Un fósil de hace 3.8 millones de años pone rostro a nuestros antepasados Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
29 agosto, 2019
La línea evolutiva del ser humano aún tiene muchas preguntas sin respuesta. Una de las que dejarán satisfecha a nuestra curiosidad fue publicada por la revista Nature recientemente. Debido a la edad de los fósiles conocidos de ancestros (o familiares antiguos de nuestra especie), es difícil tener una estructura completa. Lo normal es encontrar algunos huesos aislados pero en Etiopía se encontró un cráneo casi completo de un Australopithecus anamensis. Ahora tenemos indicios suficientes para conocer un rostro de 3.8 millones de años de antigüedad.
Un borrón en las líneas del tiempo
Uno de los fósiles más famosos de la historia es Lucy, una Australopithecus afarensis. Una de las teorías que se manejaba en torno a la evolución de los homínidos es que los Australopithecus afarensis aparecieron después de los anamensis. Parecían ser dos representantes de momentos distintos en la historia de la evolución pero el estudio dirigido por Yohannes Haile-Selassie del Departamento de Antropología física del Museo de Historia Natural de Cleveland, propone una historia distinta.
Lucy fue descubierta en 1974, en aquella época la canción Lucy in the sky with diamonds de los Beatles era popular. Sobre la especie a la que pertenece esta famosa australopithecus se tienen detalles más o menos claros. De las especies jóvenes, de entre 3.5 y 2 millones de años de antigüedad, se conservan varios esqueletos. Para los Australopithecus anamensis, de entre 4.2 y 3.9 millones de años de edad, la situación es diferente. De esta especie con mayor antigüedad se conservan, principalmente, mandíbulas y dientes.
Imaginar un rostro de hace 3.8 millones de años no era tarea fácil, pero en 2016 la situación cambió. Un pastor de la tribu Afar encontró un fósil en la región de Woranso-Mille, dentro de territorio etíope. En ese momento Yohannes Haile-Selassie se encontraba en campaña de excavación en la zona. Tras el aviso del pastor, se visitó la zona en que encontró el fósil en busca de más. Ahí apareció un cráneo.
El hallazgo ocurrió a 55 kilómetros de Haddar, el lugar en que Lucy fue encontrada. Tras analizar el cráneo se llegó a una conclusión distinta a la creencia previa sobre la relación de los afarensis con los anamensis. No se trata de especies que vivieron una después de la otra, sino que convivieron en ese espacio, al menos por 100 mil años.
Los Australopithecus no fueron un linaje que haya evolucionado metódicamente con el paso del tiempo. Es probable que una amplia variedad de homínidos coexistieran en la época en que vivió el dueño de este cráneo. Así, no se trataría de una secuencia, sino que habría un ancestro común del que derivaron varias especies durante el Plioceno y, posteriormente, continuarían diferenciándose en el Pleistoceno Inferior.
El trabajo de investigación de Yohannes Haile-Selassie comenzó en 2004. En todo ese tiempo han conseguido 230 fósiles de homínidos. Muchos de ellos aún sin clasificar. El cráneo de Australopithecus anamensis está registrado bajo el código: MRD-VP-1/1. Perteneció a un varón adulto y, por ahora, es nuestra referencia más nítida de nuestros ancestros.
Aunque físicamente no era tan diferente a simios actuales como los chimpancés, ya caminaba erguido. Su altura fue de entre 1.2 y 1.4 metros. Era delgado. Su rostro tenía pómulos y mandíbulas prominentes. Su nariz era chata y su frente estrecha. Su cerebro era de un tercio del tamaño del nuestro. Como todo descubrimiento trae nuevas preguntas pero con este cráneo tenemos un panorama más amplio de los inicios de nuestra especie.