¿Por qué muere tanta gente al intentar escalar el Everest? Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
28 mayo, 2019
Tras dos años de no ser pisado por nadie, este abril por fin se reabrió la temporada para escalar el pico más alto del mundo; el Monte Everest. Sin embargo, un número importante de aspirantes espera a ver cómo la situación vuelve a la normalidad antes de gastar la suma de dinero que requiere esta desafiante actividad –este año irá entre los 30,000 y los 50,000 dólares-.
Hasta el momento, cuatro muertes han sido confirmadas; un trabajador que falleció mientras arreglaba una ruta cerca de la cumbre y otros tres alpinistas que se creen murieron por alguna enfermedad relacionada con la altura. Otros dos montañistas se encuentran extraviados, y, según los expertos, es poco probable que los encuentren.
En el 2014, la temporada finalizó de forma anticipada a mediados de abril, a causa de lo que hasta el momento ha sido la tragedia más grave ocurrida en un mismo día en el Everest. Un alud a 5,900 metros de altitud barrió a los sherpas (pobladores de las regiones montañosas de Nepal) que en aquel momento negociaban el peligroso tramo de la Cascada de Hielo del Khumbu. 16 sherpas murieron ese día.. El duelo por los fallecidos, unido a las reivindicaciones sociales y laborales de la comunidad sherpa, obligó a la finalización de la temporada. Sólo la alpinista china Jing Wang burló el bloqueo y subió a la cumbre, aunque su ascenso fue controvertido después de haber sido transportada en helicóptero hasta el C2 junto a cinco sherpas y dos cocineros.
Un año después, en abril de 2015, un terremoto de magnitud 7.8 ocasionó la muerte de cerca de 8,500 personas en Nepal. Tras el poderoso sismo, una avalancha en el campamento base del Everest provocó 19 muertes y la cancelación de la temporada de ascenso, una decisión tomada por el gobierno Chino, en el lado del Tibet, y por equipos individuales en el lado de Nepal .
Pero ¿qué hace que el Everest sea un lugar tan peligroso?
Además de la naturaleza y el terreno traicionero, la altitud puede ocasionar gran daño al cuerpo humano. Con una altura de 8,848 metros, el monte Everest es la montaña más alta del mundo. Aunque eso en términos sobre el nivel del mar, en realidad la más alta es Mauna Kea, en Hawaii, que mide 10,205 metros desde su base por debajo del agua hasta su pico.
El mal de altura, puede comenzar una vez que una persona alcanza una altura de unos 2,440 metros, los síntomas incluyen náuseas, dolor de cabeza, mareos y agotamiento.
Si los montañistas se mantienen por debajo de los 3,600 metros, es poco probable que experimenten los efectos más graves del mal de altura, que, de acuerdo con el Servicio de Salud del Reino Unido (NHS), pueden ser la dificultad para caminar; un sonido burbujeante en el pecho; tos y escupir un liquido rosa y espumoso; y confusión o pérdida de conciencia.
La insuficiencia de oxígeno es la raíz de éste también llamado mal de montaña. La presión barométrica disminuye a gran altura, lo que permite que las moléculas de oxígeno se dispersen, según el Dr. Eric Weiss, profesor de medicina de emergencia en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford. En el campo base del Everest en el glaciar de Khumbu, que se encuentra a una altitud de 5,400 metros, los niveles de oxígeno están en alrededor del 50% de lo que están a nivel del mar; y esto se reduce a un tercio en la cumbre del Everest, cuando se llega a los 8,850 metros sobre el nivel del mar.
Garrett Madison, guía veterano de montaña, presidente y fundador de Montañismo Madison en Seattle, habló con National Geographic Adventure sobre los acontecimientos en el Everest y sobre la tragedia de los 16 trabajadores sherpas que quedaron sepultados tras la avalancha en 2014. Él incluso ayudó a desenterrar los cuerpos.
Garrett Madison en una exitosa expedición al Everest en el 2016.Foto. Garrett Madison de Instagram.
Sobre el alto índice de muertes en ésta temporada, Madison comenta que son muchas las razones, como los cambios de clima y tormentas inesperadas, pero sobre todo la falta de experiencia y preparación de los montañistas.
"Cuando uno sube debe estar preparado para las peores condiciones de clima, además de varios montañistas inexpertos que no suben con el suficiente equipo o con el grupo necesario de personas que los ayuden a bajar"
Además, Madison comenta que muchas veces las personas no saben cuándo parar y se exigen demasiado. En el 2012 pudo observar a cuatro alpinistas que no pudieron regresar al campamento el día que alcanzaron la cima. "Y eso es lo que estamos viendo ahora: los alpinistas pueden regresar al campamento, pero están tan cansados que en la noche se mueren de edema cerebral u otras causas"
De acuerdo a sus recomendaciones, los montañistas deben investigar lo suficiente antes de escalar el Everest, y tomar decisiones muy informadas sobre los guías o empresas que los acompañarán. Es necesario acudir con gente que esté capacitada y que los ayude a tomar decisiones que no excedan sus límites o incluso preparada para tomar decisiones por ellos.
De acuerdo a los expertos, bajar es más difícil que subir, ya que a menudo requiere una mayor coordinación y habilidades técnicas. Otros factores como el agotamiento, la deshidratación y un bajo abasto de oxígeno suplementario puede añadirse a la dificultad.
Actualmente, hay medicamentos que pueden ayudar a prevenir y tratar parcialmente la acumulación de líquido en el cerebro, pero no es eficaz en el tratamiento de la acumulación de líquido en los pulmones. El oxígeno suplementario puede ayudar, pero no siempre está disponible.
En lo que va del año, aproximadamente 400 alpinistas han llegado a la cima del Monte Everest. Entre ellos, el mexicano David Liaño González, quien junto con otros dos alpinistas británicos se convirtieron en los primeros extranjeros en llegar a la cumbre del Monte Everest por el lado nepalí, luego de los desastres ocurridos en el 2014 y 2015.
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Fuentes: LiveScience; National Geographic