Un caracol de hace 99 millones estaba cubierto de vello microscópico Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
25 octubre, 2022
Hace aproximadamente 99 millones de años un caracol erizado quedó atrapado en ámbar. Un detalle que resalta es que tiene pequeños pelos de entre 150 y 200 micrómetros en sus márgenes.
De acuerdo con los investigadores que lo han estudiado esto representó una ventaja evolutiva para los caracoles del mesozoico. Los resultados se publicaron en la revista científica Cretaceous Research.
Las ventajas del vello en un caracol
El caracol pertenece a la especie Archaeocyclotus brevivillosus. Para su estudio se recurrió a microscopía clásica y una tomografía micro-computarizada de rayos X en tercera dimensión. Los vellos se encontraron en su caparazón y no son una sorpresa.
“No es raro que las conchas de caracoles fósiles y terrestres actuales se embellezcan con crestas, pelos, nódulos o pliegues; sin embargo, el desarrollo de tal 'decoración' sigue siendo un proceso complejo que generalmente no ocurre sin un propósito”, explica en un comunicado la Doctora Adrienne Jochum del Instituto de Investigación Senckenberg, el Museo de Historia Natural en frankfurt y el Museo de Historia Natural de Bern.
Las conchas peludas de caracol se conocen en varias familias de caracoles terrestres. Con el conocimiento que se tiene hasta ahora se deduce que el vello ha surgido en distintas ocasiones en los caracoles terrestres durante su evolución. Incluso se reconoce en caracoles que están relacionados con gran lejanía.
Los pelos en las conchas de caracol se forman en la capa superior de cáscara proteínica periostracum. Se conocen en caracoles de bosque y también en los caracoles Polygyridae, que incluye a las babosas. Bajo ciertas condiciones, esto es una ventaja para los caracoles.
“El margen exterior de la cáscara está forrado con pelos cortos que se agrupan alrededor de la abertura de la cáscara. Su nombre deriva de las palabras latinas brevis (corto o pequeño) y villōsus (peludo o peludo)”, describe la Doctora Jochum.
Archaeocyclotus brevivillosus es una nueva especie. Se encontró en una mina de ámbar en el valle de Hukawng, en Birmania. Su origen se remonta al Cretácico. Fue descubierta en 2017. El fósil mide 26.5 milímetros de largo, 21 milímetros de ancho y 9 milímetros de alto.
No es la primera vez que se encuentra a un caracol terrestre con estas características. Ocho especies de Cyclophoridae han sido descubiertas en ámbar birmano, de ellas seis tenían caparazones erizados. Para los investigadores este es un indicio de la ventaja que representa una cubierta con vellos.
Las posibles ventajas que mencionan los investigadores son varias. Entre ellas está el aferrarse mejor a los tallos u hojas de las plantas; esto se ve también en los caracoles actuales. Otro factor en que serían útiles es la regulación de la temperatura, con los vellos podrían atrapar gotas de agua que habrían permanecido adheridas para mantener frescos a los caracoles.
La defensa del caracol es una de las posibles causas de estos vellos. Habrían sido una protección útil contra el suelo ácido y la hojarasca de la selva tropical primitiva. Otra posible función es como camuflaje, lo que los mantendría a salvo de depredadores como aves u otros terrestres. Una alternativa más es que representaran alguna ventaja en la selección sexual.
“Esta es ya la sexta especie de Cyclophoridae, un grupo de caracoles de tierra tropicales, encontrado hasta ahora incrustado en el ámbar mesozoico, alrededor de 99 millones de años de edad”, menciona la Doctora Jochum. Es, por ahora, un recuerdo de una época en que los caracoles habitaron un mundo muy diferente al actual.