Científicos analizan el mayor conjunto de rocas del manto terrestre que se conserva Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
10 agosto, 2024
Un bloque de 1,268 metros de roca del manto terrestre se recuperó de una “ventana tectónica”. Su origen es una sección de la Dorsal Mesoatlántica y se recolectó en 2023.
Los resultados del estudio se publicaron recientemente en la revista Science. El análisis de este material permite conocer detalles importantes de la historia geológica.
Un fragmento de la capa media de la Tierra
El manto terrestre es una capa de 2,900 kilómetros de ancho que se ubica entre la corteza y el núcleo. El estudio de los materiales de esta capa puede ayudar a comprender procesos geológicos fundamentales, por ejemplo, la forma en que el magma carga las erupciones volcánicas o cómo se forma nueva corteza en los límites de las placas tectónicas.
Debajo de los continentes, el manto comienza a una profundidad de aproximadamente 30 kilómetros. Por otro lado, bajo la superficie oceánica esta distancia es de apenas 7 kilómetros, así lo describe un artículo de Science. Esto convierte al fondo oceánico en el lugar ideal para estudiar el manto terrestre.
La muestra de rocas se obtuvo durante la Expedición 399 del buque de perforación oceánica JOIDES en la Resolución de Primavera 2023. El nombre de la expedición fue “Building Blocks of Life, Atlantis Massif”, que podría traducirse como “Bloques de construcción de la vida, Macizo de la Atlántida”.
Los intentos por obtener este tipo de material se remontan a la década de 1960. La recolección estuvo a cargo del Programa Internacional de Descubrimiento del Océano. Se trata de un consorcio internacional de investigación marina, en él participan más de 20 países que extraen muestras de sedimentos y roca del fondo oceánico.
La expedición exploró el Macizo de la Atlántida, una montaña submarina con una altura de 4,000 metros sobre el suelo del Océano Atlántico. El pico se formó por el movimiento de las placas tectónicas a lo largo de la Dorsal Mesoatlántica. Esto giró y rompió una parte de la superficie. Así, las rocas del manto lograron elevarse cerca del fondo marino.
El equipo que participó en la expedición se dedicó a compilar e inventariar las rocas recuperadas. Esto permitió comprender su composición, estructura y contexto.
“Cuando recuperamos las rocas el año pasado, fue un logro importante en la historia de las ciencias de la Tierra, pero, más que eso, su valor está en lo que los núcleos de las rocas del manto podrían decirnos sobre la composición y evolución de nuestro planeta”, explica en un comunicado el profesor Johan Lissenberg quien dirigió la investigación.
El investigador de la Universidad de Cardiff explica que para el estudio se comenzó documentando la minerología de las rocas recuperadas. Al mismo tiempo se analizó su composición química.
“Nuestros resultados difieren de lo que esperábamos. Hay mucho menos piroxeno mineral en las rocas, y las rocas tienen concentraciones muy altas de magnesio, lo que resulta de cantidades mucho más altas de fusión de lo que habríamos predicho”, agrega Lissenberg.
Uno de los temas en los que puede ayudar este tipo de investigaciones es la comprensión sobre cómo se forma el magma y cómo éste conduce al vulcanismo. Lissenberg menciona que además encontraron canales que transportan el magma desde su lugar de formación hasta la superficie terrestre. Esto permite estudiar la conexión entre la fuente del magma y los volcanes.
Los olivinos son abundantes en rocas formadas con material del manto. Estos minerales pertenecen a los nesosilicatos. En el estudio se describen resultados preliminares sobre la forma en que reaccionan con el agua de mar.
Entre las reacciones, algunas producen hidrógeno y otras moléculas básicas para la vida. Los investigadores creen que este proceso pudo ser uno de los impulsores de la formación de vida en el planeta.
La Doctora Susan Q Lang, quien es geóloga y geofísica en la Institución Oceanográfica Woods Hole, participó en la expedición como jefa científica. Ella explica que las rocas de la Tierra joven debieron ser similares a las que recuperaron en la expedición.
“El análisis de estos datos nos da una visión crítica de los entornos químicos y físicos que habrían estado presentes en la historia de la Tierra, y que podría haber proporcionado una fuente de combustible consistente y condiciones favorables en períodos geológicamente largos para haber albergado las primeras formas de vida”, menciona Lang.
Una de las promesas de los investigadores es que los datos obtenidos serán accesibles por completo. Así lo menciona el Doctor Andrew McCaig de la Escuela de la Tierra y el Medio Ambiente de la Universidad de Leeds, quien fue el principal impulsor de la expedición 399.