Balón de fútbol que sobrevivió a la tragedia del Challenger, llega por fin al espacio Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
2 agosto, 2017
Hace poco más de 31 años, el transbordador espacial Challenger explotó a los 73 segundos de haber despegado y emprender lo que sería su décima misión. La explosión de la nave espacial terminó desintegrando casi todo lo que se encontraba dentro, pero un inusual objeto logró sobrevivir y recientemente llegó a la órbita que se suponía debía alcanzar hace 31 años.
El pasado 3 de febrero, el Astronauta de la NASA, Shane Kimbrough, publicó a través de su cuenta de Twitter, una foto de un balón de fútbol que se encontraba flotando frente a las ventanas del laboratorio espacial. Este mensaje, llegó tan sólo unos días después del aniversario de la tragedia del transbordador Challenger, que sucedió el 28 de enero de 1986.
This ball was on Challenger that fateful day. Flown by Ellison Onizuka for his daughter, a soccer player @Clear_LakeHS. #NASARemembers pic.twitter.com/grShwq372X
— Shane Kimbrough (@astro_kimbrough) 3 de febrero de 2017
Esta pelota de fútbol, estaba dentro del Challenger durante aquél fatídico 28 de enero. El Teniente Coronel, Ellison Onizuka, había llevado ese balón como parte del equipaje que llevaría al espacio en aquella misión. Onizuka lo llevaba como un recuerdo de su hija, quien era jugadora y aficionada del fútbol soccer. Tras la explosión, el balón fue uno de los pocos objetos que fueron recuperados del Challenger y después de 30 años, ha logrado llegar a la órbita de la Tierra gracias a Kimbrough.
La razón por la cual Shane Kimbrough llevó este balón al espacio es que, al igual que la hija de Onizuka, las hijas de Kimbrough asisten a la “Clear Lake High School” (CLHS), lo que hace a los dos astronautas “Falcon Dads”, término que hace referencia a los padres de alumnos que pertenecen a algún equipo deportivo de la CLHS.
En su página web, la CLHS anunció que una pieza de su historia sería llevada al espacio por el Coronel Shane Kimbrough. Originalmente, el balón debía llegar al espacio exterior en 1986, cuando los miembros del equipo varonil y femenil de fútbol de la CLHS de aquella época, plasmaron su firma en él. El Teniente Coronel Onizuka, era el encargado de llevar aquel balón abordo del Challenger, pero lamentablemente la nave espacial nunca llegaría a orbitar la Tierra de nuevo.
Ellison Onizuka estaba llevando a cabo su segunda misión espacial como especialista del Challenger, cuando debido al gélido clima, un sello de uno de los propulsores gemelos del cohete se vio comprometido. La combustión de gas que se dio en el propulsor derecho dañó su conexión con la nave, causando fallas estructurales en el tanque externo. El Challenger se vio envuelto en una gigantesca bola de fuego, desintegrándose casi por completo y cobrando la vida de sus siete tripulantes: el Comandante Dick Scobee, el Piloto Michael Smith, los especialistas de misión, Ron McNair y Judy Resnick, el especialista en cargamento Gregory Jarvis y la especialista en carga civil, Christa McAuliffe, además Onizuka.
El balón que llevó al espacio el Coronel Shane Kimbrough, fue recuperado junto con otros objetos personales de Onizuka, como una bandera de los Estados Unidos que se encontraba en perfecto estado. Tras la investigación, estos objetos fueron llevados a Cabo Cañaveral, donde fueron almacenados antes de ser entregados a los familiares de los astronautas fallecidos. La familia de Onizuka recuperó el balón y lo entrego a la “CLHS”, quien tras 31 años lo entrego a Kimbrough, para que finalmente pudiera llegar a su destino, el espacio exterior.