Hubble confirma la causa de la disminución en el brillo de Betelgeuse Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
13 agosto, 2020
En portada: impresión artística crédito de ESO, ESA/Hubble, M. Kornmesser
Hace unos meses se especulaba sobre el destino de una de las estrellas más brillantes del firmamento: Betelgeuse. A partir de octubre de 2019 se registró una reducción importante en el brillo de esta estrella que forma uno de los hombros en la constelación de Orión. Entre las distintas explicaciones que se daban estaba su posible explosión para convertirse en supernova. Para febrero de 2020 el brillo comenzó a recuperarse. Ahora el telescopio espacial Hubble confirma una de las causas que se manejaron como posibles: la obstrucción de una nube de polvo.
Tapar a una supergigante roja con polvo
Si Betelgeuse se colocara al centro de nuestro sistema solar alcanzaría a Júpiter, uno de los planetas exteriores. Un proceso complejo de cambios evolutivos en la fusión de su núcleo son la causa de este hinchamiento. Por mucho tiempo fue la novena estrella más brillante del cielo y de un momento a otro su brillo disminuyó de forma que incluso se notaba a simple vista.
El cambio repentino creó confusión entre la comunidad astronómica. Se crearon distintas hipótesis y ahora las observaciones del telescopio espacial Hubble ayudan a reconocer las causas de este fenómeno inesperado. Un equipo de investigadores alemanes y estadounidenses analizó los datos de este dispositivo de observación astronómica y reconoció un fenómeno provocado por la estrella.
Todo comenzó con una gran cantidad de plasma supercaliente que Betelgeuse expulsó al espacio. Cuando este material se alejó encontró un entorno más frío. Con este cambio se convirtió en polvo. Este proceso obstruyó el paso de la luz sobre casi un cuarto de la superficie de la supergigante roja y fue visible en la Tierra entre octubre de 2019 y abril de 2020. Medio año después la estrella ya había recuperado su brillo para los observadores terrestres.
Las observaciones espectroscópicas de luz ultravioleta del Hubble fueron una pieza clave para seguir este proceso en Betelgeuse. Lo primero que se observó fue material denso y caliente en la atmósfera de la supergigante roja, esto comenzó en septiembre de 2019 y se mantuvo los meses siguientes. Para diciembre de 2019 la disminución en el brillo en su hemisferio sur era notoria y los observadores terrestres voltearon para ver qué ocurría en la estrella que forma parte de la constelación de Orión.
El hallazgo no fue accidental. El equipo conformado por Andrea Dupree del Centro de Astrofísica de Harvard y el Smithsoniano, Klaus Strassmeier del Instituto Leibniz de Astrofísica Potsdam y Bethany Downer de la Oficina de Información pública de la ESA para el Hubble, tenían 3 años estudiando las variaciones en la atmósfera de Betelgeuse desde el telescopio espacial. La sensibilidad a la luz ultravioleta del Hubble permitió a los investigadores notar procesos turbulentos de convección de células burbujeantes en la superficie que no eran perceptibles mediante el espectro visible.
El próximo periodo de observación de este equipo de investigadores será entre agosto y septiembre. Por el momento la estrella aparece muy cerca del Sol en el campo visual del Hubble y no existen las condiciones adecuadas para estudiarla. El final de esta supergigante roja será como una supernova. La disminución en el brillo generó la expectativa de estar cerca de ese momento pero al menos en esta ocasión no será. La estrella se encuentra a 725 años luz de distancia y la luz que vemos ahora se emitió en el siglo XIV de la era común. Aún si estallara en este momento pasarían varios siglos antes de que los observadores terrícolas se enteraran.
Fuente: Hubble Space Telescope