Un hueco en el espacio da una pista sobre la formación de estrellas Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
24 septiembre, 2021
La diferencia entre 2 y 3 dimensiones es importante más allá de las películas. Por primera vez se realizó un mapa 3D que representa nubes moleculares y esta pequeña diferencia ha mostrado algo que habría sido imposible de detectar antes. Entre las constelaciones de Perseo y Tauro se encuentra una cavidad de gran tamaño que fue reconocida en este nuevo mapa. Investigadores del Centro de Astrofísica de Harvard & Smithsonian creen que se formó por la explosión de una supernova hace 10 millones de años.
Un evento astronómico que no se había imaginado antes
Para nosotros las constelaciones son grupos de estrellas separados. Sin embargo, muchas de ellas tienen un pasado común más allá de la forma que encontramos en ellas. Esta cavidad que fue encontrada recientemente es una muestra de ello. Para este momento ya deben existir estrellas en esa región del universo pero pasarán millones de años para que su luz llegue a nuestro planeta.
La cavidad se extiende cerca de 150 pársecs, algo así como 500 años luz. Esta cavidad está rodeada por nubes moleculares que pertenecen tanto a la constelación de Perseo como a Tauro. En esa región del universo se forman estrellas. Los resultados de la observación de la cavidad fueron publicados en The Astrophysical Journal Letters.
“Cientos de estrellas se están formando o ya existen en la superficie de esta burbuja gigante”, explica Shmuel Bialy, que aparece como primer firmante del estudio titulado “El caparazón Per-Tau: un caparazón esférico gigante de formación estelar revelado por observaciones de polvo en 3D”, y es investigador postdoctoral en el Instituto de Teoría y Computación (ITC) del Centro de Astrofísica (CfA), ubicado en Cambridge, Massachusetts. “Tenemos dos teorías either —ya sea que una supernova explotó en el núcleo de esta burbuja y expulsó el gas formando lo que llamamos ‘el Supercaparazón de Perseo-Tauro’, u ocurrió una serie de supernovas a lo largo de millones de años que lo formaron a través del tiempo”, explica el especialista.
Los resultados de la investigación sugieren que las nubes moleculares de ambas constelaciones son interdependientes. A partir de una onda de choque de la misma supernova se formaron juntas. “Esto demuestra que cuando una estrella muere, su supernova genera una cadena de eventos que en última instancia puede llevar al nacimiento de nuevas estrellas”, explica Bialy.
El origen del estudio de esta cavidad comenzó con uno de los mapas más detallados que existen actualmente: Gaia. Los investigadores tomaron datos del mapa realizado por la Agencia Espacial Europea (ESA). “Fuimos capaces de ver estas nubes por décadas, pero nunca conocimos su verdadera forma, profundidad o espesor. También teníamos incertidumbre sobre qué tan lejos estaban las nubes”, explica Catherine Zucker. Ella aparece como primera firmante en el estudio titulado “Estructura en tres dimensiones de nubes moleculares locales”, y se desempeña como investigadora postdoctoral en el CfA. “Ahora sabemos dónde se encuentra con 1 por ciento de incertidumbre, esto nos permite discernir el vacío entre ellos”, describe la especialista.
Zucker explica que existen diferentes teorías para explicar cómo se reorganiza el gas para formar estrellas. “Los astrónomos han probado estas ideas teóricas usando simulaciones en el pasado, pero esta es la primera vez que podemos usar vistas 3D reales —no simulaciones— para comparar teoría y observaciones, y evaluar qué teorías funcionan mejor”, explica. Además de la visualización en 3D, los datos sobre la cavidad entre Perseo y Tauro son de acceso público. Para quienes no son especialistas en astronomía pero quieren conocerlo pueden acceder a los modelos en tercera dimensión desde la app CoSpacesEdu. Para obtener el acceso deben escanear un código QR que aparece en un video distribuido por el CfA. “Literalmente puedes hacer que el universo flote sobre tu mesa de cocina”, comenta Alyssa Goodman, quien es profesora en el CfA y Harvard y aparece como coautora en los dos estudios mencionados.