Tokio 2020 en busca de la sustentabilidad Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
24 julio, 2021
Se ha hablado mucho sobre las camas de los juegos olímpicos de Tokio. Fuera de la abstinencia sexual de los deportistas que han exagerado los medios de comunicación, y que poco tiene que ver con los objetivos de los organizadores, hay mucho que observar en estos juegos olímpicos.
Uno de los retos que se planteó Japón al organizar sus juegos olímpicos fue mostrar que una nación altamente contaminante como es el país del sol naciente, puede tomar acciones para reducir su impacto en el medio ambiente. Además, se suman otras causas que buscan promover una sociedad mejor para todo el mundo.
En busca de la sustentabilidad
Los juegos olímpicos de Tokio se propusieron ser innovadores en diferentes áreas. Cambio climático, manejo de recursos, Medioambiente natural y biodiversidad, derechos humanos, prácticas laborales y empresariales justas, así como intervención, cooperación y comunicaciones, son los ejes que se propuso para cumplir con el slogan de “be better together”, que podría traducirse como “ser mejores, juntos”. Como parte de esta campaña se propusieron diferentes acciones.
Las propuestas fueron muchas: reciclar 99% de los bienes materiales usados en las olimpiadas; el uso de agua de lluvia para estar en armonía con la naturaleza; la construcción de la villa olímpica con madera; reciclar el material de la medallas y el uso de vehículos solares. El uso de energía 100% renovable fue una de las más ambiciosas.
¿Se lograron los objetivos?
Uno de los proyectos más sonados de Tokio 2020 fue el de las medallas recicladas. El proyecto “Medal Project” consistió en recolectar durante 2 años 79,000 toneladas de pequeños dispositivos electrónicos. Entre ellos, más de 6 millones de celulares. Toda esta basura electrónica se convirtió en 5,000 medallas olímpicas y parolímpicas.
En el caso de la energía renovable, la infraestructura de las ciudades no permite que todas las fuentes sean limpias ya que los deportistas visitantes también pasearán por las calles, que no se alimentan de fuentes limpias. De acuerdo a la agencia noticiosa, será entre el 30 y 35% de la energía usada en las olimpiadas la que provenga de fuentes como el sol o el biocombustible.
Que las propuestas no se puedan seguir por completo no se ve como un fracaso completo. Una forma de aceptar que las compañías proveedoras de energía eléctrica no son capaces de ofrecer energía completamente renovable fue la oferta de dar certificados de crédito. Estos serán intercambiables por acciones que permitan convertir a Tokio en una ciudad más eficiente energéticamente y se entregarán por un equivalente de la energía que habrían consumido.
Uno de los cambios más importantes respecto a otros juegos olímpicos será la falta de espectadores. En este sentido, se harán algunos cambios respecto a las expectativas de reducción de residuos y combustibles, entre otros. No habrá espectadores produciendo basura y los vuelos hacia la ciudad olímpica serán mucho menos de lo planeado, lo que permite un margen mayor de cuidado ambiental.
Si hablamos de las tareas de construcción y acondicionamiento de infraestructura, se generaron 1.5 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) para estos juegos olímpicos. De acuerdo a los organizadores, el hecho de que estos juegos olímpicos sean a puerta cerrada incluye una reducción de 340 mil toneladas de CO2 respecto a los cálculos originales. Una vez que finalicen se hará una evaluación para obtener cifras precisas sobre las emisiones que realmente se hicieron de gases de efecto invernadero.
Las diversas acciones que se tomen para contrarrestar las emisiones de CO2 también recibirán un crédito. Se espera contrarrestar el equivalente a 4.38 millones de toneladas. Estas acciones están a cargo de proyectos locales. En este sentido, algunos de ellos han fallado con las entregas, lo que pone en duda que se vayan a cumplir las proyecciones originales.
Finalmente, queda el tema de las camas de cartón. Mucho se ha hablado de ellas. En distintos medios se ha resaltado la idea de que están ahí para evitar encuentros sexuales en la villa olímpica, lo que ya fue desmentido. Airweave, la empresa que las fabricó, afirma que son capaces de soportar hasta 200 kilos, lo que permite que incluso los deportistas de mayor peso descansen sin problemas.
El rumor surgió a partir de una publicación en Twitter del corredor estadounidense Paul Chelimo, quien sugería que el material tenía la intención de evitar la intimidad en ellas. Pronto, otro asistente a los juegos olímpicos, el gimnasta Rhys McClenaghan, desmintió el rumor saltando sobre la suya para demostrar su gran resistencia también a través de Twitter. Sea cual sea el uso que se les dé, será posible reciclarlas como se planeó desde antes de la contingencia sanitaria por Covid-19.