Astrónomos confirman la explosión cósmica más grande que se conoce Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
12 mayo, 2023
Las supernovas suelen ser el evento más brillante que se reconoce en el cielo. Sin embargo, un evento que recibió el nombre de AT2021lwx supera por mucho a las que conocemos.
Las supernovas más intensas que conocemos se pueden observar durante algunos meses. Esta explosión ha durado al menos tres años. Los resultados de su observación se publicaron en la revista científica Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
Una explosión sin precedentes
Un equipo de astrónomos de la Universidad de Southampton observó a AT2021lwx. Este evento tiene un brillo diez veces mayor al de una supernova. Además es tres veces más brillante que un evento de disrupción de marea, este ocurre cuando una estrella cae dentro de un agujero negro supermasivo.
La explosión ocurrió hace 8 mil millones de años, cuando el universo tenía apenas 6 mil millones de años. Por el tiempo que tarda la luz en atravesar el universo aún es visible por los telescopios terrestres y fue observada desde una red de ellos.
Los investigadores creen que esta explosión ocurrió a partir de una gran nube de gas, posiblemente de varios miles de veces el tamaño de nuestro Sol. La explosión habría ocurrido por la perturbación de un hoyo negro super masivo.
Fragmentos de la nube fueron tragados y esto creó ondas de choque que atravesaron al agujero negro. A su alrededor habría quedado una dona de polvo. Estos eventos son muy extraños y nunca se había visto uno de dimensiones similares.
El año pasado el evento fue visto por astrónomos a partir de una ráfaga de rayos gamma que recibió el nombre de GRB 221009A. Esta explosión tuvo un brillo mayor a AT2021lwx y fue breve. Esto significa que la energía total que liberó la explosión fue mucho mayor.
La primera vez que se detectó a AT2021lwx fue en 2020. La observación se hizo desde Zwicky Transient Facility en California. Posteriormente fue reconocido por el Sistema Último de Alerta de Asteroides de Impacto-terrestre (ATLAS), ubicado en Hawaii.
Ambos instrumentos son capaces de reconocer objetos que cambian rápidamente de brillo como supernovas, cometas o asteroides. Hasta ahora no se conocía la magnitud de la explosión.
“Nos encontramos con esto por casualidad, ya que fue marcado por nuestro algoritmo de búsqueda cuando estábamos buscando un tipo de supernova”, recuerda en un comunicado el Doctor Philip Wiseman, quien es investigador en la Universidad de Southampton y aparece como primer firmante de la investigación.
“La mayoría de los eventos de supernovas y alteraciones de las mareas solo duran un par de meses antes de desaparecer. Que algo brille durante dos años más es muy inusual”, aclara Wiseman.
Para observar la explosión se recurrió a diferentes telescopios. Entre ellos está el Telescopio Neil Gehrels Swift (una colaboración entre Estados Unidos, Reino Unido e Italia), el Telescopio New Technology del Observatorio Austral Europeo (ESO) y el Gran Telescopio de Canarias en España.
La intensidad de la explosión se midió a partir del espectro de luz. Se dividió en diferentes longitudes de onda y se midió la diferencia en las características de absorción y emisión en el espectro. Esto permitió también medir la distancia del objeto.
“Una vez que se conoce la distancia al objeto y lo brillante que nos parece, se puede calcular el brillo del objeto en su origen. Una vez que realizamos los cálculos, nos dimos cuenta de que esto es extremadamente brillante”, explica el profesor Sebastian Hönig de la Universidad de Southampton, quien participó en el estudio.
Existe únicamente un tipo de objeto más brillante que AT2021lwx y son los cuásares. Estos consisten en agujeros negros supermasivos con un flujo constante de gas que cae a gran velocidad. En ellos se reconoce un parpadeo en que el brillo sube y baja pero no es el caso en esta ocasión ya que no se tienen registros de las décadas pasadas.
El equipo de investigadores continúa recolectando datos que le permitan comprender mejor lo que provocó este enorme brillo. Sus mediciones consideran diferentes longitudes de onda, incluyendo rayos X que podrían ayudar a comprender la temperatura superficial en el lugar donde ocurre el evento.
La historia de esta gran explosión no ha terminado. Miles de millones de años después de que ocurrió, aún hay un grupo de astrónomos que buscan pistas para comprenderla. Con dispositivos de observación astronómica que comenzarán a funcionar en los próximos años seguramente tendremos un panorama más amplio.