La erupción de Tonga produjo los rayos más intensos que se han registrado Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
22 junio, 2023
La erupción del volcán Hunga Tonga ha dejado varios registros históricos. Ocurrió el 15 de enero de 2022 y todavía hoy aparecen nuevos hallazgos sobre este evento.
Un nuevo estudio se enfoca en los rayos que se produjeron después de la erupción. En su momento más activo, se produjeron casi 2,600 relámpagos por minuto a causa de la erupción.
Un nuevo récord para el volcán de Tonga
La erupción duró al menos 11 horas. Este es un descubrimiento de la investigación publicada recientemente por la revista científica Geophysical Research Letters. Previamente se creía que había durado menos.
En ese tiempo se produjo una tormenta eléctrica “supercargada”. Ocurrieron poco menos de 200 mil relámpagos. Fue tan intensa aquella tormenta que formó los rayos más altos que se conocen hasta ahora.
Cuando ocurrió la erupción se formó una columna de polvo, agua y gas magmático que alcanzó los 58 kilómetros de altura. Las dimensiones de la columna dieron una idea a los científicos de su magnitud pero también obstruyó la observación satelital.
Dentro de aquella columna se formaron rayos a alturas de entre 20 y 30 kilómetros sobre el nivel del mar. Para reconocerlos se recurrió a datos de alta resolución de distintas fuentes. Esto permitió al equipo de investigadores encontrar detalles nuevos sobre el clima que se formó a partir de la erupción.
“Estos hallazgos demuestran una nueva herramienta que tenemos para monitorear los volcanes a la velocidad de la luz y ayudar al Servicio Geológico de los Estados Unidos a informar a los aviones sobre el peligro de las cenizas”, señala en un comunicado Alexa Van Eaton, la vulcanóloga del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) que dirigió el estudio.
Van Eaton explica que la tormenta ocurrió a causa de la expulsión altamente energética de magma que atravesó el océano poco profundo durante la explosión.
La roca fundida vaporizó el agua de mar que se elevó en la columna. En las alturas se formaron colisiones electrizantes entre la ceniza volcánica, el agua superfría y el granizo. Esta combinación era perfecta para obtener una tormenta eléctrica.
Para realizar mediciones los investigadores combinaron datos de sensores de luz y de ondas de radio. Siguieron a los relámpagos y estimaron sus alturas. Algunos de estos rayos llegaron a regiones de la atmósfera sin precedentes.
La tormenta eléctrica en números sale de lo que se conocía previamente. Ocurrieron aproximadamente 192 mil relámpagos, que se originaron a partir de 500 mil pulsos eléctricos. La frecuencia fue de 2,615 relámpagos por minuto. Las alturas máximas oscilaron entre los 20 y 30 kilómetros.
“Con esta erupción, descubrimos que las columnas volcánicas pueden crear las condiciones para unos rayos mucho más allá del ámbito de las tormentas meteorológicas que hemos observado previamente”, comenta Van Eaton.
“Resulta que las erupciones volcánicas pueden crear rayos más extremos que cualquier otro tipo de tormenta en la Tierra”, agrega la especialista.
Gracias al estudio de los rayos durante la erupción se pueden conocer otros detalles del evento. El comportamiento de la erupción es algo sobre lo que se obtuvieron muchos detalles nuevos.
Los investigadores reconocieron cuatro fases distintas durante la erupción; estas se definen a partir de la altura de la columna y las tasas de relámpagos. La forma en que se relacionan los rayos con la erupción pueden ayudar a realizar un monitoreo más eficiente y mantener un control más adecuado de la aviación ante erupciones de gran intensidad, de acuerdo con Van Eaton.
Otro detalle que salta a la vista es que se reconocieron anillos concéntricos de relámpagos. Estos se organizaron alrededor del volcán y se expandieron y contrajeron durante la tormenta. En otras ocasiones se ha observado un anillo de relámpagos pero no se tiene registros previos de varios anillos concéntricos.
La explicación para este fenómeno se centra en la gran altitud y la turbulencia. La columna volcánica inyectó una gran masa a la atmósfera superior que creó ondas en las nubes; esto formó un efecto similar al de las piedras cuando caen sobre un lago. Los rayos “surfearon” las ondas que se formaron y se movieron hacia afuera formando anillos de 250 kilómetros de diámetro.
La erupción de Tonga fue única en muchos sentidos. Es producto de un tipo de vulcanismo que se conoce como “phreatoplinian”. Ocurre tras una gran erupción en que el magma atraviesa el agua. Previamente sólo se conocía a través de registros geológicos pero no se había medido de forma directa con instrumentos modernos.