Una tortuga de hace 205 millones de años fue descubierta en Argentina Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
19 agosto, 2020
"Waluchelys cavitesta" vivió durante el periodo Triásico y más de 200 millones de años después un grupo de paleontólogos argentinos analizó sus restos. Mientras los dinosaurios comenzaban a dominar la Tierra había otros seres vivos abriéndose paso en el planeta. No se trata de un hallazgo aislado, junto con esta especie se encontraron restos de fauna de la misma época que permitirán conocer mejor las formas de vida que habitaron nuestro planeta en el pasado.
Un pequeño compañero de los dinosaurios
Su caparazón medía entre 40 y 50 centímetros de diámetro, su altura era de 30 centímetros y alcanzaba los 60 centímetros de largo. Como referencia, las tortugas caguama o boba miden entre 70 y 95 centímetros de largo, así que se pueden imaginar ligeramente más pequeñas a ellas. De acuerdo a sus descubridores el hallazgo es un aporte clave para el conocimiento evolutivo de la fauna triásica.
Los restos se encontraron en la Provincia de San Juan, Argentina, a 1,060 kilómetros al oeste de Buenos Aires. Forma parte de un yacimiento en donde se encontraron 20 especies desconocidas hasta ahora. Al menos hay 4 especímenes con caparazones bastante completos, de acuerdo a Ricardo Martínez, jefe del área de Paleontología del Instituto y Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ).
Las muestras tomadas del yacimiento se recolectaron entre 2015 y 2018. Tras algunos años de estudio fueron validados por la comunidad científica como parte de una nueva especie. Esta especie representa un momento importante en la evolución de las tortugas, cuando aún no se subdividían en grupos con características específicas.
Las tortugas se dividen en cryptodiras y pleurodiras. Las primeras habitan en el agua salada y la tierra, se reconocen por retrotraer su cabeza hacia atrás. Las segundas habitan en agua dulce y meten su cabeza dentro del caparazón de manera lateral. Ninguna de estas dos habilidades adaptativas aparece en "Waluchelys cavitesta".
“La hallada en San Juan no metía ni las patas ni la cabeza dentro del caparazón, pero sí lo tenían, y ese es el misterio, cómo lo desarrollaron y por qué”, comenta Martinez. La forma en que usaban su caparazón ya es una característica que hace especial a esta especie del Triásico pero no es la única.
Para la paleontóloga Cecilia Apaldetti las placas en su caparazón son el punto que más resalta. “Las tortugas que conocemos hoy tienen un caparazón en la parte dorsal y una especie de caparazón en su parte ventral. Estos caparazones están constituidos por placas”, explica. “Las placas de la periferia del caparazón (de la tortuga hallada) tienen cavidades que no sabemos todavía qué función tenían. Es lo más llamativo y lo que diferencia a esta tortuga del resto de las que conocemos”, añadió.
"Waluchelys cavitesta" confirma que aunque las tortugas han cambiado poco a lo largo de la historia tuvieron un punto en común durante el triásico. Su descubrimiento agrega una pieza a ese momento de la historia evolutiva en que los grandes grupos de vertebrados que conocemos empezaban a tomar forma.
"Waluchelys" tiene un significado por dos fragmentos de origen muy distinto. Por una parte, “Walu” proviene del diaguita, o cacán, el idioma de los pueblos indígenas que habitaban el norte de Argentina antes de la llegada de los españoles, y significa “tortuga”. “Chelys” es de origen griego y también significa “tortuga”. La otra palabra “cavitesta” proviene del latín y se refiere a los “huecos en el caparazón”. Con este nombre recordaremos a partir de ahora a este ancestro de las tortugas actuales que habitó el planeta hace 205 millones de años.