¿Cómo resolver crímenes ambientales con técnicas forenses? Un ejemplo con elefantes Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
17 febrero, 2022
Lo que parecía un cargamento legal de madera africana se convirtió en un experimento de rastreo criminal por tráfico de marfil. En la terminal de carga de Phnom Penh, en Camboya, se encontró marfil y otros restos de elefante escondidos dentro de troncos. Las piezas traficadas estaban cubiertas con parafina dentro de huecos en la madera. Esto sucedió hace cinco años y fue el detonante de una investigación para rastrear redes de tráfico y cacería ilegal de elefantes.
Un seguimiento policial para un crimen ambiental
Al año se transporta ilegalmente un promedio de 500 toneladas de marfil africano con destino a China y el sureste asiático. El artículo titulado "Genotipos de elefante revelan el tamaño y la conectividad del tráfico transnacional de marfil" se publicó recientemente en la revista científica Nature human behaviour. En él se narra el seguimiento de los restos de elefantes encontrados en Camboya junto con otras incautaciones que ocurrieron entre 2002 y 2019.
Para el estudio, se analizaron 4,320 colmillos provenientes de individuos de la sabana (Loxodonta africana) y del bosque (Loxodonta cyclotis) africanos. Los restos provenían de 49 incautaciones. En total se contó con 111 toneladas de material. Entre los colmillos que se analizaron aparecieron miembros de las mismas familias aunque pertenecían a cargamentos diferentes. Con esta información fue posible hacer un trazo para seguir la pista de los contrabandistas.
La sugerencia de investigar a partir de huellas genéticas provino del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. Los investigadores usaron por primera vez herramientas que suelen usarse en la resolución de crímenes humanos en un caso de tráfico animal. El resultado fue un mapeo sobre el camino que siguieron los elefantes.
Se decidió abordar un periodo largo para la investigación en busca de patrones. “Es un gran desafío conectar los puntos cuando se investiga como una sola vez”, explica John Brown III, un agente especial del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, quien participó en la investigación. Al reconocer los movimientos de los traficantes, es posible prevenir futuros ataques.
Seguir el rastro del marfil que se trafica ilegalmente es una tarea difícil. Desde África parten anualmente 11 mil millones de toneladas de carga en barcos. Inspeccionar correctamente todo para encontrar marfil no es factible. Sin embargo, sí se pueden identificar rutas y patrones como lugares de origen de los individuos capturados y los puertos desde donde zarparon los barcos en que se han realizado incautaciones.
El Doctor Sam Wasser, quien es biólogo conservacionista, fue quien dirigió la investigación. Previamente, él ya había desarrollado técnicas para analizar el ADN a partir del marfil. Con esto fue posible encontrar relaciones familiares entre los elefantes. No todos los colmillos fueron analizados. “Podría haber 2,000 colmillos, y únicamente tenemos muestras de 200 por incautación”, explica Wasser al hablar de las limitaciones en la investigación.
Dentro de los colmillos analizados se encontraron distintos tipos de parientes cercanos: padres, descendientes y medios hermanos. Los patrones que se encontraron muestran que los traficantes han trabajado en los mismos lugares durante las últimas décadas. Los cazadores furtivos comienzan en Tanzania, de ahí se acercan a Kenia, posteriormente a Uganda donde el marfil se empaqueta para viajar en contenedores en autopista o tren hasta el puerto de Mombasa en Kenia. Desde 2015 República Democrática del Congo se ha confirmado como un nuevo punto importante en la ruta del tráfico de marfil.
La investigación ya está dando resultados. En noviembre pasado dos contrabandistas de origen congolés fueron arrestados. Su condena asciende a 20 años de prisión. El análisis genético ayudará al seguimiento de crímenes ambientales de otras especies. “Lo que hemos aprendido de los elefantes ha sido pionero en un nuevo campo de investigación”, explica el Doctor Wasser. Otras especies como los pangolines, los mamíferos que más padecen el tráfico ilegal, podrán verse beneficiadas en el futuro.