El Sahara no siempre fue un desierto Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
28 mayo, 2019
Por: Alejandra Almed
Hace varias semanas hablábamos de que nevó en la llamada “puerta de entrada al Sahara”. Algo sumamente raro considerado que es uno de los lugares más calientes del mundo. No obstante, el Sahara no siempre fue un desierto, pues para sorpresa de muchos, este lugar antes era un lugar cálido, más parecido a las sabanas que caracterizan al continente africano.
El planeta ha experimentado cambios a lo largo de toda sus 4,600 millones de años, esto se debe a los ciclos normales del planeta. Factores como el movimiento de las placas tectónicas, la energía del Sol o el cambio de órbita terrestre, son causantes de los cambios que ha experimentado el clima. Sin embargo, en los últimos miles de años, un íltimo factor se ha sumado a la lista, y para muchos investigadores y científicos ha acelerado estos cambios y posiblemente los ha potencializado: el ser humano.
Un ejemplo de este controversia es el desierto del Sahara. Hace poco más de 5,000 años, esta zona estaba llena de vegetación y grandes lagos; sin embargo, la humedad del norte de África se cortó repentinamente, lo que dio como resultado un gran desierto árido y seco. Este repentino cambio ha sido motivo de investigación para científicos y efecto de varias teorías.
La principal teoría, que los científicos le atribuyen al cambio abrupto del desierto del Sahara, de húmedo a árido, es el cambio de órbita terrestre. Este cambio en la forma en que la Tierra rodeó el Sol afectó la cantidad de luz solar que recibió la región de África, lo cual privó a los trópicos del calor solar y provocó una disminución en las precipitaciones de verano
No obstante, el paisaje no se transformó lenta y uniformemente como se esperaría si las variaciones en la órbita fueran el único factor influyente. Por lo que el Dr. David Wright, de la Universidad Nacional de Seúl, recientemente desafió éstas conclusiones y presentó una nueva hipótesis.
La nueva investigación de Wright sugiere que en realidad fue el ser humano el que desempeñó un papel crucial en el cambio de esta zona. El Dr. Justifica su teoría mencionando que existen teorías establecidas y aceptadas en el este de Asia que afirman que desde hace mucho tiempo las poblaciones neolíticas cambiaron el paisaje tan drásticamente que los vientos monzones dejaron de penetrar tierra adentro. Así mismo, señala evidencia que gran parte del cambio climático y ecológico se deben principalmente a los humanos, tanto en Europa, América y Nueva Zelanda. Por lo tanto, él afirma que algo similar debió haber pasado al norte de África.
Los hallazgos de su investigación confirmaron que hace aproximadamente 8,000 años las regiones que rodean el río Nilo comenzaron a ser habitadas por comunidades ganaderas, las cuales se fueron extendiendo hacia el oeste. La creciente actividad agrícola y ganadera tuvo un fuerte impacto en la ecología de la región. A medida que se iba eliminando más vegetación, la cantidad de luz solar que se refleja en la superficie aumentó y, a su vez, influyó en las condiciones atmosféricas, lo suficiente como para experimentar una reducción de lluvias monzónicas.
Para explicar este fenómeno pensemos un momento en la ropa que uno normalmente usa en época de calor; los colores brillantes reflejan más la luz del sol, por lo que es más cómodo usar una camisa blanca que una camisa negra en días soleados. La superficie terrestre funciona igual: la arena y el color marrón (color león) de la superficie reflejan más la luz solar que la hierba viridiscente y la maleza.
"A medida que la luz del sol se refleja, la energía asociada con la luz vuelve a la atmósfera, lo que la calienta. En los trópicos, una atmósfera caliente tiende a tener menos nubes que una atmósfera más fría ", dijo Wright. “Menos nubes significa menos lluvia . Eso es lo que sucedió en el Sahara”.
Es posible que el sobrepastoreo llevara a la sequia, la sequia a la reducción de la vegetación, lo que llevó a un circulo viciosos que empeoró la sequia y finalmente produjo un desierto seco, cálido y arenoso casi del tamaño de China.
Todavía hay mucho por investigar y se necesitan más datos que confirmen dichas conclusiones. No obstante, hoy es un hecho que la pérdida de vegetación continua afectando el clima y que los humanos están siendo partícipes de esto. La deforestación en la Amazonía, otro claro ejemplo, ha alimentado la sequia de dicha la región, lo que ha hecho una disminución de la flora. La selva Amazónica atrapa grandes cantidades de calor provenientes del CO2, y libera oxigeno al planeta, no por nada es llamado el Pulmón del planeta. Esto significa que su disminución puede estar acelerando el calentamiento global.
¿Tú qué opinas? ¿El humano será el causante del próximo cambio climático que experimentará la Tierra?