Una muralla verde para detener el desierto Copiar al portapapeles
POR: Antonio Medina
23 julio, 2019
El desierto del Sahara es el más grande y famoso del mundo. Abarca 11 países, Argelia, Chad, Egipto, Libia, Marruecos, Mauritania, Malí, Níger, República Árabe Sarahui Democrática, Sudán y Túnez y tiene una superficie de más de 9,065,000 km2. Básicamente, este desierto, que es fácilmente visible desde el espacio, abarca todo el norte de África y solo es detenido por lo que se conoce como el Sahel.
El Sahel, que literalmente significa “costa”, es un nombre muy adecuado para describir la vegetación que crece en esta zona, es mucho menos árida y por lo mismo funciona como una línea costera que delimita el interminable mar de arena que es el Sahara. El Sahel no se queda atrás en cuanto a extensión y es que pasa por 10 países casi la misma cantidad que el desierto, Senegal, Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger, Chad, Sudán, Etiopía y Djibouti.
¿Cómo detener el desierto?
La desertificación está ganando terreno. Año con año, el desierto del Sahara se extiende hacia el sur del continente y arrasa con toda la vegetación en su camino, convirtiendo al Sahel en una zona polvorienta y sin vida. Además, la desertificación ha forzado a miles de personas a abandonar sus hogares y emigrar más al sur, debido a la falta de agua, la erosión de la tierra, y, por ende, la incapacidad de plantar algún cultivo.
Sin embargo, ya se han tomado medidas para combatir este problema y se ha creado lo que se conoce como la Gran Muralla Verde. Un gran esfuerzo de estos países por reforestar la zona e impedir que el desierto siga ganando terreno. Esta iniciativa trata de cambiar el paisaje y de paso la vida de millones de personas con una gran franja verde que genere empleos y alimento para toda la zona del Sahel.
¿Cómo funciona?
La ciencia detrás de esta Gran Muralla Verde es sencilla; este muro verde plantado por el hombre genera compost por medio de las hojas que caen al suelo, proveyendo de nutrientes. Las altas y frondosas copas de los árboles elevan la humedad y reducen la temperatura ofreciendo sombra a los habitantes, esto a su vez ayuda a reducir el gasto de agua. Las raíces de los árboles mantienen el agua atrapada bajo la tierra y protegen al suelo de la erosión del desierto, lo que permite que el agua vuelva a fluir en el subsuelo y se utilice por los pobladores.
Esta iniciativo comenzó en el año 2007 y para cuando se terminé habrá tenido un costo total de 8 mil millones de euros, presupuesto que ha ayudado a financiar una variedad de países además del Banco Mundial, la ONU y la Unión Africana, principal impulsor de este proyecto que ya se encuentra cambiando vidas a lo largo de África. Aún falta mucho tiempo para que esta titánica tarea de reforestar un área casi desértica sea terminada, pues el proyecto es muy ambicioso y para cuando esté terminado se espera que la Gran Muralla Verde abarque 8 mil kilómetros de largo y 15 de ancho.
Una franja verde que corra desde el Mar Rojo hasta el océano Atlántico y que ayude al desarrolló de las comunidades, y de paso, a disminuir los efectos del cambio climático no suena nada mal, ¿no lo crees?