El cambio climático hace migrar a los peces de Norteamérica Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
28 mayo, 2019
Por: Luis Moctezuma
El cambio de temperatura en los últimos años está provocando que los seres acuáticos migren. Esto es lo que expone una investigación publicada por la revista Plos One. Para describir lo que la temperatura está haciendo con las poblaciones de peces, crustáceos, moluscos y otros habitantes del mar, se realizó un modelo previendo los cambios en la temperatura del mar para finales de este siglo.
Los datos que se tomaron comienzan en la década de 1960 y se proyectan hasta finales de nuestro siglo. Los escenarios que propusieron los investigadores, dirigidos por James W. Morley, son dos: el primero considera un panorama amable en que la temperatura se eleva únicamente 2 grados o menos; en el peor de los casos imaginables la temperatura sube 4 grados. En ambos casos 446 especies se mudan de las regiones donde históricamente han vivido.
¿A dónde migrar?
Ante los cambios en la temperatura los lugares para huir son dos; para algunas especies la mejor opción es viajar más al norte para encontrar aguas más frías. Esta investigación se hizo con datos de México, Estados Unidos y Canadá, si se reprodujera en el hemisferio sur seguramente la tendencia sería viajar hacia el polo más cercano.
La otra tendencia que se ha notado es que algunas especies están adentrándose en aguas más profundas. Esto pasa principalmente con quienes habitan cerca del trópico, el viaje hacia el norte es algo que cambiaría drásticamente su hábitat y han optado por sumergirse. El desplazamiento ha sido distinto para todas las especies estudiadas.
Para algunas especies el cambio será de algunas decenas de kilómetros, pero en los casos más drásticos llegará a casi 1,500 km. En regiones como el noreste de Estados Unidos la temperatura marina se incrementa de 2 a veces más rápido que el promedio mundial, lo que hace que las especies que habitan esas aguas muestren un desplazamiento mayor.
El viaje no se hace solo
Como todo cambio en un ecosistema no se puede esperar que una especie se mueva independientemente. Rebecca L. Selden, quien colabora en la investigación publicada por Plos One ya había investigado previamente las interacciones entre depredadores y presas marinas a partir de los cambios de temperatura. Los resultados mostraban un reacomodo en las poblaciones.
Todos se adaptan de una forma distinta. El agua caliente es atractiva para algunos depredadores como las merlusas, aunque uno de los más populares de la región norte de América está cambiando su espacio para buscar el frío. El bacalao es un caso de desplazamiento drástico en las aguas del norte de nuestro continente.
El bacalao migra con celeridad al norte. Al ser una especie con preferencia por las bajas temperaturas está dejando zonas en las que era típico. Esto parecería una oportunidad para sus presas habituales, pero otros depredadores ya están tomando su lugar. El estudio de la Doctora Selden se centró en 4 especies depredadoras. Sin embargo, ilustra el panorama marino de Norteamérica.
¿Cómo afecta a esto al ser humano?
Si las especies marinas dejan de vivir en los lugares habituales tendremos que cambiar nuestros hábitos de pesca; si una especie comestible para el ser humano comienza a vivir en aguas más profundas la forma en que se atrapa tendrá que adaptarse. Además, en los casos en que el movimiento es hacia otras latitudes los pescadores típicos de estas especies podrían quedar fuera de acción porque ya no pertenecería a su territorio.
El caso del bacalao es significativo. Este pez es una presa típica del ser humano. Forma parte de muchos platillos tradicionales en América del norte y si deja de habitar en las aguas en las que estamos habituados a pescarlo, habrá un déficit en su consumo. Independientemente de si la cena de navidad incluye bacalao o no, la distribución de habitantes de nuestros océanos está cambiando y hay que hacer lo posible para que el impacto no sea tan drástico.