden menos energía antes de alcanzar la superficie, causando mayores daños.
Historia que se repite
Myanmar ha experimentado varios terremotos significativos en su historia. Entre 1930 y 1956, se registraron seis sismos de magnitud igual o superior a 7.0 en la región. Más recientemente, en 2016, un terremoto de magnitud 6.8 afectó la antigua ciudad de Bagan, causando la muerte de tres personas y daños en estructuras históricas. Estos eventos subrayan la vulnerabilidad del país a la actividad sísmica y la importancia de implementar medidas de mitigación y preparación.
¿Por qué fue tan destructivo?
La violencia del sismo no fue un simple capricho de la naturaleza; hubo factores que lo hicieron especialmente devastador. Para empezar, la tierra liberó su energía a muy poca profundidad. Esto significa que las ondas sísmicas no tuvieron que viajar mucho para llegar a la superficie, lo que aumentó su intensidad y convirtió el suelo en una fuerza imparable.
A esto se suma una triste realidad: muchas de las construcciones en Myanmar no están preparadas para enfrentar un temblor de esta magnitud. Edificios antiguos, templos sagrados y viviendas humildes cedieron ante el movimiento, desplomándose como si fueran de papel. La falta de normas sísmicas estrictas en buena parte del país agravó el desastre.
Y como si fuera poco, el sismo golpeó justo donde más daño podía causar: cerca de zonas densamente pobladas como Mandalay. La combinación de construcciones frágiles y una gran concentración de personas hizo que las pérdidas humanas y materiales fueran aún más dolorosas.
Este trágico evento resalta la necesidad de fortalecer las normas de construcción y mejorar los sistemas de alerta temprana en regiones propensas a terremotos, con el fin de reducir el impacto de futuros desastres naturales.