Ómicron se une a la lista de Variantes de Preocupación de la OMS Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
1 diciembre, 2021
Ómicron es la última variante peligrosa del SARS CoV-2, causante del Covid-19, que se conoce. Se identificó por primera vez en Sudáfrica, lo que no significa que haya surgido en esa nación, sino que fue la primera de la región con la capacidad para reconocerla. Se le detectó el 9 de noviembre de 2021. Ahora forma parte de una lista con 5 integrantes, las Variantes de Preocupación (VOC), que incluye a alpha, beta, gamma y delta. A esta lista pertenecen las variantes que se transmiten con mayor facilidad, son más virulentas o disminuyen la eficacia de las medidas de protección o de los tratamientos que existen contra ellas, incluídas las vacunas.
Las mutaciones y sus peligros
Ómicron presenta hasta ahora más de 50 mutaciones. Este número ya supera a las de la variante delta. Uno de los detalles alarmantes de estas mutaciones es que la mayoría se encuentran en la proteína de la espiga y el dominio de unión del receptor. Ambos intervienen para que el virus entre en nuestras células y se adhiera.
Estos cambios hacen que la nueva variante se vuelva peligrosa. Muchas de las vacunas que tenemos hasta el momento atacan a la espiga, no al virus completo, por lo que estos cambios podrían reducir su efectividad. Entre la comunidad científica existe el temor de que el virus no sea reconocido nuevamente por quienes ya han sido infectados o recibieron vacunas.
Al ser una variante nueva se sabe poco sobre los efectos que podría tener Ómicron y las dudas son muchas. Por ahora está clasificada como (VOC). Junto con este grupo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), mantiene otro de Variantes de Interés (VOI). Aquí se ubican las variantes Mu y Lambda.
El uso de letras del alfabeto griego para nombrar a las variantes se eligió para evitar estigmatizar a las regiones donde aparecieron. “Ningún país debe ser estigmatizado por detectar y reportar variantes”, publicó en su cuenta de Twitter María Van Kerhove, quien es líder técnica de Covid-19 de la OMS. Además, este sistema simplifica la forma de referirnos a ellas.
Algunas de las letras del alfabeto griego se evitaron voluntariamente para evitar confusiones. Es el caso de Nu, cuya pronunciación coincide con el sonido de “new” en inglés. El otro caso es Xi, que es un apellido común. Además de los nombres, cada variante cuenta con diferencias genéticas significativas.
Los cambios que sufre el virus en cada variante pueden limitar la capacidad de las vacunas para combatirlo. Algunas modificaciones leves serían suficientes para que sigan funcionando. Por ahora la alerta sobre Ómicron es debido a su gran diferencia con el virus original. Mientras más se propaga un virus la probabilidad de que mute es mayor, y esto es lo que ha ocurrido con el SARS CoV-2.
Las variantes del virus causante del Covid-19 son muchas. Para este momento la OMS ya dejó de monitorear a 14 de ellas porque ya no circulan a niveles que se consideren de riesgo para la salud pública. Las causas de esta decisión pueden ser dos, la primera es que ha circulado por mucho tiempo sin tener un impacto significativo en la situación epidemiológica o porque la evidencia científica muestra que no tiene propiedades de preocupación.
Una de las causas para que el virus siga propagándose y mutando es la desigualdad en las campañas de vacunación. Mientras algunas naciones ricas han acaparado las vacunas, África registra apenas un 10% del total de su población, de acuerdo con Our World y Data. En contraste, regiones como Europa, Norteamérica e incluso algunas naciones de América Latina, superan el 60% de su población en las campañas de vacunación. Para alcanzar niveles adecuados de inmunización es necesario que ese porcentaje se eleve a 80%.
Mientras las vacunas no se distribuyan de forma equitativa, las regiones menos protegidas seguirán siendo fértiles en nuevas mutaciones. “De hecho, esta no tiene por qué ser la última variante que veremos, aunque tampoco quiere decir que cada nueva variante implique ser más o menos peligrosa que las anteriores”, explica José Manuel Bautista, quien es biólogo y catedrático en la Universidad Complutense de Madrid. Aún quedan 9 letras del alfabeto griego para nombrar variantes, y quizá sean necesarias más.