¿Realmente vuelve la estrella de Belén este año? Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
19 diciembre, 2020
2020 ha sido un año tan fuera de lo común que una conjunción planetaria se está convirtiendo en el objetivo de muchos curiosos. La idea de que la conjunción entre Júpiter y Saturno, que ocurrirá este lunes, es lo que la tradición cristiana llama “la estrella de Belén” se ha difundido mucho.
Un evento astronómico fuera de lo común cerca de navidad es un buen pretexto para levantar la mirada hacia el cielo. Pero, ¿qué tanto hay de cierto en esta propuesta astronómica?
Una luz en el cielo que guía a los curiosos
Dentro de los relatos bíblicos se narra que una estrella guió a los sabios que iban en busca de Jesús. Ellos le preguntan al rey Herodes por el lugar de nacimiento del rey de los judíos, junto con esta pregunta se menciona que observaron a su estrella al salir y fueron en su búsqueda. Así se cuenta en el evangelio de Mateo. El asunto podría quedar en una tradición religiosa pero muchos han buscado relacionarlo con un evento astronómico confirmable.
El primero en proponer a Júpiter y Saturno como la estrella de Belén fue el astrónomo y matemático alemán Johannes Kepler. De acuerdo a los cálculos de Kepler, la misma conjunción planetaria habría ocurrido en el año 6 antes de la era común. Tiempo suficiente para que un grupo de sabios de oriente la observara y siguiera un largo camino hasta Belén.
Un problema que surge con esta teoría es que no se tiene una fecha precisa sobre el nacimiento de Jesús. Incluso los especialistas en el tema consideran un margen de hasta 6 años de error en el cálculo del año en que el evento ocurrió. Por el contrario, los eventos astronómicos son predecibles y se calculan con gran precisión. Kepler encontró una fecha para la conjunción de los dos gigantes gaseosos pero el nacimiento bien pudo ocurrir en otro momento.
Júpiter y Saturno no son la única opción para explicar astronómicamente a la estrella de Belén. Entre 1303 y 1305 el artista italiano Giotto la vió como un cometa y así la representó en las paredes de la Capilla Scrovegni, ubicada en Padua, Italia. Esta idea no es gratuita, apenas unos años antes, en 1301 el cometa Halley había pasado cerca de la Tierra. Este mismo cometa habría pasado en el año 12 antes de la era común, lo que le da un margen de entre 5 y 10 años para considerarlo como candidato a ser la estrella de Belén.
Uno de los detalles que funcionan en el relato bíblico y no en las predicciones astronómicas es la trayectoria de la estrella. La narración de Mateo considera que los reyes magos provenían de oriente, y la estrella los guía a Belén (al sur de Jerusalén). El giro a la izquierda es algo complicado para las estrellas pero el asunto no termina ahí.
La estrella tiene la altitud exacta para posarse sobre un edificio específico (o pesebre). El físico Aaron Adair resalta sobre este tema que “se dice que la estrella se detiene en su lugar y se cierne sobre un alojamiento en particular, actuando como un equipo de GPS antiguo”. Para este especialista, la estrella de Belén queda “fuera de lo que es físicamente posible para cualquier objeto astronómico observable”, pero es importante remarcar lo último, él se refiere a lo que se puede confirmar físicamente.
La estrella de belén es parte de la tradición religiosa desde hace varios siglos. No se discute su existencia o no, para los creyentes es un hecho consumado; sin embargo, relacionarla con un evento astronómico es algo más complicado. En esta ocasión Júpiter y Saturno se conjugarán cerca de navidad, lo que crea un espectáculo estelar imperdible. Sin embargo, confiar en que este fenómeno celeste es el mismo que llevó a los sabios de oriente hasta el nacimiento de Jesús es algo difícil de confirmar. A ello el profesor asociado del Ferrum College, en Virginia, Estados Unidos, dedicó un artículo extenso donde expone explicaciones tanto científicas como religiosas. De ahí se toman las relacionadas con la ciencia para este artículo, el artículo original se puede consultar en The Conversartion.