Muestras de Chicxulub narran cómo fue el primer día después del cataclismo que acabó con los dinosaurios Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
10 septiembre, 2019
Al norte de la Península de Yucatán se encuentra uno de los sitios históricos más importantes para nuestro planeta: el cráter de Chicxulub. En él se conserva información sobre una de las extinciones masivas que ha vivido nuestro planeta, que acabó con el 75% de las especies existentes hace 66 millones de años.
Una de las teorías más aceptadas sobre la extinción de los dinosaurios incluye la caída de un meteorito que terminó con la era Mesozoica. Un equipo de investigadores dirigidos por Sean P.S. Gulick presentó sus resultados en un artículo publicado por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS). El título es claro: “El primer día del Cenozoico”. Ahí se describen las primeras horas después del impacto.
Una reconstrucción de las primeras horas
Para su estudio, Gulick y compañía tomaron muestras del cráter de Chicxulub. La expedición 364 al cráter, que se realizó en 2016 excavó para extraer un cilindro del terreno como muestra. Se analizaron alrededor de 130 metros de superficie perforada que abarca sedimentos del primer día después del impacto. Con ellos se hizo un recorrido puntual de lo ocurrido.
El tipo de materiales que se encontraron cuenta una parte importante de la historia de la extinción. Mientras que las cantidades de carbón fueron elevadas, el azufre no apareció en las muestras. Esto nos lleva a una historia en que la temperatura pasó rápidamente de un calor intenso a un enfriamiento prolongado. El impacto por sí mismo no fue el causante de la extinción, sino que las alteraciones al clima fueron lo que volvió extremas las condiciones de vida, al grado de acabar con 3 cuartas partes de las especies vivientes.
Al momento del impacto el calor fue tal que las rocas se fundieron. Con ellas se formó un anillo montañosos en minutos. Después de 10 minutos los anillos habrían estado cubiertos por 40 metros de rocas derretidas, suavita de grano grueso y sedimentos rocosos producidos por la interacción con el océano. Transcurrida una hora aparecieron 10 metros de suavita gruesa.Los 80 metros restantes aparecerían en las horas posteriores.
Mientras esos sedimentos se iban acumulando, los alrededores sufrían cambios drásticos. Al momento del impacto el calor habría provocado incendios hasta a 1,500 kilómetros de distancia. Las rocas que se desprendieron al momento del impacto habrían llevado las llamas a lugares alejados. Pero eso no fue todo.
Como consecuencia del impacto también hubo tsunamis. Estos llegaron hasta el centro del bloque norteamericano, a 2 mil kilómetros de distancia. El reflujo de agua llevó hasta el cráter restos de vida ajena al lugar del impacto, como hongos y carbón vegetal que se depositaron sobre la arena. Hasta aquí se reconoce una catástrofe regional pero el efecto se dejó sentir en todo el globo.
La ausencia de azufre llevó a los científicos a una explicación climática. Las rocas de la región se reconocen como ricas en azufre pero en los depósitos del cráter este elemento estuvo ausente. Una de las conclusiones del estudio es que el azufre se vaporizó y bloqueó los rayos del sol.
En la historia humana se han visto procesos similares de menor escala. Los investigadores estiman que se vaporizaron 325 mil millones de toneladas métricas de azufre. Esto equivale a 10 mil veces la cantidad que expulsó el volcán Krakatoa en 1883 y provocó una baja de 2.2 grados en la temperatura del planeta durante 5 años. Esto nos lleva a pensar que los dinosaurios vivieron un periodo de enfriamiento severo al que no lograron sobrevivir.
La caída del meteorito no fue el único fenómeno que alteró el clima pero sí llegó en un momento oportuno. Antes del impacto ya había una actividad volcánica fuera de lo normal. Con el choque y sus efectos en nuestro planeta el clima quedó completamente diferente a lo que se había vivido en el Cretácico. >Entonces vino el primer día del Cenozoico, con sus mamíferos resistentes al frío listos para poblar la Tierra.