¿El deterioro ambiental influye en la propagación de virus? Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
9 abril, 2020
La actual contingencia sanitaria por Covid-19 es un ejemplo del intercambio de virus entre animales y seres humanos; inicialmente se hablaba de murciélagos, pero las investigaciones posteriores apuntan a pangolines. Este fenómeno no es nuevo; sin embargo, la forma en que interactuamos con otras especies propicia lo que se conoce como desbordamiento de padecimientos zoonóticos, que son aquellos que se intercambian entre animales y seres humanos. Un estudio recientemente publicado por la revista científica Proceedings of the Royal Society B explica las formas en que esto ocurre.
Contacto con otras especies e intercambio de virus
Para el estudio se tomaron datos de 142 virus conocidos que se han transmitido entre animales y humanos. Esta información se combinó con la Lista Roja de Especies Amenazadas. Uno de los criterios para el análisis fue la abundancia y riesgos de extinción de las especies con las especies sobre las que se tiene antecedentes de intercambio de virus. Los investigadores encuentran 3 situaciones en las que se intercambian virus con animales:
- Animales domesticados. La interacción común con otras especies propicia que haya un amplio flujo de virus. Quizá la primera imagen que nos venga a la mente en esta categoría sean con las mascotas, pero también incluye el ganado. Aquí es donde los investigadores encontraron el mayor número de virus intercambiados.
- Animales que se adaptaron al entornos transformados por el ser humano. Nuestra especie transforma los espacios que habita y esto cambia las condiciones de vida para todos los antiguos habitantes. Algunas especies silvestres se adaptan a las nuevas condiciones para sobrevivir. Aquí aparecen diferentes especies de roedores, murciélagos y primates que viven en las cercanías de granjas de cultivo o zonas habitadas. Este grupo también tiene una amplia historia de intercambio viral con nuestra especie.
- Especies amenazadas y en peligro de extinción. Aquí apareció un detalle significativo para los investigadores. Las especies afectadas por fenómenos como cacería, tráfico animal o deterioro ambiental presentaban el doble de virus zoonóticos que otras. Cuando una especie animal corre peligro y éste es detectado por humanos se mantiene una relación más estrecha (ya sea porque se le persigue o porque se toman medidas para protegerla), lo que propicia que el intercambio de virus aumente. Como ejemplo de esto están los murciélagos, relacionados con virus como el SARS o el ébola.
“Debemos poner atención en cómo interactuamos con la vida silvestre y las actividades que hacemos junto con ella”, afirmó Christine K. Johnson, del EpiCentro para Dinámicas de Enfermedades, en el Instituto One Health de la Universidad de California, quien dirigió la investigación. “Obviamente no queremos pandemias de esta escala. Necesitamos encontrar formas de coexistir de forma segura con la vida silvestre para que disminuyan los virus que nos comparten”, agregó.
La interacción entre seres humanos y otras especies siempre ha existido pero el cambio en la forma en que se da aumenta el riesgo de intercambiar virus. Especies como las que se han domesticado a lo largo de la historia nos han compartido gran variedad de virus a los que nuestro cuerpo ya está acostumbrado; sin embargo, el rápido deterioro ambiental nos pone en contacto con otras que se habían mantenido lejos por mucho tiempo. Como Christine K. Johnson afirma, habrá que redefinir nuestra interacción con otras especies para evitar más pandemias como la que vivimos actualmente.