Un tercio de la población mundial no puede ver las estrellas por contaminación lumínica Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
28 mayo, 2019
Más del 80 por ciento de las personas en la Tierra viven bajo cielos contaminados con luz.
En un estudio publicado en la revista Science Advances (Avances de Ciencia) este 10 de Junio, los investigadores lanzaron un nuevo atlas de la contaminación lumínica, mapeando las zonas del mundo donde el cielo nocturno está lejos de ser oscuro. Encontraron que el 83 por ciento de las personas en el mundo y el 99 por ciento de las personas en Europa y los Estados Unidos viven en zonas donde los cielos nocturnos están contaminados con la luz.
Este estudio fue elaborado durante más de 10 años a partir de datos satelitales y verificado por más de 30,000 mediciones sobre la Tierra. Éste trabajo describe el efecto del aumento acelerado de la luz artificial sobre el cielo nocturno en todo el mundo, y documenta a la perfección esta forma menos conocida de contaminación que puede afectar seriamente los ecosistemas locales, traer daños a la salud humana e incurrir en gastos innecesarios de energía.
“Por supuesto que hay una conexión entre el desarrollo de un país y la contaminación”, comentó el autor principal del estudio, Fabio Falchi, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Contaminación Lumínica en Italia.
Falchi y sus colaboradores armaron este Atlas utilizando datos del Satélite Suomi National Polar-orbiting Partnership (NPP), la nave espacial que observa nuestro planeta y cuyas observaciones crearon las famosas vistas de la “Canica azul” en 2012.
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Suomi NPP, una nave espacial del tamaño aproximado de un camioneta, orbita a 824 kilómetros sobre la Tierra para monitorear los cambios en el clima y ayudar con la predicción del tiempo. Los miembros del equipo del estudio introdujeron los datos y las observaciones de la Tierra en un software que mide la propagación de contaminación lumínica para crear un conjunto de mapas que determinan la contaminación lumínica experimentada en cualquier lugar determinado.
El atlas también permite identificar qué lugares están lejos de tener cielos obscuros. Entre los principales lugares con poca probabilidad de apreciar las estrellas estuvieron el Cairo, Bélgica, Holanda, Alemania, la llanura de Padana al norte de Italia y las ciudades desde Boston hasta Washington, D.C. en los Estados Unidos. En algunos lugares como Singapur, los habitantes nunca experimentan noches completas, los investigadores señalaron que los cielos son tan brillantes para la mayor parte de la población que sus ojos nunca se adaptan completamente a la visión nocturna.
Por otra parte, importantes sitios astronómicos aún se mantienen oscuros por las noches, incluyendo lugares al norte de Chile, Hawaii, La Palma en el archipiélago de las islas Canarias, Namibia y la península de Baja California en México. Gran parte de África y los desiertos de todo el mundo en el que la población es baja, también ofrecen buenas oportunidades de observar el cielo.
La contaminación lumínica es un problema para los astrónomos, debido a que la “niebla luminosa” oscurece su visión de los cielos; ésta niebla tiene otras repercusiones en nuestro planeta, incluso puede cambiar el comportamiento de los animales como las polillas, que pueden distraerse de otras conductas como la polinización de las plantas.
“Cada vez más surge investigación que muestra que la exposición a la luz artificial por la noche es mala para nosotros físicamente, confunde nuestros ritmos circadianos y contribuye a los trastornos de sueño e impide la producción de melatonina" dijo Paul Bogard, autor del reciente libro sobre la contaminación de luz "El fin de la noche: Buscando la oscuridad natural en una era de luz artificial ".
Aunque no hay tantos estudios sobre esto, comenta Bogard, si sabemos los efectos que exosten sobre las tortugas marinas, aves, murciélagos y polillas. “Las estadísticas que siempre uso son que el 60 por ciento de los invertebrados son nocturnos, y el 30 por ciento de las especies de vertebrados son nocturnos, por lo que necesitan la oscuridad para vivir”.
El atlas se puede utilizar para evaluar la eficacia de los programas que se han creado para reducir la luz artificial e identificar los lugares que están más necesitados de medidas de protección. También actúa como un recordatorio importante para reconocer la magnitud del problema.
"La mayoría de los niños que nacen en Estados Unidos y en Europa no tienen idea de lo que se pierden, y nunca vivirán esa experiencia emocionante e inspiradora" dijo Bogard.