Un vistazo al nacimiento de un gigante: el planeta bebé WISPIT 2b Copiar al portapapeles
POR: ChemaTierra
17 octubre, 2025
La astronomía nos ha permitido, por primera vez, “ver en acto” la formación de un planeta dentro de un disco circunestelar: el recién descubierto WISPIT 2b. Como un bebé cósmico aún en proceso de crecimiento, este mundo emergente desafía nuestras observaciones y confirma una hipótesis largamente debatida: los agujeros y anillos en discos de polvo y gas podrían esconder mundos en formación.
¿Qué es WISPIT 2b?
WISPIT 2b es un protoplaneta —es decir, un objeto aún acumulando materia— que orbita la joven estrella WISPIT 2. Se estima que tiene una masa de aproximadamente 5 veces la de Júpiter y una edad cercana a los 5 millones de años, lo que lo convierte en un recién nacido en términos astronómicos.
Ubicado a una distancia proyectada de unos 54 unidades astronómicas (casi un equivalente al doble de la órbita de Neptuno en nuestro sistema) del centro estelar, este mundo está incrustado en una brecha oscura dentro de un disco protoplanetario de múltiples anillos.
¿Cómo se descubrió?
El hallazgo fue posible gracias a una combinación de técnicas ópticas de vanguardia. El equipo empleó MagAO-X, un sistema de óptica adaptativa extremo montado en el telescopio Magellan (Chile), para captar señales en la banda del H-alpha, una línea espectral característica del hidrógeno excitado, uno de los trazadores más claros de material que cae hacia el objeto (acreción).
Simultáneamente, se usaron observaciones en infrarrojo con el instrumento LMIRcam del Large Binocular Telescope (Arizona) para confirmar la ubicación del protoplaneta y distinguirlo del polvo circundante.
Este método combinado permitió aislar un pequeño punto luminoso dentro de una brecha entre dos anillos brillantes del disco, asociarlo con emisión de H-alpha y confirmar su movimiento orbital coherente con el sistema estelar.
¿Por qué es importante este hallazgo?
Desde hace décadas, los astrónomos han observado discos protoplanetarios con estructuras en forma de anillos y huecos: regiones donde el polvo y el gas parecen haberse despejado. Una explicación común es que planetas en formación se están abriendo paso a través del material, expulsándolo hacia los bordes. Pero hasta ahora, directas imágenes de planetas dentro de esas brechas habían sido minúsculas rarezas. WISPIT 2b es el primer caso claro en un sistema con múltiples anillos, dentro de una brecha ya visible en las observaciones previas.
Además, el hecho de que WISPIT 2b aparezca en la brecha donde reside —y no migre desde otra región— fortalece la idea de que el planeta puede formarse in situ, limpiando su entorno desde su posición original.
Otro punto de interés es que en el mismo sistema se ha identificado una posible segunda fuente compacta de luz, llamada CC1, que podría corresponder a un segundo objeto en formación o simplemente a una condensación de polvo. Su confirmación requerirá observaciones futuras.
Implicaciones para los modelos de formación planetaria
Este descubrimiento ofrece un laboratorio astronómico sin igual para estudiar cómo interactúan un planeta en crecimiento con el disco que lo rodea. Los astrónomos podrán comparar la anchura de la brecha, las densidades del material remanente, los mecanismos de acreción y la velocidad de crecimiento con simulaciones hidrodinámicas.
También puede servir como análogo temprano de nuestro propio sistema solar en su juventud: hace ~4.5 mil millones de años, nuestra región solar también fue un disco turbulento de gas y polvo, con planetas formándose, migrando, capturando gas. WISPIT 2b nos da una ventana hacia ese pasado remoto.
Lo que sigue
Para confirmar la naturaleza de CC1 y caracterizar mejor WISPIT 2b, se requerirán nuevos estudios con instrumentos aún más sensibles, seguimiento espectroscópico que identifique su composición atmosférica, y observaciones en diferentes longitudes de onda (desde óptico hasta radio). También será crucial monitorear la variabilidad de la emisión en H-alpha, que podría revelar cómo fluye el gas hacia el planeta: ¿en chorros estables o pulsos intermitentes?
Este hallazgo marca un paso decisivo hacia comprender cómo nacen los planetas, especialmente los gigantes gaseosos, y cómo tallan su huella en los discos que los engendran. WISPIT 2b no es solo una curiosidad —es una pista viva sobre los procesos ocultos que dieron forma a mundos, incluido el nuestro.