Rastros de un gas despiertan la duda sobre posibilidades de vida en Venus Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
14 septiembre, 2020
La fosfina es un gas incoloro, inflamable, que explota a temperatura ambiente y que huele a ajo o a pescado podrido. Este gas fue detectado en las nubes de Venus tras una serie de observaciones desde el Telescopio James Clerk Maxwell (JCMT, por sus siglas en inglés), en Hawái. Lo desconcertante de este hallazgo es que, al menos en la Tierra, se produce naturalmente por la degradación de la materia orgánica. Por ahora los científicos que comenzaron el estudio en 2017 y publicaron sus resultados este 14 de septiembre de 2020 en la revista Nature Astronomy guardan reservas aunque el hallazgo no deja de ser sorprendente.
Una pista sin garantías
La búsqueda de vida en otros planetas despierta la curiosidad de muchos; sin embargo, el equipo dirigido por Jane Greaves, astrónoma de la Universidad de Cardiff, prefiere tomar su descubrimiento con cautela. La identificación de huellas de gases permite conocer las condiciones atmosféricas de otros mundos. Para este equipo de investigadores la atmósfera templada e hiperácida de Venus fue el objetivo.
Para el estudio se recurrió a la detección espectral de línea simple en el ancho de banda milimétrico; únicamente 2 telescopios en el mundo tienen la capacidad para esto y son el ALMA en Chile y el JCMT en Hawái. Dentro del espectro que capta el telescopio cada químico tiene una huella propia. A partir de estas marcas los astrónomos reconocen la composición química de una atmósfera y en este caso apareció una sustancia inesperada: fosfina.
Para confirmar las observaciones hechas en Hawái, el equipo de investigadores decidió usar el otro dispositivo en el mundo que podría ver lo mismo. En marzo de 2019 se utilizó el ALMA para observar nuevamente la superficie venusina. Con esta revisión se concluyó que la presencia de fosfina era de aproximadamente 20 partículas por cada mil millones; una cifra pequeña pero mucho mayor a la esperada.
De acuerdo a las mediciones hechas por Greaves y sus colaboradores la fosfina se encontraría a 50 kilómetros de altura sobre la superficie de Venus. Hace un par de semanas se publicaba una investigación con algunos colaboradores en común (Sara Seager, Janusz Petkowski, William Bains, Sukrit Ranjan y Jane Greaves) que sugería la posibilidad de vida microbiana sobre las nubes a una altura similar: entre 48 y 60 kilómetros.
El equipo de investigadores considera distintas posibilidades para que la fosfina haya aparecido ahí. Entre ellas están erupción volcánica, relámpagos, meteoros que se derritieron al entrar a la atmósfera o partículas que fueron transportadas desde la superficie por el viento. Por el momento ninguna de las explicaciones termina de convencer al equipo de astrónomos.
La fosfina se compone de fósforo e hidrógeno, su fórmula es PH3. Es la Tierra su presencia es poco común. De forma natural es producida por algunas bacterias en ambientes extraños. Su presencia en nuestro planeta se debe, principalmente, a procesos industriales. En la atmósfera terrestre, rica en oxígeno, esta sustancia se transforma rápidamente y en Venus el proceso debería ser similar.
Apenas se conocen 4 planetas en el sistema solar con presencia de fosfina. Además de la Tierra y Venus, también se ha reconocido en Saturno y Júpiter. En estos últimos sus niveles son mucho más elevados, mil veces más que en la Tierra de acuerdo a Matthew Pasek, astrobiólogo y geoquímico en la Universidad del Sur de Florida, quien trabaja en el ciclo del fósforo (no participó en la investigación referida). “La fosfina es un tipo de desecho, por eso no nos gusta usarla, también por eso no entendemos muy bien su papel en los procesos naturales”, explica el especialista.
Finalmente, Venus se mantiene como un misterio. Ahora tenemos un gas inesperado en la atmósfera de nuestro vecino más cercano. Si bien, no es una prueba definitiva sobre la presencia de vida, si ha despertado dudas en la comunidad científica. ¿Cómo llegó ahí? Es una pregunta que rondará en futuras investigaciones astronómicas. En una época en que la tecnología espacial permite explorar con detalle nuestro vecindario espacial, Venus será uno de los objetivos más importantes para comprender nuestro entorno.