Los guisantes que comenzaron el estudio de la genética Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
11 junio, 2024
El siglo XIX presentó cuestionamientos importantes a los conocimientos que se habían dado por hecho durante siglos o que simplemente nadie había considerado relevantes. La evolución y la genética son un ejemplo de esto.
Mientras que para la evolución las aves fueron una pieza clave, para la genética lo fueron los guisantes. A pesar de cuestionamientos posteriores, los experimentos que realizó Gregor Johann Mendel a mediados del siglo XIX fueron el inicio de una ciencia que ha avanzado mucho hasta nuestros días.
Un registro estadístico perfecto
Entre 1865 y 1866 el monje agustino Gregor Mendel publicó los resultados de sus experimentos con guisantes bajo el título “Experimentos de Hibridación en Plantas”. Unos años antes se publicó “El origen de las especies” de Charles Darwin.
La coincidencia temporal de estas obras ha dejado abierta la puerta a algunas controversias. Mendel menciona que sus experimentos buscaban aclarar el posible papel de la hibridación en la evolución.
Esta mención despierta algunas sospechas en la comunidad científica. Por ejemplo, hay quienes afirman que buscaba refutar los hallazgos de Darwin por ser monje; sin embargo, Mendel no dejó notas que confirmen esta hipótesis.
Lo que sí documentó fue el proceso que lo llevó a elaborar sus leyes que explican la herencia. Los experimentos con los guisantes permitieron observar cómo los caracteres pasan de una generación a otra, incluso si no eran notorios en generaciones anteriores.
Para su estudio Mendel crió al menos 28,000 plantas de guisante. Se enfocó en siete caracteres reconocibles en dos variantes de ellas: forma de la semilla y de los cotiledones, color de la flor, forma y color de la vaina, lugar de la flor en el tallo y tamaño del tallo.
Tras varias generaciones de guisantes Mendel tuvo datos suficientes para elaborar sus leyes de la herencia. Son tres y sirven como fundamento para explicar la herencia.
La primera es la ley de la uniformidad de los híbridos de la primera generación filial. Cuando dos individuos de raza pura de la misma especie se cruzan, la primera generación de descendientes será igual físicamente (en su fenotipo) y en su genotipo (sus genes).
La segunda ley es la de la segregación. Al cruzar a dos individuos de la primera generación filial se recuperan el fenotipo y el genotipo del individuo recesivo de la primera generación parental en uno de cada 4 descendientes.
La tercera ley es la de la transmisión independiente o de la independencia de los caracteres. Al formarse los gametos, los diferentes rasgos hereditarios se separan de forma independiente unos de otros. Esto lleva a que el patrón hereditario de un rasgo hereditario no afecta a los otros.
Pasaron más de tres décadas para que el trabajo de Mendel con los guisantes fuera reconocido. En 1900 tres botánicos notables retomaron los resultados de Mendel, redescubrieron su obra y consideraron relevantes sus leyes. Ellos fueron el holandés De Vries, el alemán Correns y el austriaco Tschermak.
La obra de Mendel ayudó a interpretar los resultados de sus propios experimentos. En su momento discutieron por definir quién de ellos había redescubierto el trabajo de Mendel pero el asunto importante fue que retomaron los hallazgos de este científico.
En su obra, Mendel no habla de “genes”, sino de “disposiciones”. Tampoco aparecen conceptos como “alelos”, “homocigotos” o “heterocigotos” que posteriormente se atribuyeron a sus leyes. Sin embargo, eso no evita que se le considere como fundador de la genética.
En 1936, el estadístico Ronald Fisher estudió los datos con los que trabajó Mendel. Su conclusión fue que se ajustaban perfectamente a los valores esperados, lo que sugiere que eran demasiado perfectos para ser reales.
La probabilidad de obtener unos resultados que ajustaran tan adecuadamente con el modelo propuesto por Mendel era de 0.00007. Fisher no consideró que el propio Mendel hubiera alterado los datos pero sí dejó abierta la duda sobre cómo pudo obtenerlos, quizá por intervención de sus asistentes.
Más de un siglo y medio después de los experimentos de Mendel, sus resultados siguen siendo relevantes para comprender cómo heredamos características de nuestros padres. Los avances en la genética en ese tiempo han sido considerables y ahora las preguntas que buscan resolver los genetistas van mucho más allá; por ejemplo, ¿cómo evitar que se hereden enfermedades?
Fuentes
El nacimiento de la genética: en recuerdo de Mendel
Luces y sombras de la vida y obra de Mendel
Las leyes de la herencia simple: 3 mandamientos de la genética