Sequía en Irak revela ciudad de hace 3,400 años Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
30 mayo, 2022
Para el año 1,350 antes de la era común, el imperio Mitanni era tan importante como el egipcio, el asirio o el babilonio, pero ahora se recuerda poco de él. La sequía que vive actualmente Irak provocó que a principios de año las reservas de agua en Mosul bajaran lo suficiente para dejar al descubierto una antigua ciudad de este imperio que podría ser Zakhiku.
Se organizó una expedición de emergencia para estudiar los restos de la ciudad y ahora se encuentra cubierta cuidadosamente para evitar que la subida en el nivel del agua dañe sus construcciones.
Una ciudad sumergida y sus aportes a la historia
Mitanni fue una nación que se extendió por territorio que ahora pertenece a Irak, Siria y Turquía. De ella se conserva correspondencia entre sus gobernantes, los de Asiria y Egipto. También se le reconoce el manual de entrenamiento para caballos más antiguo. Su decadencia comenzó en el siglo XIV antes de la era común. El estudio de esta ciudad sumergida permitirá conocer mejor la historia de lo que alguna vez fue una poderosa civilización de medio oriente.
El estudio de la ciudad estuvo a cargo de arqueólogos alemanes y kurdos. Alguna vez este centro urbano se ubicó a las orillas del río Tigris. La ciudad cuenta con un palacio y varios edificios de gran tamaño. Esto despierta la sospecha sobre que podría ser Zakhiku, que fue un centro importante del imperio Mitanni entre los años 1,550 y 1,350 antes de la era común.
La baja en el nivel de agua en la reserva de Mosul se debe a las sequías que ha sufrido recientemente Irak. Esta nación de medio oriente es una de las más afectadas por el cambio climático y para evitar que se perdieran cultivos se recurrió a las reservas de Mosul. De esta forma, la ciudad ubicada en el Kurdistán emergió después de varias décadas bajo el agua.
Ante la oportunidad de explorar la ciudad se organizó expedición durante enero y febrero de 2022. Los arqueólogos participantes fueron el Doctor Hasan Ahmed Qasim, quien dirige la Organización Arqueológica del Kurdistán, la Doctora Ivana Puljiz de la Universidad de Freiburg y el Doctor Peter Pfälzner de la Universidad de Tübingen. La exploración de esta ciudad fue posible gracias al apoyo del Directorado de Antigüedades y Herencia de Duhok, de la región del Kurdistán en Irak.
Los arqueólogos no tenían certeza sobre cuánto duraría la ciudad en la superficie, así que exploraron a marchas forzadas. Rápidamente mapearon la ciudad. De una expedición hecha en 2018, cuando el nivel del agua también permitió recorrerla, ya se conocía un palacio. En esta ocasión aparecieron otros edificios altos, una fortificación con torres y murallas, un almacén de varios pisos y un complejo industrial.
“El enorme edificio de almacenamiento es de particular importancia porque se deben haber almacenado enormes cantidades de mercancías, probablemente traídas de toda la región”, explica la Dra. Puljiz. El Dr. Qasim agrega que “los resultados de la excavación muestran que el sitio fue un centro importante en el Imperio Mittani”.
Algo sorprendente sobre esta ciudad es que se mantuvo en buenas condiciones a pesar de haber permanecido sumergida. Los muros de los edificios fueron construidos con ladrillos de barro secado al sol que llevan sumergidos más de 4 décadas. Algo que ayudó a que gran parte de la ciudad se conservara fue un terremoto alrededor del año 1,350 antes de la era común. Este evento derrumbó algunos muros que cubrieron a otras construcciones permitiendo que se conservaran.
Entre los hallazgos importantes de la expedición se encuentran cinco recipientes de cerámica. Dentro de ellos se encontraron 100 tablillas de arcilla con escritura cuneiforme. Se estima que pertenecen al Periodo Medio Asirio y pueden aportar información importante sobre el periodo Mitanni antes del gobierno Asirio en la región. “Es casi un milagro que las tabletas cuneiformes hechas de arcilla sin cocer sobrevivieran tantas décadas bajo el agua”, comenta el Dr. Pfälzner.
Antes que la ciudad volviera a sumergirse, los arqueólogos la cubrieron para evitar que se deteriorara. Se cubrió con láminas de plástico ajustadas y se rellenó con grava. La protección estuvo a cargo de la Fundación Gerda Henkel y se espera que sea suficiente para soportar el tiempo que siga bajo el agua hasta la próxima oportunidad de expedición.