Un pequeño dinosaurio da nuevas pistas sobre el proceso evolutivo Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
12 marzo, 2020
Al imaginar dinosaurios vienen a nuestra mente seres colosales y aterradores. Un estudio publicado recientemente por la revista científica Nature nos presenta a una especie completamente diferente. Se encontró en una pieza de ámbar al norte de Myanmar (Birmania) y en vida debió medir lo mismo que un colibrí. Su edad se estima en 99 millones de años, mucho antes de la aparición de las aves actuales.
Un pequeño ser mesozoico
Su nombre es Oculudentavis khaungraae. Su cuerpo recuerda al de un ave aunque sus ojos son más parecidos a los de un lagarto. Tenía una pupila pequeña, así lo indican sus huesos esclerales, y su actividad era diurna. Sus ojos estaban dirigidos a los lados del esqueleto, lo que indica que no tenía una visión binocular, como pasa con los depredadores actuales.
Su pico incluye una serie de dientes afilados; esto indica que se alimentaba de insectos y otros pequeños invertebrados. La aparición de este ser, desconocido hasta ahora, nos muestra que la disminución de tamaño en los seres vivos se dio mucho antes de lo que se pensaba. En los artículos que se describe se hace referencia a esta especie como ave en varias ocasiones.
La descripción de este mini-saurio con forma de ave se dio oficialmente en el artículo titulado “Dinosaurio del tamaño de un colibrí del periodo Cretácico de Myanmar”. El documento es resultado del trabajo conjunto de científicos chinos y estadounidenses. Su hallazgo se dio en las minas de ámbar de Kachin, al norte de Myanmar.
Los restos de Oculudentavis khaungraae pertenecen a la era mesozoica, que se extendió de 250 millones de años a 65 millones de años atrás. Este dinosaurio habría pesado apenas 2 gramos, lo que lo convierte en algo completamente diferente a lo que conocemos. Para su tamaño se encuentra muy bien conservado.
Su tamaño obliga a tener precauciones adicionales. Para continuar con su análisis se requiere usar técnicas avanzadas que permitan su preservación sin dañar el fósil. Entre las posibilidades que se mencionan está la búsqueda de biomoléculas que pudieran haberse preservado dentro del ámbar.
Aunque se trate de un descubrimiento con gran valor científico, ahondar en el conocimiento de esta nueva especie no será fácil. Las minas de ámbar de donde se extrajo son un espacio que actualmente está en guerra. Las condiciones políticas de la región hacen que muchos científicos duden sobre permanecer o no en este territorio.
Ahora sabemos que hace casi 100 millones de años había un pequeño ser, con características de dinosaurio, muy parecido a las aves actuales. El análisis de este fósil nos permitirá comprender mejor cómo fue el proceso en que los animales se miniaturizaron. Sin embargo, no será un trabajo que ocurrirá pronto. Tanto las características del fósil como del lugar en que se encontró nos obligan a tener paciencia. Mientras tanto, podemos imaginar a este pequeño-saurio devorando insectos en el período Cretácico.