Encuentran por primera vez rastros de azúcares en meteoritos Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
21 noviembre, 2019
La historia de la vida en nuestro planeta es un rompecabezas sobre el que las piezas van apareciendo lentamente. Ha existido un largo proceso para que aparecieran organismos complejos como los que vemos ahora, incluidos nosotros mismos. Un artículo publicado recientemente en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS), describe el primer rastro de azúcares en meteoritos.
Azúcares: una de las claves para la vida
Muchos de los componentes básicos para la vida han sido encontrados en restos de meteoritos. Uno de los que parecían ausentes eran los azúcares. Un equipo de investigadores japoneses y estadounidenses se dedicaron a la búsqueda de estas estructuras químicas.
Para el análisis se utilizaron muestras de dos meteoritos. Uno de ellos fue el que se conoce como NWA 801, de tipo CR2. El otro fue el llamado Murchinson, de tipo CM2. Estos dos meteoritos son ricos en carbón. En ambos se encontró Ribosa.
La Ribosa es un azúcar esencial para la vida. Gracias a ella es posible la existencia de bloques de ARN (Ácido Ribonucleico). Esta sustancia que a muchos nos recuerda las clases de biología en educación básica almacena información y cataliza reacciones que fueron importantes para la vida primitiva en la Tierra.
El ARN sigue presente en la vida de nuestro planeta. En muchos de los organismos actuales sirve como mensajero, copia instrucciones genéticas del ADN (Ácido Desoxirribonucleico) y las lleva a los ribosomas para construir proteínas específicas. En el pasado de nuestro planeta su papel debió ser mucho más importante para que aparecieran los primeros organismos vivos.
Otros elementos indispensables para la vida ya se reconocían desde tiempo atrás en meteoritos. Sin embargo, la presencia de azúcares no quedaba clara antes de la investigación dirigida por Yoshihiro Furukawa. “Otros bloques importantes para la construcción de la vida se han encontrado en meteoritos anteriormente, incluyendo aminoácidos (componentes de proteínas) y nucleobases (componentes del ADN y del ARN), pero los azúcares habían sido un apieza perdida entre los bloques importantes para la vida”, comentó el investigador.
El proceso evolutivo de la vida conserva todavía muchas interrogantes. Actualmente el ADN establece las estructuras de los organismos vivos. En él se encuentran las instrucciones para los seres vivos que conocemos. Pero las cosas no siempre fueron así de complicadas.
Aunque actualmente el ARN funciona como un apoyo para el ADN en el pasado debió tener un rol más importante. En un mundo con estructuras químicas más simples, el ARN tendría ventajas sobre funciones que ahora tiene el ADN. Por ejemplo, es capaz de copiarse sin ayuda de otras moléculas. Al mismo tiempo tiene la capacidad de acelerar reacciones químicas, funcionando como catalizador.
Muchos de los elementos básicos para la vida llegaron a la Tierra desde los asteroides. Ahora que se ha confirmado la presencia de azúcares como la Ribosa, se puede deducir que en el pasado de nuestro planeta jugaron un papel fundamental en el desarrollo de los seres vivos primitivos. El ARN habría jugado un papel de gran importancia en aquella época en que la vida daba sus primeros pasos.
Hasta ahora se tiene evidencia de Ribosa presente en meteoritos. No pasa lo mismo con el azúcar propia del ADN. “El azúcar en el ADN (2-desoxirribosa) no se ha detectado en ninguno de los meteoritos analizados en este estudio”, confirmó Daniel P. Glavin, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, coautor del estudio. Este es uno de los motivos para pensar que la ribosa presente en el ARN fue indispensable para el desarrollo de la vida en el planeta.
Los asteroides, de donde proviene una gran parte de los meteoritos que conocemos, guardan información sobre el pasado de nuestro sistema solar. Al estudiarlos conocemos una parte del pasado y cada vez tenemos más información sobre ellos. Para 2020 se tiene programado el regreso de la sonda espacial Hayabusa 2 que traerá consigo muestras del asteroide Ryugu. Sobre ellas se realizarán nuevos análisis que nos ayudarán a encontrar otras piezas faltantes en el rompecabezas de la historia del sistema solar.