Jakapil kaniukura es el primer dinosaurio bípedo acorazado de Sudamérica Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
16 agosto, 2022
Los tireóforos son un grupo de dinosaurios acorazados que se conocen muy bien en Norte América y Europa. Entre sus características más fáciles de reconocer están sus hileras de huesos sobre la piel que protegían al cuello, lomo y cola.
No obstante, un fósil descubierto en la última década muestra que este tipo de dinosaurios abarcó un área mucho más grande. Jakapil kaniukura vivió en el Cretácico y a diferencia de otros tireóforos famosos, como los estegosaurios o los anquilosaurios, caminaba en dos patas.
Un pequeño acorazado sureño
Los restos de Jakapil kaniukura fueron hallados en 2014 en la localidad de Cerro Policía, en la provincia de Río Negro, parte de la Patagonia Argentina. Su nombre proviene del lenguaje mapuche-puelche, como un homenaje a los pueblos que habitan el norte de la Patagonia. El análisis de los restos de este dinosaurio se publicó recientemente en la revista Scientific Reports.
Jakapil kaniukura habitó el antiguo desierto de Kokorkom, donde ahora se ubica la Patagonia. La edad de los restos indica que los individuos estudiados vivieron hace casi cien mil millones de años, durante el Cretácico Tardío. La evidencia muestra que los primeros dinosaurios tireóforos aparecieron en el hemisferio norte, entre el Jurásico bajo y medio.
Jakapil kaniukura era un pequeño herbívoro que caminaba en dos patas, sus brazos eran cortos. Alcanzaba un metro y medio de longitud y su peso se estima entre 4 y 7 kilogramos.
“Esta nueva especie representa un linaje de dinosaurios tireóforos previamente desconocido en Sudamérica. Los tireóforos se originaron hace unos 200 millones de años y evolucionaron rápidamente en varias especies distribuidas por todo el mundo. Sin embargo, de estos primeros tireóforos, el linaje representado por 'Jakapil' fue el único que perduró hasta al menos unos 100 millones de años atrás”, explica Facundo J. Riguetti. Él es becario doctoral por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) en el Centro de Estudios Biomédicos, Ambientales y Diagnóstico (Cebbad) de la Universidad Maimónides y en la Fundación de Historia Natural Félix de Azara.
Los restos que sirvieron como base para el estudio fueron recolectados entre 2014 y 2020. “Como es característico de los desiertos, no muchos animales tenían las condiciones necesarias para habitarlo, por lo que en ese lugar se suelen hallar muchos fósiles de pocas especies”, describe Sebastián Apesteguía, quien es investigador del Conicet en la Fundación de Historia Natural Félix de Azara y participó en el estudio. Fue él quien en 2012 se encontró con dos huesos pequeños con muchas arrugas que parecían parte de un cráneo. “Sin embargo, al estudiarlos, no pude hallar explicación, y encima estaban sueltos”, recuerda.
Muchas de las características de este dinosaurio son distintas a lo que podría esperarse. Su cuello estaba protegido por una armadura peculiar. Los huesos de sus brazos hacen notar que eran diminutos, “algo que, en el resto de los tireóforos, cuadrúpedos en su gran mayoría, no ocurre”, señala Apesteguía. Los dientes también llamaron la atención de los investigadores.
En los herbívoros suelen tener forma de hoja y ser parecidos en ambas mandíbulas; en cambio, Jakapil kaniukura tenía dientes superiores rectos y los inferiores estaban curvados hacia atrás. “Además, los dientes tienen mucho desgaste, lo que nos dice que podían procesar el alimento más eficientemente que los otros tireóforos de su tipo”, anota Apesteguía.
“Pero la característica más llamativa de ese animal es la cresta en la parte inferior de la mandíbula, desconocida para todos los otros tireóforos, y que es la que le da nombre a la especie ("kaniukura" en mapudungún, idioma mapuche, significa cresta de piedra).
Si bien su función es desconocida por el momento, no parece estar relacionada con una mayor musculatura mandibular, lo que podría sugerir funciones más relacionadas con la exhibición”, describe Apesteguía.Las condiciones del terreno permitieron que los fósiles se conservaran adecuadamente. En otras partes del mundo no se conocen restos similares.
La Buitrera fue el espacio en que Jakapil kaniukura logró preservarse por casi cien mil millones de años. El hallazgo de este pequeño dinosaurio que habitó los desiertos del hemisferio sur nos muestra que aún queda mucho por descubrir sobre los antiguos habitantes de nuestro planeta.