Bajo Chicxulub existe un ecosistema subterráneo Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
4 diciembre, 2020
Al norte de la península de Yucatán se encuentra uno de los cráteres mejor conservados en la historia de la Tierra. Chicxulub es el recuerdo permanente del meteorito que acabó con los dinosaurios pero su aporte a nuestra comprensión del mundo no se queda ahí. Bajo el cráter se encuentra un sistema subterráneo que ejemplifica cómo pudo comenzar la vida en nuestro planeta, los resultados se publicaron recientemente en la revista científica Astrobiology.
Una huella viva del pasado
Hace más de 3,800 millones de años la Tierra vivió un periodo de bombardeo constante de meteoritos. A diferencia de la superficie de la Luna, las condiciones de nuestro planeta han hecho que estas huellas se erosionen hasta quedar irreconocibles. Una de las teorías sobre el origen de la vida incluye a estos impactos.
La hipótesis del impacto que originó la vida parte de una idea básica. Bajo una dinámica de bombardeos la vida tendría muchos problemas para desarrollarse en la superficie. Por otro lado, los cráteres forman sistemas hidrotermales. Sería posible que bajo ellos algunos organismos encontraran condiciones para desarrollarse y formar un ecosistema alejado de los constantes impactos del exterior.
Durante el periodo Hadeano pudieron ocurrir muchos impactos que provocaran este tipo de ecosistemas. Ahí la vida habría encontrado un nicho durante las primeras etapas de nuestro planeta. El paso del tiempo ha borrado estas huellas. Sin embargo, queda un impacto que aún es visible y del cual se pueden tomar muestras: Chicxulub.
Durante dos décadas el Cráter de Chicxulub ha sido motivo de distintos estudios. En sus casi 180 kilómetros de diámetro aparece un ambiente poroso y permeable. El sistema hidrotermal se conoce desde hace tiempo, pero lo que hay ahí aún guarda algunos secretos. Para comprenderlo mejor se recurrió a 15 mil kilogramos de rocas recolectadas de un pozo de 1.3 kilómetros de profundidad.
Entre las muestras se encontraron esferas de un mineral llamado pirita. Un isótopo de azufre conocido como framboide fue una pista importante para encontrar rastros de vida: se formaron por efecto de un ecosistema microbiano formado en Chicxulub. Este ecosistema habría sido provocado por la roca derretida y sus reacciones químicas.
Entre los minerales derretidos por el impacto del meteorito había sulfato. Los microbios utilizaron esta sustancia para obtener energía y así sobrevivir. Como resultado produjeron sulfuro que se conservó en forma de pirita. La reducción de sulfato en sistemas hidrotermales no es única, también se han encontrado rastros de sistemas hidrotermales de este tipo en Yellowstone.
A principios de este año el Doctor David A. Kring, de la Asociación de Universidades Investigadoras del espacio (USRA), en el Instituto Lunar y Planetario (LPI), propuso indagar en Chicxulub. Tras explicar que el sistema hidrotermal ha permanecido ahí por cientos o miles de años, e incluso millones, sugirió al cráter como motivo de investigación. Las rocas que se recolectaron para la investigación se obtuvieron en una expedición financiada por el Programa de Descubrimiento Oceánico Internacional y el Programa de Perforación Científica Continental.
El cráter de Chicxulub es la huella directa de un meteorito que cambió por completo las condiciones de vida en el planeta. Además de terminar con el reinado de los dinosaurios, también dejó las condiciones de vida subterránea para que surgieran ecosistemas similares a los primeros que surgieron en el planeta. Los vestigios de los primeros ecosistemas subterráneos son irreconocibles, pero ahí permanece un cráter al norte de la península de Yucatán que nos ayuda a comprender la forma en que existieron.