Alan Turing y los inicios de la computación como la conocemos Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
7 junio, 2024
El 23 de junio de 1912 nació Alan Mathison Turing. Entre sus aportes a la computación estuvo el descifrar mensajes encriptados de origen alemán durante la segunda guerra mundial.
El reconocimiento para Turing llegó mucho tiempo después. Su vida terminó trágicamente en 1954 por envenenamiento con cianuro.
Una misma computadora para diferentes acciones
Turing nació en Paddington, Londres, Inglaterra. Su familia era de clase media. Desde pequeño demostró interés por la ciencia y una capacidad por encima del promedio. Sin embargo, su desempeño escolar no era sobresaliente; sus años de formación básica se basaron en modelos tradicionales de enseñanza con los que él no encajaba.
Estudió en el King’s College en Cambridge a partir de 1931. Ahí estudió matemáticas y comenzó su interés por la lógica. Se graduó con honores en 1934.
El siguiente año tomó un curso con Max Newman sobre fundamentos matemáticos; ahí estudió los teoremas de incompletitud de Gödel y las cuestiones sobre decidibilidad de Hilbert que definieron sus estudios posteriores.
Para Turing era importante la pregunta de si existe algún principio, método o proceso que permitiera decidir si cualquier afirmación matemática era probable. Para resolverla se debía definir con precisión el método y así fue como comenzó a trabajar con algoritmos.
En 1936 publicó “Sobre números calculables, con una aplicación al Entscheidungsproblem (problema de decisión)”. Ahí describía una máquina que ahora se conoce como “máquina de Turing”. Con este dispositivo podía contestar negativamente a la pregunta de Hilbert.
Poco antes Alonso Cruch había publicado “Un problema insoluble en teoría de números elemental”, que llegaba a la misma conclusión, aunque por un método distinto. La diferencia marcada entre ambos procedimientos ayudó a Turing en el desarrollo de la lógica ordinal, con la que obtuvo su doctorado.
Antes de Turing las computadoras se creaban para resolver un problema específico. Si se quería que resolviera otro había que cambiar los circuitos.
La máquina de Turing tenía el objetivo de resolver cualquier problema siempre que se pudiera traducir a expresiones matemáticas, después reducirse a una serie de operaciones lógicas con números binarios. Finalmente, la respuesta que ofrecía era “cierto” o “falso”.
La máquina de Turing consiste en un dispositivo con una cabeza lectora y una cinta “infinita” en la que la cabeza puede leer, borrar y escribir símbolos, así como moverse a derecha o izquierda. También es capaz de cambiar de estado de acuerdo a las instrucciones que se le dan.
Durante la segunda guerra mundial Turing participó activamente en el Departamento Británico de Criptología. Gracias a Turing fue posible descifrar los mensajes enviados por la máquina alemana “Enigma”.
Los mensajes que enviaba Enigma se transmitían en frecuencias fáciles de interceptar. Sin embargo, sólo se podían descifrar si se tenía el código adecuado. Esta máquina contaba con 150 millones de millones de millones de formas distintas para configurarse.
Turing ayudó a perfeccionar una máquina conocida como “La Bomba”. Turing aportó deducciones lógicas sutiles a esta máquina. Con ella fue posible descifrar mensajes alemanes, lo que ofreció una ventaja a los aliados. Su participación en este proyecto se hizo en secreto.
Después de la guerra escribió “Máquinas computacionales e inteligencia”, una obra clave en el desarrollo de la inteligencia artificial. Ahí postula el Test de Turing. Turing partió de la pregunta de si las máquinas serían capaces de imitar.
Turing investigó si una máquina podría ofrecer respuestas que parecieran hechas por un humano. El Test de Turing consiste en que un juez humano evalúe a dos participantes: una máquina y un humano. Durante cinco minutos el juez hace preguntas que ambos deben contestar de forma escrita. La máquina debería ser capaz de convencer al juez al menos el 70% de las veces.
Su vida terminó en 1954 en Wilmslow, Inglaterra. Turing era homosexual y en esa época estaba penado en Inglaterra. Al denunciar el robo de su casa por parte de una pareja sentimental se le condenó por “grave indecencia”.
Como su participación en la guerra se hizo en secreto, no obtuvo ayuda para reducir su condena. Se le dio a elegir entre cárcel o castración química. Eligió la última.
El tratamiento hormonal al que fue sometido le produjo crisis depresivas. Al mismo tiempo perdió el trabajo por haber sido condenado por un crimen. Además, sus actividades y las de sus allegados fueron vigiladas por la policía.
El 8 de junio de 1954 se le encontró sin vida en su cama. Murió por envenenamiento, se cree que ocurrió al comer una manzana con cianuro.
Fue hasta 2013 que se le otorgó el indulto real. Entonces se reconocieron sus aportes a Gran Bretaña. Unas décadas antes, en 1974 F. W. Winterbotham publicó el libro “Ultra secret”, donde se revelaban detalles desconocidos sobre su vida.