Una división del vórtice polar augura un invierno intensamente frío Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
12 enero, 2021
A una altura de 18 millas de altura, o 28.96 kilómetros ocurre un fenómeno natural que podría afectar el hemisferio norte por algunas semanas, quizá meses. Ahí se encuentra el vórtice polar, en donde la presión es baja y normalmente permite la circulación del aire frío del polo. Los picos de temperatura del último año en el polo norte han afectado a este vórtice, que se está dividiendo en 2. Es un evento que normalmente ocurre 6 veces por década, pero el de este año promete ser especialmente frío.
Un ligero movimiento helado
La estratósfera está más caliente de lo normal y eso modifica las condiciones en que funciona normalmente el vórtice. Cuando el vórtice polar se mantiene estable el viento frío que circula en él se queda contenido en esa región. En cambio, ante una alteración como la de este año sale de su región ártica para explorar otros territorios, llevando consigo fríos intensos y un mayor riesgo de tormentas paralizantes.
Las regiones con mayor riesgo de recibir este viento del vórtice polar son Estados Unidos, el norte de Europa y Asia. Si el vórtice es inestable el viento frío sale y se arremolina en las regiones cercanas, ya no a casi 30 kilómetros de altura, sino sobre la superficie. Aunque el lugar en que se aloja normalmente es la estratósfera, sus efectos se sentirán en la troposfera, que tiene contacto con la superficie.
Para visualizarlo recordemos un juguete tradicional: cuando un trompo gira sobre su eje se encuentra estable, pero cuando un objeto lo sacude, como otro trompo, el primero pierde el control. Quien haya jugado picotazos en su infancia puede imaginar lo que pasa con una corriente de aire que gira tranquilamente y recibe el golpe de una temperatura inusualmente cálida.
Desde la baja atmósfera ascendió energía en forma de “ondas atmosféricas de larga escala”. De ahí viene el empujón que recibió el vórtice, así lo explicó Amy Butler al diario estadounidense Washington Post, quien es investigadora del Laboratorio de Ciencias Químicas de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense (NOAA). El resultado es que el vórtice pierde su eje, sale de control y comienza a tambalearse como el trompo del ejemplo.
Normalmente el viento circula en el polo norte en dirección oeste a este. El movimiento se realiza en el área de baja presión. Sin embargo, las temperaturas altas, que en las últimas semanas de 2020 alcanzaron los 30 grados Celsius, alcanzaron esta zona de baja presión provocando inestabilidad. Ahora los vientos fríos bajan hacia la superficie.
La ruptura del vórtice polar ya ha ocurrido antes. Se recuerda el invierno entre 2013 y 2014, en el cual Chicago ganó el apodo de “Chiberia”, como una comparación con Siberia, y la zona entre Washington y Boston recibió fuertes tormentas de nieve. También ocurrió en el invierno entre 2009 y 2010, cuando Washington alcanzó su mayor récord de nieve.
Se prevé que los efectos de esta alteración en el vórtice polar lleguen hasta el mes de marzo. No obstante, no es momento de entrar en pánico. De acuerdo a Judah Cohen, quien se dedica al pronóstico climático en el centro de Investigación Atmosférica y Ambiental de Massachusetts, no se conocen conexiones precisas sobre los eventos de calentamiento estratosférico y todavía no se entienden completamente. Como ejemplo está el invierno del año pasado en que también hubo un calentamiento estratosférico considerable que no tocó al vórtice polar. Como mencionó este científico al mismo Washington Post, “Nadie se preocupará hasta que no veamos la nieve en los traspatios de la gente”.